Notre Dame volvió a abrir con el arzobispo de París vestido de Mondrian dando tres veces tres bastonazos en el portón, como bastonazos masónicos, como trompetazos de La flauta mágica, y no estaba España. Aquello no podía ser más Francia ni más Europa, desde el cristianismo a la logia, desde el arte a la universalidad, desde la República, que es lo común, a la fe, que es lo privado. Por eso a mí esa ausencia de España en Notre Dame me parece la ausencia de España en Europa, como si nos hubieran guillotinado otra vez por los Pirineos, ese collar de antiguos por donde nos guillotinan siempre. Claro que no nos ha guillotinado de Europa Francia, sino nosotros mismos. Según se ha publicado, se había invitado al rey Felipe, a la reina Letizia y también a Ernest Urtasun, nuestro ministro de Cultura, incultura o anticultura. Urtasun declinó ir, seguramente porque le dan sarpullido las catedrales desquemadas (o todas), el arte puro y las ceremonias ecuménicas. Pero de los reyes me extraña más la ausencia. Puede que la Moncloa no les dejara ir o que la Zarzuela le esté cogiendo miedo a la Moncloa, nueva Casa Real con sacros emperadores a la vez reyes y pontífices.
Quizá Sánchez ha pensado que todo esto de Notre Dame es cosa de la fachosfera europea, que reconstruye catedrales fascistas en vez de dejarlas en sus democráticas cenizas. Por París han montado un ruido y unos bulos alrededor como de un Corpus de Franco, retorciendo la verdad hasta hacer que lleven a Gustavo Dudamel a dirigir a Beethoven, en vez de llevar al hermano lírico y pésimo de Sánchez a hacer belcantismo horroroso de Badajoz. Y quizá haya también su poquito de envidia, porque se puede aguantar a Trump en Notre Dame igual que a Orbán y Meloni en la Comisión Europea, pero no se puede aguantar que no les inviten a él y a su reina de las marismas monclovitas, amantes de Teruel de la democracia, icónicos, irredentos y mártires, y en cambio sí inviten a unos reyes que son el símbolo del Régimen corrupto del 78, esa herencia de Franco como la de un estanco. Además, eso de que Begoña no haya participado en el descomunal fundraising de Notre Dame suena a prevaricación o a lawfare. Por todo esto, Sánchez podría haber dicho que no a la Zarzuela. Otra cosa es por qué diría que no la Casa Real.
En Notre Dame estaba no toda Europa, sino todo el mundo y toda la historia, y hasta los dioses que no existen se asomaban por las vidrieras, los rosetones, los ojos habitados de las estatuas y las efes de los violones, como pedigüeños que piden a la humanidad, como han pedido siempre los dioses. Los dioses dicen que están en todas partes, pero lo que no vemos en todas partes, menos a la vez, es la Europa de las catedrales y la del Beethoven napoleónico o posnapoleónico, la polifonía de Perotín y el romanticismo de Victor Hugo, a Bach con su pinta de casero de la música y a Leonard Cohen como un faquir hippie santificado, como su Suzanne más que como el dios simplemente gozoso, con su rey David pasado un poco por vino, de su Aleluya. Lo que no vemos normalmente es todo esto y además a Zelenski y a Trump, y a Mohamed VI y a Elon Musk, y a Macron como casándose con él mismo o con la República, y al señor arzobispo como salido de la casa Rietveld Schröder.
Notre Dame sin España era Europa sin España, o el mundo sin España, que sin embargo funcionaban igual de bien, y eso no da buena imagen. Por eso mismo no entiendo yo a esas sobrias cameratas de la Casa Real decidiendo, por ejemplo, que está bien que los reyes visiten el pueblo de los Pitufos (era el Pueblo Ejemplar de España, pero suena a pueblo de los Pitufos), y sin embargo resolviendo que la reapertura de Notre Dame tampoco merece mucho la pena. Lo de Notre Dame era simbolismo anillado en simbolismo, y estos acaracolamientos simbólicos no se los suelen perder las monarquías, que son puro simbolismo y se alimentan del simbolismo igual que sus vajillas. Pero tendrían barbacoa real, o es que ya empiezan a no querer siquiera provocar a Sánchez, que lo mismo que se puede poner una guillotina simbólica en los Pirineos se puede poner en la Puerta del Sol.
Notre Dame sin España seguía siendo Notre Dame, y eso es doloroso porque nos vuelve a echar de Europa
Notre Dame sin España seguía siendo Notre Dame, y eso es doloroso porque nos vuelve a echar de Europa. El PP culpa al Gobierno, que me parece más plausible que un bostezo de la Casa Real prefiriendo algo en Segovia. Hasta Ayuso ha salido reivindicando eso de las “raíces cristianas de Europa”, que es lo que hace ella como con campanilla por Navidad o la Almudena, y que significa no enterarse de lo que pasaba en Notre Dame ni de que las raíces de Europa están en Grecia y Roma, como las del cristianismo, que si no apenas sería una secta judía. De todas formas, vivir de las raíces a uno le parece un poco salvaje, además de que casi todos los fanatismos apelan a las raíces por no poder apelar ni a la razón ni a la libertad. En Notre Dame había mucho más, por eso abría con un gótico ya barroco de simbolismos.
Notre Dame regresa de las cenizas y eso nos lleva, claro, a la resurrección. Y no me refiero ya a la cristiana, que no es ni original (resucitaron antes Mitra u Osiris, porque todas las resurrecciones son las de la naturaleza y la naturaleza es muy vieja). Quizá se trata de la resurrección de Europa, o de la esperanza. A muchos no les ha gustado que la catedral parezca tan nueva, pero el tiempo sólo le añade mierda al arte y enfermedad a las estatuas (el arte griego y romano, que creemos desnudo y blanco, solía estar brillantemente policromado). La misma renovación y la misma luz de Notre Dame ya son un símbolo dentro del símbolo universal que son las catedrales, símbolo de la obra común en busca de la trascendencia y la belleza, cosa que no viene mal recordar cuando Europa se enfrenta a toda clase de fanatismos y augurios. Por eso en Notre Dame estaban todos. Menos nosotros, que siempre llegamos tarde. Mientras Notre Dame estaba sin España, o Europa estaba sin España, como casi siempre, aquí unos estaban de cacería real, otros de envidia imperial y casi todos de puente con pestiños.
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hace 1 mes
Señor Fuentes, su humor fácil ya empieza a cansar por lo previsible, estoy seguro que el meterse con un prelado católico le sale a usted tan gratis que hasta algunos le darán crédito; sea usted valiente buen hombre, y haga las mismas bromas sobre MAHOMA, y verá que durará usted menos que un «azucarillo en un whisky on the rocks»
Lo de Mondrian es una boutade gratuita que no hace ni sonreír a nadie
hace 1 mes
El menosprecio enfermizo que siente Sánchez por el Rey no debería ser permitido
hace 1 mes
Y la propaganda del Gobierno manipulándonos con el «somos la vanguardia de Europa».