Una de las propuestas estrella de Sumar es la de apostar por la extensión del derecho al voto a los jóvenes de 16 años, dos años menos del mínimo legal para ejercerlo según la legislación vigente. Si bien en el programa electoral de las generales de 2023 no se contemplaba la propuesta, la reivindicación era ya conocida entre miembros de la coalición de partidos encabezada por la candidatura de la actual vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Es el caso de Más País e Íñigo Errejón, desde 2019, ahora inmerso en los escándalos por supuesto acoso sexual, fuera de la política y a la espera de juicio. O Más Madrid. Ese mismo año lo incluyó Podemos en su programa. Recientemente, tras su congreso federal, el PSOE acordó de cara al futuro reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, atendiendo a la reivindicación de las Juventudes Socialistas. Lejos de los postulados, este verano Sumar dio un primer paso legislativo en la Comisión de Juventud e Infancia del Congreso de los Diputados, consiguiendo validad con el respaldo de los socialistas y la negativa de PP y Vox, una proposición no de ley sin efectos legales, solo orientativos para el Ejecutivo nacional.

Sin expectativas en el horizonte para dar un paso directo para la reforma de esa ley, y con asuntos de mayor urgencia sobre el calendario para los dos socios del Gobierno, la posibilidad de rebajar la edad de voto en dos años supone una paradoja para Sumar, impulsora de este asunto, y la izquierda en general. España, a la cola de otros países europeos, avanza hacia un escenario electoral similar en lo que a tendencias ideológicas entre la gente más joven se refiere. Por lo que una ampliación de la base ciudadana con derecho al voto podría ir en prejuicio de objetivos políticos de sus principales valedores.

Las pasadas elecciones europeas ya dejaron muestras de ese incremento de público juvenil que se adhiere cada vez más a las opciones de derecha o ultraconservadoras. Según datos de diversas encuestas recopilados por el periódico económico Financial Times en los días previos a los comicios del 9 de junio, casi un tercio de los votantes de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia o del Partido de la Libertad de Geerts Wilders en Países Bajos eran menores de 30 años. El 22% en el caso de Alternativa para Alemania, que vuelve a despuntar en el país germano con elecciones federales programadas para febrero tras un adelanto.

En el caso de España, diversas encuestas publicadas este mes de diciembre dejan constancia del incremento de Vox entre los públicos de entre 18 y 24 años. NC Report para La Razón apunta a que en ese espacio frente al 6,3% de Sumar y el 15,3% de apoyo al PSOE, Vox logra un 10,4% y el PP un 13,2%, sumando en conjunto el centroderecha y la ultraderecha un 23,6% y dos puntos más que la izquierda. Ese público, además, es el menos interesado por la política y el más abstencionista. Según ese sondeo, el voto a las marcas clásicas aumenta conforme se profundiza en edad, y Vox y Sumar descienden notablemente, aunque los de Santiago Abascal también cuentan con tirón entre los 25 y 34 años.

Hay dos casos en diciembre [de las diez encuestas publicadas] donde Vox sí da el sorpasso en esa franja mínima de edad del electorado al resto de partidos. Son GESOP para El Periódico, y 40dB para la encuesta que elabora para El País y Cadena SER. En el primero, Vox consigue el 25% de la intención de voto de los más jóvenes, seguido por un 20% para el PSOE y un 11% para el PP. Sumar está muy por debajo. La tendencia se mantiene hasta los 34 años, donde al 19% que consigue Vox le supera el PSOE con el 21%. Los datos son muy similares en el caso de 40dB: 24,9% para Abascal, 20% para Pedro Sánchez, 11,2% para Alberto Núñez Feijóo, 6% para Sumar y Podemos y un 2,3% para Alvise Pérez.

Respecto al voto juvenil se refirió Feijóo, en una conversación informal con los periodistas en la tradicional copa de Navidad que ofrece el partido. En ella, a mediados de diciembre, mostró su preocupación por la falta de tirón entre el electorado juvenil, aunque ha repuntado respecto al pasado.

Diferencia clara entre hombres y mujeres

Si se atiende a los datos de 40dB, hay una distinción clara entre el votante masculino y el femenino. Los hombres tienen más predilección por Vox, en un 65-35% aproximadamente y de forma general que no escapa tampoco entre las capas de electorado más jóvenes. El votante femenino de Vox entre los 18 y 24 años es del 17,4% frente al 28,6% masculino. La diferencia también es considerable en el resto de partidos, algo que se puede explicar por que ese abstencionismo está más ejercido por hombres. El PSOE muestra una diferencia de 20,2 vs. 13,3%, el PP de 17,4 vs. 10,2%, y Sumar del 7,3 al 3%.

Seis años de vuelco a la derecha

Esta reivindicación de la izquierda a la izquierda del PSOE no es reciente, sino que viene desde 2014, cuando la herencia del 15-M acreditó un notable apoyo juvenil al espacio que se ha ido configurando posteriormente en torno a Podemos, Unidas Podemos y Sumar. Pero hay varios factores a los que puede atribuirse ese vuelco.

Primero, uno político. Muchos de esos votantes jóvenes llevan seis años bajo gobiernos de izquierda liderados por el PSOE y respaldados por socios de ese espacio a la izquierda, sin ver resultas expectativas básicas como en materia de vivienda o a nivel de calidad laboral. Segundo, a ello hay que sumar el cambio del dominio ideológico en las redes sociales: Podemos ha pasado de capitalizar el mayor respaldo en Twitter a que las tesis de izquierda queden acorraladas frente a las de derecha alternativa o populistas de extrema derecha. No es un hecho limitado solo a España, también se da en otros países occidentales donde el nacionalpopulismo ha ido ganando terreno. El ecosistema de X ahora con Elon Musk lo facilita.

El lenguaje digital es el que más tratan los jóvenes, apegados a las nuevas tecnologías. Y el dominio de ese tipo de partidos, caso de Vox en nuestro país, permite canalizar ideas clásicas a través de las nuevas narrativas: memes, contenido audiovisual, zascas... La mezcla de al menos estos dos componentes, vehiculan lo conservador como lo nuevo punk, la forma de oponerse a lo establecido, que en los últimos tiempos vienen siendo las políticas progresistas. A ello se une una crisis identitaria a nivel general de la izquierda posmodernista, que ha dejado de lado por el triunfo del sistema capitalista la clásica lucha de clases y ha apostado por nuevas causas socioculturales como los derechos de diversos colectivos o el ecologismo que, en momentos de dificultades para desplegar un proyecto de vida se vuelven secundarios para muchos electores que no necesariamente están muy politizados.

Las encuestas anteriormente mencionadas de forma regular no ofrecen ese detalle de voto por edad, por lo que se hace complicado ejemplificar la progresión en diferentes sondeos desde 2019, en los primeros meses de gobierno de la izquierda, y en pleno ciclo electoral en el que Vox entró como nueva opción nacional. Sí se puede atender, en cambio, al CIS, que aunque desprestigiado por el cambio de método de elaboración de las encuestas, sin cocina, ofrece otros microdatos directos.

En el barómetro de enero de 2015, Podemos era la opción preferida por los jóvenes de entre 18 y 25 años en un 27,4%. El PSOE lo era para el 13% y el PP solo un 4,3%. Si se avanza hacia enero de 2019, tras los primeros meses de gobierno del PSOE tras la moción de censura, y con nuevos partidos que podrían hacer competencia a Podemos, en ese gusto por los jóvenes por innovar y la desconfianza generada hacia los partidos tradicionales, la cifra ya baja cuatro años después.

En 2019, el año empieza con Podemos muy reducido al 8,6% sin contar a sus aliados de Compromís o los comunes, por ejemplo. El PSOE se sostiene ganando una décima, el PP recupera fondo hasta el 6,3%, pero la palma se la lleva Ciudadanos, con el 15,8%. Vox, que empieza a ganar reconocimiento, se sitúa en el 2,3%. El giro al centroderecha ya empieza a ser patente. Ese mismo año, en diciembre y tras un ciclo electoral con dos repeticiones con el declive de los naranjas de por medio, el estudio postelectoral ofrece cambios notables. El PP se mantiene, pero el PSOE sube hasta el 19,2%, Unidas Podemos en solitario hasta el 15,1 y Vox hasta los 12 puntos.

Ya en un contexto reciente, con el equilibrio de fuerzas actual y después de las generales de 2023, el PSOE volvió a aglutinar la mayor cifra del voto joven con el 29,5% a costa de su espacio a la izquierda, aunque Sumar obtuvo el 21,1%. PP y Vox se hicieron con el 18% y el 10,4%. En este cierre de año, las cifras [con datos del barómetro de noviembre, las más completas hasta el momento] arrojan el refuerzo de Vox y PP, con un empate al 15,9%, el descenso del PSOE al 18,1% y el hundimiento de Sumar al 4,3%.