La situación, para el PSOE, no ha cambiado en 24 horas. La precariedad del Gobierno es la que es, es la misma que hace un año, cuando Pedro Sánchez logró su investidura, pero no se ha agravado. Carles Puigdemont no ha añadido más presión, no ha añadido más leña a la caldera por mucho que demande al presidente que se someta a una cuestión de confianza. Los socialistas entienden que la andanada del líder de Junts, este lunes, no deja de ser un gesto, una llamada de atención. Solo porque "busca foco" ahora que el protagonismo lo tiene ERC, a las puertas de la segunda vuelta de su congreso, y cuando lo que está sobre la mesa es la negociación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025. Pero creen que esa alerta no pasa de ahí, que no tiene más consecuencias prácticas. Que "no tiene recorrido", como verbaliza un ministro. Sobre todo porque que Sánchez pida o no la confianza del Congreso es una competencia estrictamente suya y porque los posconvergentes no han lanzado la señal de que vayan a abandonar al Ejecutivo de coalición.
Es la lectura que proyectan Ferraz y del Gobierno. Al menos por ahora. El mensaje era el de subrayar la "calma". El "estamos muy tranquilos" que sostuvo la secretaria de Política Económica y Transformación Digital de la ejecutiva federal, Enma López, que remarcó que el PSOE sí es de "fiar" y "cumple" sus compromisos. Detrás de las cámaras, fuentes del Ejecutivo y de la cúpula del partido insistían en la idea de que no hay preocupación, por mucho que Puigdemont compareciera ante los medios para apretar las tuercas a Sánchez y lanzarle una severa admonición. Ni siquiera creen que aleje aún más la aprobación de los Presupuestos. El proyecto de ley ya va acumulando varios retrasos y el último plazo lo dio el propio presidente el pasado viernes, en la recepción en el Congreso por los 46 años de la Constitución, cuando aseguró a los periodistas, en conversación informal, que prevé presentar el texto a primeros de año. Sin más precisiones. El camino es todavía largo y ni siquiera está listo el paso previo, la senda de estabilidad, que Hacienda se propuso renegociar con Junts a la vista de que tenía mayor disposición al diálogo. Pero eso fue a finales de septiembre.
El Gobierno rechazó de inmediato la petición de Junts: no hay "ni intención ni necesidad". El presidente "tiene claramente la confianza de la mayoría de los españoles", asegura el ministro Torres
La prueba de que los socialistas no se tomaron muy en serio la amenaza del expresident formulada este lunes desde Bruselas es que enseguida salieron a reconocer que rechazaban la propuesta. No hay "ni intención ni necesidad", apuntaron desde la Moncloa. "Tenemos a un presidente que tiene claramente la confianza de la mayoría de los españoles, con un Gobierno fruto del pacto de legislatura y de investidura y después de poco más de un año ahí están los números", respondió desde Valencia el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en la misma línea que la dirigente Enma López.
Puigdemont había agendado la comparecencia desde la capital belga días atrás. Y lo que anunció fue la presentación de una proposición no de ley de su grupo en el Congreso —su única palanca, dada su escasísimo poder institucional en Cataluña— por la que insta a Sánchez a que se someta una cuestión de confianza dado que "sigue demostrando que no es de fiar". En paralelo, el texto se registraba en la Cámara baja [aquí en PDF]. El argumento, la "falta de voluntad política" por parte del presidente para "hacer efectivos, de manera completa y ágil, los acuerdos adquiridos" con Junts. Esta dinámica "no ha posibilitado generar la base de confianza que se pretendía y que es del todo necesaria para encauzar el resto de la legislatura". "Las cosas no van bien", advirtió el jefe de Junts.
El periodo de sesiones acaba este mes y enero es inhábil, así que como pronto la moción no se debatirá en el Congreso hasta febrero. La cuestión de confianza es una prerrogativa exclusiva del presidente
La cuestión de confianza está regulada en el artículo 112 de la Constitución, que deja muy claro que quien la plantea al Congreso es el propio jefe del Ejecutivo previa deliberación del Consejo de Ministros. La confianza se entiende otorgada por la Cámara si hay una mayoría simple de diputados a favor (más síes que noes). Puigdemont dijo ser consciente de ello. Su iniciativa, además, no será debatida, como pronto, hasta febrero: el actual periodo de sesiones acaba este mes y en enero hay vacaciones parlamentarias, y luego el grupo dirigido por Míriam Nogueras tiene que disponer de cupo para meterla en el orden del día. La moción, por tanto, solo pide al presidente que se someta a una cuestión de confianza. Tiene valor meramente político y no es vinculante. Con que apoyen el texto de Junts (siete diputados) los 137 parlamentarios del PP y los 33 de Vox bastaría. Pero no serviría de nada a los posconvergentes. Sería una victoria sin consecuencias políticas, igual que cuando se reprueba a un ministro.
Un "error" para el PSC
Sánchez, pues, no preguntará al Congreso si le sigue sosteniendo o no, como dejaron claro desde la Moncloa. "En el último año, desde el Gobierno hemos trabajado ininterrumpidamente de la mano de los grupos parlamentarios para sacar adelante medidas que beneficien al conjunto de la población. Y así seguiremos", afirmaron. La prioridad del Ejecutivo es "sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado que consoliden el crecimiento económico" que hace que España sea "el motor de Europa", a la vez que se incrementa la "igualdad" y se asegura "el ascensor social de todos los españoles". Junts sigue siendo un socio clave, y sus siete diputados son tan imprescindibles como los del resto de socios de investidura.
También Sumar descarta que Sánchez plantee una cuestión de confianza. "Es un brindis al sol", sentencia incluso el presidente de Castilla-La Mancha
Precisamente la posición central de los posconvergentes y la dificultad de interlocución explican que, en sus declaraciones públicas, tanto López como Torres cuidaran sus palabras para no indisponer a Puigdemont. De hecho, quien fue más allá fue la viceprimera secretaria del PSC y portavoz del partido, Lluïsa Moret, quien calificó de "error" la petición de Junts porque genera inestabilidad, informa EFE.
El ministro Ernest Urtasun, portavoz del socio minoritario de la coalición gubernamental, Sumar, también dijo que la exigencia del expresident estaba fuera de lugar y coincidió con los socialistas en que la prioridad es disponer lo antes posible de unos nuevos Presupuestos. "Yo creo que es un brindis al sol —sentenció incluso el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, habitualmente a años luz de Ferraz y de la Moncloa—. Estamos hablando de una persona que tiene una credibilidad bajo mínimos". Alberto Núñez Feijóo, jefe del PP, aseguró desconocer si Junts "va en serio o no", pero a su juicio Sánchez tiene solo dos salidas, "seguir cediendo al separatismo lo que le exija o poner fin a la legislatura", alternativa esta que considera la más lógica.
"Lo que busca es foco y protagonismo", señalan fuentes del Ejecutivo, que también se felicitan de que el expresident y su formación hagan uso de la vida institucional en las Cámaras. "Está reclamando atención", asegura un dirigente de primer nivel muy conectado con la Moncloa y conocedor de la interlocución con Junts. Esta fuente recalca, como varios ministros consultados, que no cree que el giro de Puigdemont suponga alejar los Presupuestos de 2025. "No lo creo. Hay que dejar que pasen las fiestas. Estas fechas son difíciles. Hay que tener en cuenta que él no puede estar en Cataluña aún" ya que no se le ha aplicado la ley de amnistía, aduce.
Estamos igual que estábamos. Paciencia y confianza. Vamos a presentar los Presupuestos y a confiar en sacarlos adelante", asevera un ministro. "Tengamos en cuenta que Puigdemont no puede estar en Cataluña aún", indica un alto dirigente
"Estamos igual que estábamos —valora un miembro del Consejo de Ministros—. Paciencia y confianza. Vamos a presentar los Presupuestos y a confiar en sacarlos adelante. Nos quedan semanas de curro. Tengo que reconocer que la reacción de hoy [por este lunes] es extraña. Pero sin recorrido". Otro miembro del núcleo duro de Sánchez expone una visión semejante: "No nos ha sorprendido ni para bien ni para mal. Es un órdago sin cartas en la última mano que sabes que no te van a querer".
Más fácil las cuentas que la reforma fiscal
En Ferraz, defienden que las palabras y los gestos de Puigdemont son una "palanca para negociar los Presupuestos", una "patada para delante". Enma López, de hecho, fue la que achacó la intervención del expresident al contexto: a la negociación de las cuentas del Estado, precedida por la senda de estabilidad. El análisis de la cúpula federal socialista es que Junts se quiere poner en el mercado, que sus votos se precien y poder negociar al alza. Pero siguen convencidos de que las conversaciones sobre los PGE no serán tan duras como las de la reforma fiscal. Esta era más ideológica y pese a todo, se consiguió, recuerdan, mientras que hablar de las cuentas del Estado ofrece más posibilidades de negociar a uno y otro lado, jugar con partidas.
En Ferraz creen que la negociación presupuestaria, aunque complicada, será menos tortuosa que la de la reforma fiscal. El Ejecutivo esperaba que Puigdemont hiciera referencia a las conversaciones por el traspaso a Cataluña de la competencia en inmigración
"Y no olvidemos", aseguran desde Ferraz, "que ERC está en mitad de su congreso, por lo que el foco ahora mismo es para ellos, y es bastante indicativo". Los republicanos eligen este sábado en segunda vuelta quién será su líder: si Oriol Junqueras, vencedor de la primera ronda (48,3%) o Xavier Godàs (35,3%). El propio Junqueras decía este lunes que los intereses de su formación son los de un partido independentista y por ello no tiene urgencia en que gobiernen PP y Vox, pero que en todo caso quienes deben responder son los socialistas, los que han de cumplir sus compromisos. La diputada en el Congreso Teresa Jordà, de la candidatura de Godàs, vio en la petición de Junts la intención de los posconvergentes de allanar el camino a una moción de censura para que el PP retorne a la Moncloa, informa EFE. "La pelea entre Junts y ERC siempre está presente, y lo de este lunes es un golpe sorpresa", reflexionan en el cuartel general de los socialistas.
Lo que esperaba la Moncloa en los días pasados no era esta exigencia a Sánchez de que plantee una cuestión de confianza, sino que aumentara la presión sobre un tema que es objeto de negociación ahora mismo: el traspaso de la competencia de inmigración a la Generalitat de Catalunya, a la que el PSOE se comprometió en enero con Junts. Desde el Ejecutivo señalaban que las conversaciones estaban avanzando, aunque quizá no al ritmo que querían los posconvergentes. Los detalles los está tratando ahora la titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz. ¿Por qué no esgrimió Puigdemont la transferencia en Bruselas? "Quizá es un asunto menos vistoso que la petición de una cuestión de confianza", explican en Ferraz. El aviso, por ahora, pues, no aterra a los socialistas. Pero más allá de las palabras, importará lo que ocurra con los hechos. Con los Presupuestos, los que darán horizonte a la legislatura si prosperarán. Los que la dejarán muy erosionada si naufragan.
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