En los mercados de materias primas es habitual que las cosas cambien muy rápido. Un solo dato es capaz de hacer tornar las caídas más bruscas en sólidas ganancias. Y viceversa. Pero pocas veces se ha visto un cambio de escenario como el que ha experimentado el petróleo en apenas seis semanas.
A inicios del pasado octubre, el petróleo Brent establecía un nuevo récord en cuatro años, al superar la barrera de los 86 dólares. Con una escalada del 95% desde junio del año anterior, el encarecimiento del barril de crudo aparecía como una de las grandes amenazas para la economía internacional. Así lo indicaba la propia Agencia Internacional de la Energía (IEA) en uno de sus últimos informes y el presidente estadounidense, Donald Trump, ha dejado clara su preocupación a través de diversos mensajes en su cuenta de Twitter.
La estrategia de recortes de la producción de los países de la OPEP iniciada hace ya casi dos años había logrado depurar el exceso de producción que había provocado el desplome de los precios en los ejercicios anteriores. La amenaza de que el petróleo no convencional (el shale oil) sustituiría el crudo que el cártel retirara del mercado había quedado diluida ante las dificultades logísticas que encaraba el sector. Y los problemas de productores clave como Venezuela o Libia agudizaban la sensación de escasez de crudo en un escenario de fuerte demanda.
En ese escenario, la entrada en vigor de las nuevas sanciones de Estados Unidos a Irán se presentaban como un nuevo impulso para los precios del petróleo, que, en el caso del Brent, ya muchos analistas veían en el entorno de los 100 dólares por barril.
Hace solo un mes, muchos analistas pronosticaban que el Brent alcanzaría los 100 dólares
Hoy, sin embargo, el Brent se mueve ligeramente por encima de los 65 dólares. En solo seis semanas, el crudo ha visto esfumarse más de un 23% de su valor. Prácticamente todo lo ganado en el último año ha saltado por los aires en apenas seis semanas, conforme el mercado ha pasado de temer una escasez de oferta en el mercado a vislumbrar, nuevamente, un exceso de la misma.
"Mientras que en los últimos meses, la atención se centró en el embargo de Irán y las dificultades de producción de Venezuela, es decir, los riesgos de una oferta muy escasa, el mercado ahora parece cada vez más preocupado por las perspectivas de una oferta excesiva", comenta Norbert Ruecker, jefe de análisis macroeconómico y de materias primas de Julius Baer.
Este giro en la situación no se explica por una única razón, sino que, como observan en Link Securities, el mercado petrolero se ha visto afectado por "un cóctel explosivo", que ha cambiado de la noche a la mañana sus perspectivas.
La reciente ralentización de la economía mundial ha empezado a trasladarse a los cálculos de la demanda de los productores, como dejó claro este martes la OPEP, cuando redujo por cuarta vez consecutiva su previsión para el próximo año situándola en niveles inferiores a su producción actual en 1,4 millones de barriles diarios.
El 'shale oil' ha superado sus dificultades logísticas y se vuelve a expandir a ritmos récord
El cártel de países productores se enfrenta, además, al resurgir del shale oil en Estados Unidos, que, superados ya los problemas logísticos que habían frenado su producción durante meses, ha iniciado un repunte que vuelve a situar a la potencia norteamericana en camino de convertirse en el mayor productor de crudo del mundo. "Desde mediados del verano, los inventarios de crudo y productos derivados del petróleo de los Estados Unidos. Se han incrementado a su ritmo más acelerado en los últimos cinco años", observa Ruecker.
A esto se suma que las restricciones al comercio de petróleo iraní han sido hasta la fecha menos estrictas de lo que esperaba el mercado, ya que Trump ha permitido una serie de exensiones a determinados países para seguir comprando petróleo al país de los ayatollah. Y en paralelo, países como Libia han logrado superar sus recientes dificultades, incrementando su producción petrolera.
Todo esto se produce, además, en un momento en que tanto Arabia Saudí como Rusia habían decidido abrir un poco el grifo de la producción para compensar el riesgo de escasez derivado, precisamente, de las sanciones a Irán y la crisis de Venezuela.
¿Nuevos recortes de producción?
Por esa razón, Arabia Saudí vuelve a plantearse ahora un nuevo recorte de la oferta, que debería ser aprobado por la OPEP en su próxima reunión del próximo 6 de diciembre. Esta intención cuenta con el respaldo del secretario general de la organización, Mohammad Barkindo, quien señaló este lunes que el resurgimiento del suministro fuera de la OPEP estaba empezando a parecer "alarmante" e insisitió en la necesidad de que el grupo y sus aliados acuerden un recorte de un millón de barriles por día cuando se reúna el cártel el próximo mes.
Sin embargo, hasta la fecha, las exigencias de Arabia Saudí no parecen haber suscitado suficiente apoyo entre sus socios, especialmente en Rusia, donde los responsables políticos se mostraban satisfechos con la nueva estrategia de elevar la producción, que permite al país ganar cuota en un escenario donde muchos de sus competidores atraviesan serias dificultades.
Además, son varias las voces que se han alzado contra la posibilidad de nuevos recortes en la oferta. Este mismo miércoles la IEA ha señalado en su informe mensual que "el aumento de las reservas debe ser bienvenido como una forma de seguro, en lugar de una amenaza".
Desde la OPEP consideran alarmante el incremento de la producción de sus competidores
La agencia considera que sería irresponsable tratar ahora de volver a impulsar los precios, ya que los 700.000 barriles diarios en los que estima que se elevará la oferta en el trimestre actual deben servir como colchón ante la presumible volatilidad que afectará en los próximos trimestres a la producción de países como Venezuela, Irán o Nigeria.
Y tampoco Trump ha dejado pasar la oportunidad de meter presión a la OPEP al escribir en Twitter que, "con suerte, Arabia Saudita y la OPEP no cortarán la producción de petróleo. ¡Los precios deben ser mucho más bajos en base a la oferta!".
Con todo, son muchos los expertos que sí prevén que ese recorte se produzca en las próximas semanas. "En nuestra opinión el problema actual es más de oferta que de demanda, y ello a pesar de que es evidente que la ralentización del crecimiento mundial está debilitando algo ésta. Esperamos que la OPEP, “amenazas” aparte, opte por volver a reducir su producción cuando se reúna el mes que viene, para impedir que el precio del crudo siga cayendo con fuerza", apuntan en Link Securities.
Ese gesto podría volver a variar la suerte del mercado del petróleo, pero, mientras tanto, como indica Aneeka Gupta, analista de WisdomTree, el mercado seguirá tratando de valorar el impacto de los incentivos políticos sobre los precios del crudo y la capacidad de la OPEP de responder a este nuevo entorno.
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