Al PNV no le gusta el PNV. Lo ve alejado de la sociedad vasca, con una comunicación desfasada, necesitado de más humildad y con unos dirigentes y cargos faltos de empatía además de incapaces de tener una “conexión emocional” con la sociedad. Incluso describe sus sedes sociales, los ‘batzokis’, como centros necesitados de mayor limpieza y atractivo para captar simpatizantes. Además, en el partido hace falta hacer política más emocional, más actualizada y ajustada a los nuevos tiempos. Es urgente conectar con las nuevas generaciones que nunca les votaron y recuperar el hilo con las que han dejado de confiar en ellos. El profundo repaso o “mirada al ombligo”, según lo define, lo hace la propia formación nacionalista en uno de los documentos presentados en su ponencia de renovación interna que culminara en marzo.

En él analiza con crudeza la estructura, el funcionamiento interno y modo de presentarse ante los ciudadanos que tiene la formación. Titulado, ‘PNV, un partido al servicio de su/un pueblo”, repasa de manera muy crítica las formas de actuar, gestionar y dirigirse a la sociedad. Apela a cambiar, a ‘ponerse las pilas’ y modernizarse para volver a resintonizar: “Hay que reevaluar, reaccionar y revolucionar nuestra forma de hacer política”, asegura. Un partido centenario fundado por Sabino Arana en 1895 que debería despojarse de tics e inercias del pasado para integrase mejor con la sociedad vasca del siglo XXI de la que ve alejado. En el diagnóstico se vislumbran carencias provocadas por una actitud de aislamiento, alejamiento, prepotencia e inercias desfasadas.  

“Cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue distinto”, se sentencia en una clara llamada a renovarse. En las últimas elecciones el partido que aún lidera Andoni Ortuzar –el 20 de enero anunciará si abandona la presidencia del EBB u opta a un cuarto mandato- perdió 100.000 votos y estuvo a un puñado de papeletas del sorpasso de EH Bildu.

La humildad y el modo de presentarse ante la sociedad merece duros reproches y una necesidad de mejora profunda. Así, a los cientos de centros sociales o ‘batzokis’ con los que cuenta el PNV se les insta a actualizarse. Incluso se llega a asegurar que se deben “mantener los batzokis limpios y atractivos” e incluir en ellos espacios de información actualizados y visibles para quienes accedan a ellos.

Más "cercanía y humildad"

Respecto al modo de dirigirse a la ciudadanía, en reiteradas ocasiones reclama mayor empatía y emocionalidad a los miembros del partido. También se apunta la necesidad de demostrar una mayor “cercanía y humildad” y que esta se perciba y se haga visible en “la indumentaria, la apariencia y la actitud”. Recomienda huir del tono “institucional, rígido y encorsetado” cuando participen en actos públicos. Incluso les invita a estar presentes en más eventos populares pero siempre “de modo natural, evitando la participación oficial o protocolaria”.

El autoanálisis concluye que el PNV actual no constituye “un reflejo fidedigno de la sociedad actual”. Por eso cree que debe integrar visiones nuevas, renovadas y presentes en la sociedad. Considera “imperativo” desprenderse de la imagen que otros partidos y movimientos sociales han impuesto y extendido de la formación. Para ello el documento interno, presentado para el debate de sus bases, llama a trabajar y transformar de modo profundo el partido a todos los niveles, comenzando por las cúpulas de la organización.

Señala que en los últimos años en el PNV “hemos dejado de ser un movimiento político para convertirnos en un partido de cuadros”. Llama a las Ejecutivas a cambiar de actitud y a basar sus relaciones con la ciudadanía en el “respeto, la admiración, la escucha y el aprendizaje”. En clave institucional, apela a interiorizar que allí donde se gobierne se haga “a través de las personas” y no “por encima” de las personas. En ambos casos, tanto en la gestión orgánica del partido como en la política de ayuntamientos, diputaciones y Gobierno vasco, se considera que se debe mejorar e intensificar “la rendición de cuentas”. Subraya que debería ser una condición ‘sine qua non’: “La falta de transparencia alienta la desinformación”, recuerda.

Redefinir la estrategia

Cree que hasta ahora no se ha sabido escuchar las nuevas demandas surgidas por generaciones más jóvenes y a las que se ha tendido a “infantilizar” y “menospreciar”. Insiste en que la sociedad ha cambiado de modo profundo y el partido debe hacerlo con ella. Una transformación social que afecta al modo en el que la sociedad hoy se relaciona con la política, pero también en cómo concibe las relaciones sociales, el modo de movilizarse, de comunicarse o de plantear su ocio o la forma de constituir una familia. Llama al PNV al adoptar este “cambio de paradigma”.

En este contexto adecuar y renovar la comunicación y el modelo de abordar la transmisión de sus mensajes es esencial. Ve en la digitalización y la interiorización de la misma en la vida cotidiana del partido una asignatura pendiente.  

El PNV debe “redefinir su estrategia”, señala, para conectar con los nuevos espacios en los que no está presente y otras formaciones sí han sabido penetrar. Cita de modo específico el feminismo y el ecologismo, así como los canales y movimientos de participación presentes en “las herramientas digitales”.

Para llegar a nuevas capas de la sociedad, urge a formarse en las nuevas formas de comunicación digital y a avanzar en ese camino. También a mejorar los niveles de escucha y de recepción de las nuevas demandas. Es urgente mejorar la “conexión emocional” con la sociedad. Incluso con la población inmigrante ante la que invita a “explicar” los proyectos e historia del partido.