Es provocadora y su vida personal no encaja con el estándar de un partido de ultraderecha. Alice Elizabeth Weidel (Gütersloh, 1979) aspira a la Cancillería de la República Federal de Alemania por Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha que tras sus éxitos en tres Länder del este en septiembre pasado ahora aspira a recortar distancias con los conservadores, en cabeza en los sondeos. Weidel, lesbiana, nieta de un nazi y fan de Margaret Thatcher, es el último objeto de deseo electoral del archimillonario Elon Musk, el histriónico dueño de X.

Este jueves Alice Weidel va a conversar ante el mundo con Elon Musk en un streaming retransmitido por X. Es su momento. Musk dice y reitera que "solo AfD puede salvar a Alemania" de la hecatombe. Y ahí está Alice Weidel para recoger los réditos electorales y la propaganda gratuita que le ofrece el dueño de la red social con 540 millones de usuarios activos e el mundo.

Cuando apenas faltan 11 días para que Donald Trump asuma como presidente de EEUU de nuevo, Elon Musk se dedica ahora a divulgar su mensaje en Europa con el respaldo a Nigel Farage, el artífice del Brexit en Reino Unido, a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, de quien dice que es "aún más bella por dentro que por fuera", y ahora Alice Weidel, a quien va a lanzar al estrellato de las redes.

No ultras sino conservadores libertarios

En primer lugar, Alice Weidel asegura que AfD no es un partido de ultraderecha, sino un partido "conservador libertario que se encuentra en el centro" del espectro político. Alternativa para Alemania surgió en febrero de 2013 de la mano del economista Bernd Lucke y el abogado Alexander Gauland, ex miembros de la Unión Cristiano Demócrata. Previamente habían fundado Wahlalternative 2013.

En sus orígenes el partido era euroescéptico y liberal, nada que ver con la ultraderecha. Rechazaban el rescate de los países del Sur después de la crisis financiera. En las elecciones de otoño de 2013 se quedaron al límite del 5% y no entraron en el Bundestag.

El partido dio un giro de 180 grados en 2015, después de la crisis migratoria y de la política de puertas abiertas de la canciller conservadora Angela Merkel. En julio el ala derechista del partido, liderada por Frauke Perry y Jörg Meuthen, se había impuesto con su discurso anti inmigración. La llegada de un millón de refugiados, la mayoría sirios y afganos, les dio combustible para atizar el fuego de la xenofobia.

Alice Weidel ingresó en AfD en octubre de 2013. Estudió Económicas en la Universidad de Bayreuth y por su expediente logró una beca en China. Escribió su tesina sobre el sistema de pensiones en el país asiático.

El ascenso de AfD

Después se dedicó al mundo de los negocios. Había trabajado en Goldman Sachs, Allianz Global Investors, Heristo y se reconvirtió en consultora para startups poco antes de volcarse de lleno en el partido. En 2015 ya formaba parte de la dirección de AfD y dos años más tarde, cuando AfD hizo su irrupción en el Parlamento federal con un 12,6% de los votos, 94 diputados, fue candidata a la cancillería.

Repitió en tándem en 2021 junto con Tino Chrupalla. En la pandemia se hicieron negacionistas. Entonces se quedaron en el 10,3%, pero en fueron el partido más votado en Turingia y Sajonia. Su dominio en el este se ha consolidado en otoño pasado: en las elecciones regionales ganaron en Turingia, encabezados por Björn Höcke, quien flirtea con consignas neonazis sin pudor; y quedaron en segundo lugar en Sajonia y Brandemburgo. De momento el cordón sanitario, es decir, el veto a pactos, les deja fuera de los gobiernos regionales y en el federal, pero cada vez es más difícil conformar mayorías alternativas.

Según la última media de sondeos de las principales encuestadoras, AfD rozará el 20% de los votos, a diez puntos de los conservadores de la Unión (CDU y CSU), liderados por Friedrich Merz. La Unión se niega a pactar con AfD. De acuerdo con esta proyección, conseguirán 144 diputados del total de 630. Superarán a los tres partidos del actual gobierno, socialdemócratas, verdes y los liberales. El FDP aún no está claro si logrará entrar en el Bundestag (ha de superar el 5%).

Fuera de las normas

Alice Weidel va a ser designada oficialmente como candidata a la cancillería el fin de semana en el congreso de AfD en Riesa, Sajonia. Para esta economista que vive a caballo entre Alemania y Suiza, donde ha formado una familia con su pareja, la productora de cine Sarah Bossard, nacida en Sri Lanka y adoptada, y sus dos hijos, el umbral del 20% es clave porque marca sus opciones de gobierno.

En realidad, no las tiene la AfD por el cordón sanitario pero si uno de cada cinco votantes alemanes les dan su apoyo es una señal clara para el resto de los partidos. Entre los jóvenes AfD cada vez tiene más seguidores. Y es significativo que Elon Musk haya difundido su manifiesto a favor del partido de Weidel en el Welt am Sonntag, el dominical del grupo Springer. Este conglomerado mediático alemán parece que apuesta por la normalización de AfD.

Alice Weidel pertenece a una minoría en el grupo parlamentario de AfD: solo hay nueve mujeres entre sus 69 diputados. Apenas representan el 11,9%. Su vida personal, lesbiana y madre, tampoco encaja con la filosofía anti woke de su partido.

En su trayectoria política estuvo en el foco por el asunto de los ingresos ilegales de 132.000 euros procedentes de Suiza que se usaron en la campaña de 2017. La cuestión se saldó con una condena a que el partido pagara una multa de 400.000 euros en septiembre de 2021.

Hans Weidel, el abuelo juez al servicio de Hitler

Más recientemente ha salido a la luz que uno de sus abuelos, Hans Weidel, fue juez designado directamente por Adolf Hitler, responsable de sentenciar a opositores del Tercer Reich, según una investigación del Welt am Sonntag, de la que se hico eco Politico. Otros líderes de AfD como Björn Höcke no han ocultado su simpatías por el nazismo. Höcke dijo que el memorial del Holocausto en Berlín era un "monumento vergonzoso". O Alexander Gauland minimizó el nazismo como "una cagadita de pájaro" en un milenio de historia gloriosa.

Sin embargo, Weidel nunca había elogiado el nazismo. Siempre había contado que su familia procedía de Silesia, en Polonia actualmente, pero nunca se habría referido al papel de su abuelo Hans Weidel en el nazismo. Su portavoz aseguró en noviembre pasado que ella no estaba al tanto. "Debido a desavenencias familiares, Alice Weidel no tenía contacto con su abuelo, que murió en 1985, ni fue objeto de conversación entre los suyos", dijo el portavoz. Weidel tenía entonces seis años. Su abuela, que también perteneció al Partido Nacionalsocialista, falleció dos años después.

Hans Weidel fue nombrado juez militar en la comandancia de Varsovia en julio de 1941. Sus superiores elogiaron como había cumplido con su trabajo "con gran interés". En la época de Hitler las cortes militares pronunciaron 50.000 sentencias de muerte y se ejecutaron 20.000. Tres años después Hans Weidel fue ascendido y el nombramiento lo firmó el propio Hitler. Al ser derrotado Hitler, Hans Weidel aseguró que no estaba al tanto del trato dado por los nazis a los judíos. "Nunca escuché nada de los crímenes de la SS", dijo. Le abrieron una investigación pero se cerró por falta de pruebas.

No parece que su pasado vaya a costarle votos a Alice Weidel, quien como la primera ministra Giorgia Meloni se declara admirador de Margaret Thatcher. "Me impone su biografía, cómo nadaba contra corriente, incluso cuando las circunstancias iban en su contra, seguía adelante", dijo en una entrevista en el Bild.

Provocadora, arrogante, fría como una "princesa de hielo", arremete contra el uso del velo, y la pasión "guerrera" de la CDU, fruto de las "fantasías sexuales de hombres impotentes", para criticar el apoyo a Ucrania en la guerra de agresión rusa. Alice Weidel, rubia y esbelta como las ninfas de los documentales de Leni Riefenstahl, va a aprovechar la escenografía con Elon Musk para convencer a quienes aún ven a AfD con reparos. Ya lo decían en 2021, AfD es "Alemania, pero normal". Lo cierto es que cada vez más dejan de ser excepcionales.