El clima es profundamente adverso para el Ejecutivo. Los socialistas han perdido la cuenta de las semanas acumuladas en negativo. Pedro Sánchez es consciente del "ruido", del desgaste que le están produciendo las noticias encadenadas sobre las causas judiciales que "acosan" a su entorno y a su Gobierno, pero está convencido de que, cuando llegue el momento de ir a votar, los ciudadanos progresistas volverán a confiar en él y en su partido. Que se reproducirá el momentum de hace casi año y medio, cuando consiguió remontar en apenas dos meses después de un fortísimo batacazo en las urnas de las autonómicas y municipales. El presidente tiene la convicción de que el electorado de izquierdas volverá a activarse cuando toque, cuando haya elecciones, pese a que ahora esté desmotivado por la cascada de investigaciones en los juzgados contra el PSOE.

Sánchez planteó sus tesis de futuro en una charla informal con los periodistas en el Congreso este viernes, en la recepción con motivo del 46º aniversario de la Constitución. Y fue muy enfático respecto a su convicción de cómo cambiarán las tornas. Muy insistente en cuanto a que el Gobierno sufre un "acoso por tierra, mar y aire" desde el ámbito "político, mediático y judicial" que por supuesto erosiona a los socialistas, pero que con el tiempo les ayudará. "Cuando llegue el momento, el acoso se volverá en contra de los acosadores", pronosticó.

Para Sánchez, "lo que se nota es el vínculo entre el votante progresista y la acción de gobierno". Es decir, que el electorado de izquierdas responderá

No solo cree Sánchez que las causas judiciales abiertas contra su entorno —contra su mujer, Begoña Gómez, o contra su hermano, David Sánchez, ambos imputados— quedarán en nada. Es que está persuadido de que pueden ser un activo electoral. A su juicio, los votantes progresistas sienten "empatía con el acoso" que sufren los socialistas. Un acoso que "no tiene precedentes" en España pero que sí padecen, recordó, otros gobiernos de izquierdas en el mundo.

El presidente se remontó a lo ocurrido en 2023. Él, tras una campaña de autonómicas y municipales en la que todo lo que podía salir mal salió peor, convocó al día siguiente las generales del 23 de julio. Los socialistas, incidió, ganaron un millón de votantes más, lo que también quería decir que él sigue siendo un activo para su partido, pese la teoría propalada por la derecha de que es un lastre. Y es que, para Sánchez, "lo que se nota es el vínculo entre el votante progresista y la acción de gobierno". Es decir, que pese a las convulsiones, el electorado de izquierdas, llegado el momento de la verdad, entiende que hay que movilizarse para preservar el legado del Ejecutivo de coalición. Sucedió en 2023 y anticipa que esa ola se repetirá en 2027.

Hay que ser constantes, pacientes, y no nos van a quebrar. Nosotros hacemos nuestros deberes. Tenemos proyecto, liderazgo y partido", contrapone frente al PP. Su fortaleza, dice, "no es política"

Sánchez contrastó su posición con la de Alberto Núñez Feijóo —ambos, por cierto, compartían espacio en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara baja, pero ni siquiera se saludaron—. Mientras que la valoración del líder del PP es "paupérrima entre sus propios votantes", la suya sigue siendo fuerte entre sus electores y el PSOE es prácticamente el único partido socialdemócrata en toda Europa con un índice de apoyo que ronda el 30%. "La ciudadanía está ahora en sus cosas", expresó, pero luego irá a las urnas cuando se le llame. Ante los informadores, defendió el presidente lo que dijo ante las cámaras minutos antes: que España "vive uno de sus mejores momentos de sus últimas décadas", por la buena marcha de la economía o la normalización en Cataluña.

Puntos que se imputa a su favor. "Cuando llegue el momento de las elecciones, el rechazo será aún mayor a quienes hacen ese tipo de política", la del "bulo" o el "fango", auguró. "Hay que ser constantes, pacientes, y no nos van a quebrar —prometió—. Nosotros hacemos nuestros deberes. Hemos hecho el congreso federal, he sacado la ejecutiva con un 90% de apoyo de los delegados. Tenemos proyecto, liderazgo y partido". El jefe socialista cree que es una gran diferencia con el PP, cuya marca está fuerte, pero no su líder, y además no ha renovado su proyecto desde su último cónclave ordinario, en 2017. "La fortaleza de la derecha no es política. No tenemos una oposición política", sostuvo, deslizando de nuevo a que el PP hace solo sabe hacer oposición en los juzgados. Sí reconoce lo obvio, que los socialistas debe remontar en aquellos lugares donde fue arrastrado por la derecha.

Ser "competitivos" en 2027

En la clausura del 41º Congreso Federal del PSOE, en Sevilla, Sánchez ordenó a su partido ponerse en clave electoral. Pensar en 2027. Ambicionar la recuperación del terreno perdido. De hecho, la convocatoria del cónclave pretendía acelerar la renovación territorial, con vistas a situar al frente de las federaciones más débiles a líderes "competitivos", capaces de batir a la alternativa de PP y Vox, a la que no concede fortaleza porque su alianza no ha durado ni un año y se está viendo que los gobiernos de la derecha "no tienen presupuestos, se someten al chantaje de la ultraderecha en inmigración...". "No nos resignamos a no tener gobiernos". Todo quede supeditado a esa lectura, pese a que aún quedan dos años y medio para las autonómicas y municipales. Las generales no tienen fecha, aunque el presidente ha venido insistiendo en que agotará la legislatura, lo que situaría los comicios, como tope teórico, en julio de 2027, dado que si estirase al máximo su mandato podría llevar los comicios a agosto, un mes a todos los efectos inhábil para las urnas.

Ve a los ministros como un activo electoral, algo que "muy pocas veces sucede" y que entiende que se da por la "empatía" entre los votantes y el "acoso" al Ejecutivo. Confía en las "capacidades de López y Morant"

El presidente explicó a los periodistas que con las europeas del pasado 9 de junio se cerró un ciclo y ahora el partido ha de prepararse para el siguiente, y ser "competitivo". Por eso no ve exótico que los ministros se postulen como secretarios generales en sus territorios. Ha sucedido ya con Óscar López, el titular para la Transformación Digital y de la Función Pública, que según su propia versión fue el que se ofreció a Sánchez, y no al revés. Su aterrizaje, facilitado por el suicidio político de Juan Lobato —al trascender que había llevado al notario las conversaciones que mantuvo con una compañera de partido, Pilar Sánchez Acera, sobre el mail entre la defensa del novio de Isabel Díaz Ayuso y el fiscal—, está siendo suave y el PSOE-M está realineándose con él. Esa "conexión de militantes y ministros", esgrimió Sánchez, prueba el "vínculo entre las bases y los votantes con la acción del Gobierno". Dicho de otro modo, que los ministros son un activo electoral, algo que "muy pocas veces sucede" y que ahora entiende que se da por esa citada "empatía" entre los votantes y el "acoso" al Ejecutivo.

En ese punto, Sánchez aprovechó para elogiar el estilo de combate frente a Ayuso que el jueves estrenó López en la presentación de su candidatura a secretario general del PSOE-M. "Hablar claro es no es generar ruido, es que la gente te entienda", avaló el presidente. Él está convencido de que hay una parte del electorado madrileño que no se siente "identificado" con la política de la baronesa popular, y por ello hace falta construir una "alternativa sólida, creíble, de izquierdas". "Confío mucho en las capacidades de Óscar [López] y de Diana [Morant, la jefa de los socialistas valencianos y ministra de Ciencia]", apoyó.

Otra ministra que podría hacerse con una federación es Pilar Alegría. Fuentes de la cúpula socialista confirmaron que ella podría optar por tomar las riendas en Aragón. Todo dependerá, no obstante, de si es posible articular un pacto previo con Juan Antonio Sánchez Quero, líder del partido en Zaragoza y presidente de la Diputación provincial. Alegría necesitaría deshacer el lazo de Sánchez Quero con Javier Lambán para poder competir con mayor seguridad.

No da pistas sobre Andalucía. Los militantes decidirán, insiste. Pero los electores deben percibir que el partido presenta una opción "competitiva"

Sobre Andalucía, el presidente del Gobierno no quiso anticipar sus cartas: serán "los militantes quienes decidan quién quieren que sea su líder". El actual jefe del PSOE-A, Juan Espadas, es "leal", "trabajador", hace una oposición en unas condiciones adversas, reconoció, pero la clave es que el electorado andaluz perciba que el partido perciba una opción "competitiva" en las autonómicas próximas, previstas, si no hay adelanto, para la primavera de 2026. De nuevo, no hubo un respaldo explícito. ¿Podría ser el relevo María Jesús Montero? Fuentes próximas a la vicepresidenta señalaron que ella respetará aquello que le diga el presidente, pero añadieron que ella cumple un papel clave en el Ejecutivo.

Entendimiento "sólido" con ERC

El siguiente reto de Sánchez es estabilizar la legislatura. Y para eso necesita disponer de los Presupuestos Generales del Estado de 2025. El presidente señaló en que trabaja para aprobarlos en Consejo de Ministros a primeros de año. Pero ahora mismo el Ejecutivo está a la espera de la segunda vuelta del congreso de ERC, que se celebrará la semana que viene, el 14 de diciembre. No quiso revelar si prefiere que gane la lista de Oriol Junqueras, que obtuvo el 48,3% del voto de los militantes en primera ronda, el pasado 30 de noviembre, o la de Xavier Godàs (35,3%), porque su partido está siendo "muy respetuoso" con el proceso, pero sí remarcó que el entendimiento con los republicanos es "sólido".

Sánchez asegura que presentará los Presupuestos a principios de año, pasado el congreso de ERC. Con Junts, está muy avanzada la negociación para el traspaso de las competencias en inmigración

Con Junts, sigue la negociación del traspaso de las competencias de inmigración, ya muy avanzada y pendiente de los últimos flecos. Sánchez insistió en que las conversaciones necesitan "discreción". La previsión del Ejecutivo es que el próximo lunes, en su comparecencia pública, Carles Puigdemont incidirá en que debe estar cerrada esa carpeta antes de comenzar el diálogo sobre los Presupuestos. La Moncloa sí observa que la apurada negociación de la reforma fiscal, que logró reunir de nuevo a todos los socios de investidura, sirvió para infundir "confianza" a todos los aliados parlamentarios.

Sánchez dejó ver también que le molestó profundamente una afirmación de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en Hora 25 (SER) el pasado lunes. Ella reprendió a los socialistas por su congreso federal orientado a proyectar la imagen de "resistencia". "Gobernar no es resistir", aseguró la ministra de Trabajo. "Yo no resisto en el Gobierno —le respondió el presidente este viernes—. Yo estoy avanzando en el Gobierno. Gobernar es avanzar, y es lo que yo estoy haciendo".

No se atisban posibilidades de acuerdo con Feijóo en materia migratoria: "El PP gobierna en Canarias y en Ceuta, tendrá que asumir su responsabilidad"

Sánchez presumió de la estabilidad de su Ejecutivo frente a la que ahora tiene, por ejemplo, Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, tiene que nombrar nuevo primer ministro después de que la Asamblea Nacional tumbase a Michel Barnier a los tres meses de su designación vía moción de censura. "Si me quiere preguntar Macron... le dejo a [Félix] Bolaños y a [María Jesús] Montero", bromeó el presidente, refiriéndose a sus dos grandes negociadores en el Ejecutivo.

Las vicepresidentas primera y tercera del Gobierno, María Jesús Montero y Sara Aagesen, y los ministros de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Detrás de la presidenta del Supremo y del Poder Judicial, Isabel Perelló (d), los presidentes de Cataluña, Salvador Illa; Galicia, Alfonso Rueda; Aragón, Jorge Azcón; Murcia, Fernando López Miras; Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (arriba, de derecha a izquierda), y Aragón, Jorge Azcón (2ª fila, c), durante la celebración del Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados, este 6 de diciembre de 2024. | EFE / CHEMA MOYA

Donde no se atisban posibilidades de acuerdo es sobre el pacto migratorio. El jueves, volvieron a sentarse Gobierno, PP y los gobiernos de Canarias y Ceuta, pero la reunión acabó en un nuevo fracaso por la negativa de los populares a reformar el artículo 35 de la Ley de Extranjería para permitir el reparto obligatorio de los menores migrantes. "El PP gobierna en Canarias y en Ceuta, tendrá que asumir su responsabilidad", aseguró el presidente, resignado a que no se vislumbren opciones de acuerdo. Los puentes siguen rotos.