2024 trajo consigo una revolución del panorama literario. En febrero, Planeta publicaba Alas de Hierro, la segunda entrega de la saga juvenil de fantasía Empíreo, escrita por la autora estadounidense Rebecca Yarros. El éxito fue inmediato: las librerías estaban abarrotadas de clientes que querían hacerse con la primera edición de una novela que ya se había agotado durante su preventa. ¿El motivo? Los cantos del libro, el borde de sus páginas, estaban coloreados de un intenso color rojo.

Rápidamente, esta edición limitada se convirtió en un objeto de coleccionista. Un tesoro que no se libró de las infames garras de los especuladores, que compraron el libro para, más tarde, venderlo a precios desorbitados en plataformas de segunda mano como Iberlibro o Wallapop. El resto de editoriales, recelosas, empezaron a preguntarse cómo poder sacar provecho de la gallina de los huevos de oro. La solución estaba clara: más y más color.

Hace tiempo que los libros dejaron de ser un placer para ser un producto. Al entrar en una librería los ves, apiladitos unos sobre los otros, colocados estratégicamente para dar visibilidad a lo que realmente importa: los colores chillones y los brillantes detalles que salpican el borde de sus páginas. Ya no existe la magia en las palabras ni la melodía en las frases. No hay que juzgar un libro por su portada, dice la expresión. Y, sin embargo, parece ser lo único que se motiva desde las propias editoriales.

El libro que no es libro

El coleccionismo de libros no es ninguna novedad. Todos conocemos a esa persona que, en su obsesión con su novela favorita, adquiere todas las ediciones que encuentra, ya sea ilustrada, en pop-up, adaptada, en chino, japonés, latín... Y, por lo que sea, siempre es El principito.

Para Raquel Gisbert, responsable de ficción de Editorial Planeta, "en un entorno cada vez más digital y vaporoso, el comprador aprecia el objeto, lo material, algo que poder guardar, poner en su estantería, que el autor se lo firme, poder subrayar, etc. Por tanto, cuanto más cuidado sea ese objeto, mejor". Nos encontramos entonces con un auge del libro como objeto: ya no se premia la originalidad del texto sino la originalidad del formato.

El pasado mes de diciembre, por ejemplo, hubo un libro que opacó al resto por prometer una experiencia de lectura totalmente diferente: Un corazón por navidad. Cada capítulo de la novela se encontraba sellado y, con un abrecartas, el lector debía abrir cada día el episodio precintado. Un extraño calendario de adviento que "fue un boom en preventa, pero luego la gente no lo leía, porque vieron que no tenía calidad", explica Constanza Tejera, trabajadora en la librería Baobab Aljarafe, en Sevilla.

@mariaangelme Respuesta a @Dul Mdz Necesito ver opiniones de quien se lo este leyendo 👀👇🏻 #uncorazonpornavidad #fyp #parati #girls #booktok #calendariodeadviento ♬ Storytelling - Adriel

Estas ediciones limitadas no sólo han modificado la manera que tienen las propias editoriales de vender el libro, sino que también han obligado a los libreros a cambiar su forma de presentarlos. "Ahora, en los vídeos para redes sociales se intenta que al fondo se vean los libros del revés. Que se vean los cantos tintados. Claro que existe el factor de que te guste leerlo, pero creo que es un afán de coleccionismo", sentencia Tejera.

Ahora, los eruditos no podrán tildar de inferiores los libros que esconden estas historias, pues ensayos y novelas populares, como El infinito en un junco de Irene Vallejo o Violeta de Isabel Allende, han pasado también por una reedición exclusiva y limitada de cara a las pasadas navidades. Pero, ¿por qué ahora los libros nacen ya con vocación de objeto de coleccionista?

Publicar las redes sociales

Las redes sociales han cambiado la forma que tenemos de relacionarnos con el mundo. Ya no disfrutamos del arte por el hecho en sí mismo de hacerlo, sino para mostrarlo en Instagram. Pasa con los conciertos, pasa con los museos y pasa con los libros. Todo se hace para enseñar. En TikTok, la plataforma de contenido breve, rápido y superficial, se utiliza el hashtag #BookTok para agrupar aquellos vídeos que tienen que ver con la literatura, un término que contiene ya 43,4 millones de publicaciones.

"Las redes sociales, y sobre todo Tik Tok, han contribuido a dar visibilidad a novelas cuyos materiales son diferentes, mucho más sofisticados y que utilizan tecnología especial, tipo cantos decorados, uvi espesorado [relieve], etc.", explica Gisbert. El contenido de BookTok, entonces, no habla del libro en sí, sino del formato que lo rodea, y anima al lector a que lo compre para, más tarde, ser él mismo el que lo muestre en otro vídeo.

Esto hace que la literatura se convierta en una moda rápida, y el libro en un producto más que poder incorporar a tu identidad. Da igual si no te has leído los 50 libros que tienes en tu estantería porque lo que se ve es que los tienes y eso, por lo que sea, te hace ser más sabio o por lo menos más guay. Pero estos libros de los que se habla en TikTok no son trascendentes: dos semanas después de comprar el libro del que todo el mundo está hablando, este se encuentra ya obsoleto.

"[Las redes sociales] han influido en todo", manifiesta Tejera mientras recuerda una anécdota de una de las últimas ferias del libro en las que participó su librería. "Pese a ser una autora bastante popular, las lectoras no compraron el último libro de Alice Kellen porque habían visto en TikTok que ese libro no era como los otros. Es decir, no le daban la oportunidad aunque estuviese escrito por una de sus autoras favoritas porque habían visto que no era bueno".

La influencia de TikTok en el negocio editorial no termina ahí. En octubre se dio a conocer que a lo largo de 2025 ByteDance, la empresa matriz de la plataforma, empezará a colaborar con Zando, una editorial independiente, en la publicación de novelas impresas. Bajo el nombre de 8th Note Press, el nuevo sello editorial se centrará en publicar aquellos géneros populares de TikTok: el romance y la ficción juvenil, cuyas tramas simples, plenamente eróticas y reducidas a burdos clichés terminan por acotar los gustos del propio lector, influenciado por todo aquello que lee. Ahora bien, cuando estos libros empiecen a estar en movimiento, ¿qué vídeos promocionará la plataforma? ¿Aquellos que hablan de las novelas de 8th Note Press o los que celebran libros de la competencia?

El caso de 'Alas de ónix'

El próximo miércoles 22 de enero saldrá a la venta Alas de ónix, la tercera entrega de la saga que ha iniciado la revolución de los colores. Y, al igual que sus predecesoras, contará también con una primera tirada de edición limitada. La librería sevillana en la que trabaja Tejera cuenta con "una previsión de x número de ejemplares de Alas de ónix, y ya tenemos vendidos el 75% en reservas, únicamente porque la primera edición viene con los cantos tintados".

Sin embargo, lo más probable es que la editorial termine por publicar una edición coleccionista de la ya de por si edición limitada, como ha hecho con el resto de los libros de la saga. Porque sí, pese a publicitarlo como un estreno único, unos meses después del caos generado con Alas de hierro, Planeta reeditó ambos libros en dos flamantes ediciones, tintadas casi al completo de un intenso color púrpura y rojo respectivamente. "¡Las quiero en mi casa de decoración!", exclamaba, feliz, una lectora que pudo ver en primicia estas 're-reediciones' en el vídeo con el que la editorial anunció la noticia.

Los cantos tintados han supuesto una revolución en el mercado, cuando la verdadera revolución debiera ser consumir con cabeza. ¿Disfrutas de un libro del que, además, han lanzado una edición especial? Está bien, date el capricho. Pero no olvides que, a la larga, lo que aporta valor real a una historia es lo que se cuenta. No le hagas ascos a una novela porque no parezca que le ha vomitado un unicornio. Descubre, elige, lee. Murakami lo sentenció en su Tokio Blues: "Si solo lees los libros que todos los demás están leyendo, solo puedes pensar en lo que todos los demás están pensando".