Silvia Intxaurrondo comenzaba la mañana de este jueves con una impagable comparación entre el 'caso Neurona' y el de Koldo. ¿Qué tienen que ver? Absolutamente en nada, pero la periodista acostumbra a sacar ese caso a pasear cuando el Gobierno se ve amenazado o atisba el peligro en el horizonte, algo que sucedía en ese momento, antes de que se confirmara que José Luis Ábalos no iba a cantar La Traviata en el Tribunal Supremo.

Conste que tiene razón Intxaurrondo al indignarse por el caso que afectó a Podemos, pues fue tan rocambolesco como aquel Informe PISA que le fabricaron los operarios más turbios del ministerio de Jorge Fernández Díaz. Pero Neurona se archivó y poco o nada tiene que ver con el 'caso Koldo'. Tal es así que la mera asociación de ambas situaciones delata ignorancia o algún tipo de interés oculto. En este caso, ninguno de los dos. Intxaurrondo tiene un contrato de 537.000 euros por dos temporadas, que desaparecería si el PSOE deja de gobernar.

Convengamos, en cualquier caso, que el papel se puede representar de dos formas: la moderada y la exaltada. Lo que sucede aquí es evidente. La famosa periodista se encuentra entre las firmantes de un manifiesto que se distribuyó en las redacciones de los periódicos hace unos meses, al poco de que Pedro Sánchez enviara aquella carta a la ciudadanía cuando el juez Peinado comenzó a investigar a su mujer. El texto pedía el fin del “golpe de Estado mediático y judicial” que han organizado en España las fuerzas conservadoras para derrocar al Gobierno.

No debería alguien que trabaja en RTVE adherirse a ese tipo de actos justicieros, dado que cobra de lo público y, por tanto, debería mantener la apariencia de neutralidad, tanto para los suyos como para los propios golpistas, que también pagan impuestos y contribuyen a que la televisión pública siga abierta. Pero Intxaurrondo obvia esa obligación. La olvida constantemente. Se ha convertido en el gallo que cada mañana cacarea el argumentario del Gobierno. En la serena y la anunciadora. Una especie de portavoz malhumorada que revela sin rubor sus filias y fobias día sí... y día también.

Las pruebas de Aldama

Podría haberse referido este jueves al contenido de los informes de la UCO, en los que se muestran varios indicios que conviene enumerar. Por ejemplo (por orden de aparición en los documentos), que José Luis Ábalos disfrutó de los teléfonos móviles encriptados que preparó el Guardia Civil sobornado por Aldama para que los miembros de la trama pudieran evitar las escuchas telefónicas.

También se aprecia -a través de mensajes de WhatsApp- que Koldo García transmitía que Ábalos era el encargado de “gestionar” el asunto de las mascarillas con Soluciones de Gestión de Apoyo a Empresas, que fue la entidad que facturó 54 millones de euros en 2020 en este concepto y que -como se prueba en los informes- repartió comisiones entre los miembros de la trama. Las cuales, por cierto, dice Aldama -sin probarlo- que Koldo y Ábalos guardan en República Dominicana.

La estrella televisiva de las mañanas de La 1 tampoco se ha referido al informe que el propio Óscar Puente encargó hace unos meses, dentro de su ministerio, para auditar los contratos de las mascarillas, que revela decisiones tan rocambolescas como la que llevó a Ábalos a duplicar el pedido -y el importe- a la empresa de Aldama y sus socios en tan sólo 38 minutos.

Intxaurrondo debe considerar accesorio que que Jessica -la compañera sentimental de Ábalos- reclamara a Koldo el pago del alquiler de su apartamento de lujo, en la Plaza de España madrileña, o la reparación de su frigorífico cuando se averió. Todo eso se sufragaba -presuntamente- con fondos de la trama. El contrato de Jessica en INECO lo pagaban los contribuyentes. ¿Y de quién depende esa empresa? Del Ministerio de Transportes.

Nada es lo que parece

Pero sí, querida Silvia..., todo esto debe ser algo parecido a lo de Neurona. Un espejismo, una visión distorsionada o la consecuencia de la sed de sangre de la tropa golpista opositora; la cual erosiona a diario con sus conspiraciones los pilares de la democracia, al contrario que Pedro Sánchez, intocable para la presentadora, pero que este miércoles, en la Copa de Navidad de Moncloa, aludió a la existencia de un comando de jueces que sirven a los intereses del PP. “Ese partido juega con las cartas marcadas”, afirmó.

Patxi López ampliaba esta argumentación hace unas horas en el pasillo del Congreso de los Diputados y aludía a “las acciones raras de los jueces” y a su costumbre de hacer prospecciones. Cualquier espectador pudo quedarse patidifuso al escuchar este último término, dado que los togados no tienen prohibida la exploración del subsuelo para intentar hallar minerales, petróleo o agua dulce, pero el docto y pulcro portavoz socialista se refería a las “investigaciones prospectivas”, que son de las que acusan al juez Peinado. López reculó y pronunció después esas dos palabras, no está muy claro si tras ser consciente de la metedura de pata o tras caer en la cuenta de que no había repetido la fórmula lingüística tal y como aparecía en el argumentario. No descartaría la primera.

Pero lo más llamativo no es la impericia de los portavoces, sino el hecho de que el PSOE y el presidente del Gobierno se atrevan a señalar a los jueces de una forma tan tosca, sin pruebas y, sobre todo, sin que los periodistas se las pidan. Cabría preguntar a Intxaurrondo acerca de lo que considera más grave, si el hecho de que la oposición se exceda en su beligerancia; o el que un Ejecutivo dedique ataques tan obscenos hacia los jueces que le investigan, condicionados, por cierto, por la cuestionable y cuestionada figura de Álvaro García Ortiz, el fiscal general del Estado.

Diría que resulta más peligroso -o podría asociarse más con el golpismo- el que un presidente intente desacreditar a un poder sin pruebas -a dos, dado que con la prensa también lo hace-, pero parece que hay quien no lo considera así; y quien está allanando el camino para que Sánchez atribuya posibles disgustos judiciales futuros a un pronunciamiento de las fuerzas oscuras conservadoras.

¿Qué sucedería, por ejemplo, si el análisis del teléfono móvil de Koldo García le compromete o si finalmente Begoña Gómez se tiene que sentar en el banquillo para defenderse? ¿Se atrevería Sánchez a culpar de todo a la derecha del legislativo, el judicial y el informativo, a riesgo de deslegitimar el sistema entero y lanzar un bidón de gasolina contra la democracia española y sin más pruebas que el miércoles? Es una gran pregunta. Lo que parece claro es lo que diría entonces Intxaurrondo. 537.000 argumentos lo confirman. No hace falta tener muchas 'neuronas' activas para deducirlo.