El distanciamiento va haciéndose cada vez más grande. El nuevo PP que pretende levantar Pablo Casado poco o nada tiene que ver con determinadas prácticas, entre ellas, la de investigar a compañeros de partido o "contratar" los servicios de según qué personajes. Fuentes populares afirman tajantes que Casado "no puede hacerse responsable de algo que pasó hace diez años y que ni respeta ni puede aceptar", en alusión a la explicación pública que María Dolores de Cospedal ha dado de sus tratos con el ex comisario Villarejo en pleno estallido del "caso Gürtel".
Es la expresión más clara del malestar que se ha instalado en la séptima planta de la sede de la calle Génova en la que constituye la primera crisis interna que tiene que afrontar como presidente del PP. Y aunque se ha intentado quitar presión con la salida de Cospedal de la ejecutiva del partido, empiezan a ser legión los que entienden que la situación de la ex secretaria general, ex ministra de Defensa y ex presidenta de Castilla-La Mancha es insostenible y sólo puede derivar en su salida del Congreso de los Diputados.
Acepta Génova que la situación en 2009 "era compleja" pero no justifican los tratos con Villarejo
Ni siquiera aceptan el argumento de que hizo lo que tenía que hacer en calidad de "número dos" del PP con el partido objeto de una investigación judicial por corrupción en manos de Baltasar Garzón. Las mismas fuentes afirman en este sentido que "no es lo que debe hacer una formación política por mucho que la situación de 2009 fuera compleja", aunque entienden que la polémica "está sobredimensionada".
Por su parte, fuentes del Senado próximas a Javier Arenas niegan que en los cometidos de un secretario general estén "determinadas prácticas" como pedir informes sobre compañeros de filas, a lo que se une el profundo disgusto que el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha trasladado a personas de su entorno por su total desconocimiento de las andanzas de Cospedal con Villarejo.
Cuestionado papel de López del Hierro
Capítulo aparte merecen las críticas, cada vez más numerosas, sobre el papel preponderante del esposo de la ex secretaria general, Ignacio López del Hierro, que fue el que llevó el peso de las conversaciones con el ex comisario, hoy en prisión preventiva, hasta el punto de que "en muchas de las grabaciones Cospedal apenas habla", según destaca un antiguo asesor en un intento por exonerarla de los aspectos más cuestionables de dichas conversaciones.
Otro de sus "fieles", que los tiene, se pregunta "quiénes son los autores intelectuales y materiales, quiénes se benefician, por qué ella, por qué ahora, quién paga" y si realmente busca "un jaque a la reina o al rey", en definitiva, gran número de interrogantes sin respuesta. Ya no vale, o al menos ya resulta menos creíble, pensar que es la ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría la que pueda estar moviendo los hilos a través del CNI, sospechas que siempre han extendido sus detractores.
Casado intenta poner la pelota en el tejado de Sánchez para que cese a Delgado
El de Casado es un difícil equilibrio. Por un lado está la persona que aseguró su triunfo en el XVIII congreso popular frente a Santamaría. Del otro, un compromiso de transparencia y ejemplaridad para romper con una herencia lastrada por la corrupción. De momento, se ha buscado la salida de compromiso que la aleja del comité ejecutivo nacional, pero su presencia en el escaño invalida en muy buena medida la estrategia de poner la pelota en el tejado de Pedro Sánchez.
Este mismo martes lo intentó Casado durante su intervención ante el pleno del Grupo Popular en el Senado al exigir al jefe del Ejecutivo que cese a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por sus conversaciones con Villarejo y tome medidas sobre otros miembros del Gobierno como Isabel Celáa y Pedro Duque, bajo sospecha por su patrimonio.
Blindaje de ministros
Entienden en el cuartel general de los populares que ellos ya han hecho un gesto, frente a un Gobierno que blinda a sus componentes después de las dimisiones de Maxim Huerta y de Carmen Montón. No citó Casado por su nombre a Cospedal, a un paso de convertirse "en esa persona de la que usted me habla", que era el recurso empleado por Rajoy para no citar a la ristra de dirigentes populares implicados en distintos casos de corrupción.
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