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El presidente estadounidense, Joe Biden, planea aprobar que la sanidad pública del país cubra el coste de varios medicamentos para la pérdida de peso como Ozempic. Millones de americanos sufren obesidad y la mayoría no tienen recursos para financiarse estos medicamentos, puesto que es una enfermedad ligada a los estratos socioeconómicos bajos. Con estos fármacos, el paciente deja de tener apetito y se estimula la secreción de insulina, provocando una importante pérdida de peso en pocos meses. 

El Gobierno de EEUU ha presentado un plan con el que pretende gastar 35.000 millones de dólares a lo largo de la próxima década en la medida, que podría salir adelante antes de que Donald Trump sea investido en enero gracias a que una coalición de congresistas de ambos partidos lleva tiempo pidiendo que el Estado sufrague estos medicamentos. El razonamiento es que este gasto será menor que los miles de millones de dólares que supondrá tener que tratar las enfermedades crónicas ligadas a la obesidad.

"Decenas de millones de estadounidenses sufren de obesidad. Alrededor del 43% de la población de EEUU tiene obesidad, que hoy día está reconocida como una enfermedad crónica, con un riesgo creciente de provocar la muerte y muchas otras enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, infartos, algunos tipos de cáncer y más", ha explicado la Casa Blanca en un comunicado.

“A lo largo de los últimos años se han producido avances científicos importantes en el tratamiento de la obesidad (...) que pueden prevenir el desarrollo de diabetes, reducir el riesgo de muerte y de infartos hasta un 20%. Pero para muchos el tratamiento es demasiado caro y por tanto está fuera de su alcance. La propuesta permitirá que los americanos y sus médicos decidan cuál es el mejor camino para que tengan vidas más sanas, y en última instancia terminar reduciendo el gasto en sanidad de nuestro país”.

Según la Casa Blanca, los estadounidenses pagan entre dos y tres veces más que los ciudadanos de otros países por sus medicamentos, y especialmente por los fármacos contra la obesidad. "Es inaceptable que los estadounidenses, especialmente los que no tienen seguros que cubren estos medicamentos, estén obligados a pagar tanto más por medicamentos que les salvarían la vida. La medida se implementará al mismo tiempo que una agenda firme para reducir los costes de las medicinas. Podemos bajar los precios y mejorar la salud de los americanos", insiste el comunicado.

Biden quiere que esta sea una de las últimas medidas que formen parte de su legado, aprovechando que Trump no se ha posicionado ni a favor ni en contra de estas inyecciones para la pérdida de peso. Sin embargo, no está claro si el próximo gobierno podría tumbarla, porque el nominado como próximo líder de la sanidad estadounidense, Robert F. Kennedy Jr, sí ha manifestado su oposición a este tipo de fármacos, asegurando que sería más barato recetar comida sana y suscripciones de gimnasio. Los expertos apuntan, sin embargo, que un secretario de Salud no puede retirar un medicamento del mercado por su cuenta, sino que necesita autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

El secretario de Sanidad, Xavier Becerra, estima que 7,5 millones de personas se beneficiarían del programa, 3,4 a través de Medicare y otros 4 con Medicaid, aunque algunos medios creen que podrían ser más, puesto que más de 28 millones de personas de la que hoy se benefician de Medicaid son consideradas obesas.

Ozempic, Zepbound y Wegovy son algunos de los medicamentos inyectables originalmente diseñados para tratar la diabetes, pero recientemente también están utilizándose para la pérdida de peso. En Estados Unidos no los cubre la sanidad pública, es decir, los programas Medicare -la cobertura médica pública para mayores de 65 años y jóvenes con discapacidades- ni Medicaid -la que cubre a las personas con bajos ingresos- porque una ley impide que se receten para combatir la obesidad. Sí cubre su uso para la diabetes o para los pacientes que sufran riesgo de infarto o enfermedad cardiaca. Si un particular quiere pagarse uno de estos tratamientos, el coste es de alrededor de los mil dólares al mes (946 euros al mes). 

En España, en cambio, el tratamiento sale a entre 200 y 400 euros mensuales y el 19% de la población padece obesidad crónica, unos 8,5 millones de personas, según un estudio reciente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

En Reino Unido ha provocado polémica que el Gobierno proponga utilizar este tipo de medicamentos para tratar a aquellos parados con el objetivo de reducir el coste que este tipo de personas suponen para el Estado. El ministro de Salud lo ha justificado en que la obesidad cuesta 11.000 millones de libras (13.200 euros) al año a lo público. “Los beneficios a largo plazo de estos medicamentos podrían ser monumentales si los usamos para hacer frente a la obesidad”, dijo Wes Streeting en octubre. “La obesidad es uno de los mayores problemas de salud pública a los que nos enfrentamos, y sabemos que los medicamentos para la pérdida de peso cambiarán totalmente el juego”, dijo la directora del servicio público de salud (la NHS), Amanda Pritchard.

El uso de medicamentos contra la diabetes para adelgazar, también por parte de personas sin obesidad, ha provocado la escasez de estos fármacos en la Unión Europea y llevado a que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) pida que solo los utilicen las personas que los necesiten, y no aquellas personas que buscan adelgazar por estética. El regulador europeo también criticó que a través de los redes sociales se promocione el uso de estos fármacos, lo que empeora la escasez,

En la UE Bydureon, Byetta, Lyxumia, Ozempic, Rybelsus, Trulicity y Victoza están indicados en la UE solo para diabetes, mientras que Saxenda, Mounjaro, y Wegovy lo están para el manejo del peso. Ozempic no está indicado para la pérdida de peso pero más de la mitad de las dosis que se venden en España son con este fin, porque muchos médicos lo están prescribiendo sin indicación.