El instructor del 'caso Koldo' en el Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, preguntó si querían hacer un receso cuando ya el exministro de Transportes José Luis Ábalos llevaba más de dos horas declarando este jueves. Decidieron seguir del tirón porque Ábalos había decidido a primera hora de la mañana que finalmente no contestaría a las acusaciones populares, así que no se iba a extender mucho más. A lo largo de tres horas, el ahora diputado del Grupo Mixto no se salió del guion previsto: aminoró su relación con el "nexo corruptor" Víctor de Aldama, defendió que Koldo García se encargó de la gestión de sus viviendas y de la de su exnovia, y negó cualquier tipo de pago en efectivo o prebenda por parte de la trama de corrupción.

Puente se había estudiado la causa al dedillo. Para evitar filtraciones en directo, como ocurrió con la declaración de Aldama en la Audiencia Nacional, retiró a todos los presentes sus teléfonos móviles. Comenzó el interrogatorio preguntando a Ábalos lo básico, si recordaba las fechas en las que había sido nombrado ministro y cuáles fueron las razones de su cese. Sobre lo primero, explicó que lo fue de Fomento, en 2018, y a partir de enero de 2020, de Transportes, "con las mismas competencias". Sobre lo segundo, desconoce qué llevó exactamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a prescindir de él que era a todas luces su fiel escudero.

Le argumentó algo así como que necesitaba a alguien nuevo porque él había sufrido mucho desgaste con la gestión de la pandemia. "En Moncloa me dijo que el viaje juntos había concluido", explican fuentes presentes en el interrogatorio a El Independiente. Puente quiso saber a continuación cómo conoció a Koldo García, el que fuera su asesor y otro de los principales imputados. Fue en Navarra, cuando estaban haciendo la campaña de las primarias con Sánchez. "Se lo presenta Santos Cerdán" y lo vio en un par de actos.

El juez preguntó por qué lo había nombrado asesor. "Siendo secretario del partido estaba buscando un conductor las 24 horas", así que Cerdán le dijo que Koldo era el candidato perfecto. Él tenía derecho a nombrar a cinco asesores y Koldo era con quien tenía un contacto "más estrecho". ¿Por qué lo situó además en los puestos de consejero de Renfe y de Puertos del Estado? Ábalos justificó que no era algo particular de Koldo, se hacía con más asesores y era una suerte de "presencia" del ministro en esos Consejos, aunque sin participar.

Entrando en harina, el magistrado quiso entender cómo eligió a la empresa Soluciones de Gestión S.L (propiedad de Víctor de Aldama) para hacer la contratación de las miles de mascarillas durante la pandemia. A partir de este punto, la carta de Koldo fue utilizada en varias ocasiones. Ábalos no supo prácticamente nada sobre esta contratación, se encargaba el subsecretario de Estado Jesús Gómez, y su asesor era quien había traído la propuesta de la compañía. Se enteró a posteriori de que había habido más ofertas competitivas y todo estuvo, además, fiscalizado por el Tribunal de Cuentas.

El interrogatorio del instructor siguió cronológicamente hasta abril de 2020, cuando el ministro remite correos a Koldo con anuncios de inmuebles en la Costa del Sol. "No se lo pidió a Aldama, sólo a Koldo y fue él quien le informó que estaba en contacto con la propiedad", dijo. El togado repreguntó que si quería alquilar por qué en los mails a su asesor enseñaba casas en venta. "Eran ejemplos", recalcó. Él escogió la propuesta de alquiler con opción a compra de ese chalé en La Alcaidesa (Cádiz) porque en el futuro, si su vida seguía por la misma línea, la idea era comprar, pero todo se desmoronó. Alquiló la casa, le cesaron y se divorció, así que dejó la vivienda en 2021. Eso sí, mientras estuvo pagó rigurosamente "dos meses en concepto de fianza y uno de alquiler". En total, 7.500 euros que puede demostrar y aportará las pruebas al Tribunal en los próximos días.

Puente le preguntó si no existía relación entre la denegación de la licencia de Villafuel S.L. (empresa de hidrocarburos en la que participa Aldama) por parte del Ministerio de Transición Ecológica y el fin del arrendamiento de su casa gaditana. "No tiene relación", aseguró.

Sobre su vínculo con Jéssica R.G., el magistrado le insistió en que no era necesario que se adentrara en su vida más personal. Quiso saber, simplemente, si hizo viajes oficiales, de trabajo, con ella. "Sí algunos, y los gastos los aboné yo a través de Koldo", aclaró. Quiso saber también por qué trabajó en Ineco (empresa dependiente de Transportes) y él, tal y como ha contado este medio, expuso que para quien trabajaba era para el hermano de Koldo, Joseba García, en Adif como ayudante. De hecho, fueron Koldo y Joseba los que se la presentaron y fueron ellos los que se encargaron de la renta de su vivienda en Torrespaña (Madrid) por la que, según la investigación, se le llegó a abonar un total de 88.000 euros a lo largo de tres años.

"Joseba la contrató con el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y yo no tuve nada que ver", expresan fuentes presentes en la cita judicial. Entonces, por qué cuando se le acaba el contrato en Ineco, Koldo se lo cuenta a Ábalos. "Entiendo que me traslada preocupación por la pérdida de trabajo de su amiga"

El fiscal Luzón, muy duro, preguntó por su hijo

El fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón, hizo un interrogatorio muy duro, según citadas voces, y preguntó a Ábalos también por el patrimonio de su hijo, a quien Aldama asegura haber dado comisiones. El exministro de Transportes explicó que su hijo había heredado una administración de Lotería y se había dedicado a hacer consultoría fuera de España.

Por eso, en su patrimonio había un chalé en Madrid, pero "no tiene cuentas con grandes cantidades de dinero". Luzón ahondó también en la relación entre el que fuera secretario de Organización del PSOE y Aldama. "Sólo y exclusivamente a través de Koldo. He comido alguna vez con él y nunca le pedí nada", reveló.

Este comisionista asegura que firmó un contrato con Ábalos para la compra de un piso en la Castellana como 'seguro de vida' de que determinadas constructoras iban a pagarle mordidas a cambio de adjudicaciones trucadas. Sobre eso, el exministro aseveró no conocer prácticamente los nombres de ninguna de las constructoras que se le citaron (sólo a José Ruz, propietario de Levantina, "relación cordial, no amistad") y en relación al inmueble se sintió estafado porque tenía un inquilino dentro y nunca le llegaron a dar las llaves ni pagó nada.

Anticorrupción sospecha que pudo haber contratos adjudicados a estas constructoras modificados e inflados posteriormente. "Las modificaciones las hacen los técnicos", espetó Ábalos. ¿Sobre el cambio de cuatro a ocho millones de euros de mascarillas, Aldama tuvo algo que ver?, preguntó Luzón. Nada, contestó. ¿Y por qué sin haber llegado el primer lote de mascarillas pidieron cinco millones más?, repreguntó, pero él lo desconocía.

Luzón mostró su extrañeza de que todos los temas delicados, Ábalos se los cargara a la espalda de Koldo. "Yo es que a Koldo lo he mandado hasta a comprarme tabaco", llegó a decir.

El interrogatorio del abogado José Antonio Choclán, en defensa de Aldama, fue el penúltimo. Quiso saber si había algún documento falso en lo que había entregado su cliente al Tribunal Supremo y por qué podía tener una carpeta del Gobierno si, como defendió Ábalos, había gran parte de mentira en su relato. "Es una carpeta protocolaria y eso está en la secretaría de protocolo de todos los ministerios", reflejó.

El último, su propio abogado, José Aníbal Álvarez le preguntó por un paquete que la Guardia Civil supuestamente quiso intervenir a finales de 2023 que iba dirigido a él por parte de Joseba. Ábalos se quejó en su alegato final de que había estado sometido a una investigación todo este tiempo sin que ningún juez haya pedido todavía un suplicatorio al Congreso de los Diputados. "Yo ya tengo una sentencia social", dijo. Nadie preguntó, por cierto, por el viaje de Delcy Rodríguez.