La figura de George Soros ha sido dilapidada por Vox y sus socios internacionales en los últimos años. Incluso ya estaba en la diana de los partidos ultraconservadores europeos, especialmente de la Fidesz húngara, mucho antes del salto nacional de los de Santiago Abascal. Pero el protagonismo del magnate estadounidense, de origen húngaro, despuntó con la primera campaña electoral de Donald Trump y su victoria para presidir Estados Unidos en 2016.

¿El motivo? Soros, de 94 años, nacido en Budapest en 1930 y emigrante judío durante la Segunda Guerra Mundial ha centrado parte de su vida a la filantropía y a financiar movimientos, causas de la izquierda internacional, así como a organismos pro derechos del colectivo LGTBI o las libertades sexuales, como el aborto. Causas censuradas por las agrupaciones ultras europeas. Asimismo, es tachado como un "globalista".

De cara a la primera moción de censura de Vox a Pedro Sánchez, en octubre de 2020, el partido de Abascal implicó al propio Soros esporádicamente en el asunto, comparando los fines del Gobierno con los objetivos del millonario. "El futuro no pertenece a los globalistas, pertenece a los patriotas", escribió la formación en redes. Todo, pese al desconocimiento general de la sociedad española respecto a quién es Soros. Un guiño, en definitiva, a los parroquianos, pero también a los más escépticos con la covid, tan solo meses después del confinamiento y la gestión del Ejecutivo, y siendo Soros uno de los grandes defensores internacionales de la vacunación.

La apelación a Soros se ha vuelto casual en mítines, o discursos políticos en sede parlamentaria. También ha motivado iniciativas de Vox en Bruselas, como cuando se solicitó comprobar qué tipo de implicación tuvo la entidad Open Society Foundations en el respaldo a una app con la que el independentismo pretendía blindar una nueva consulta ilegal en Cataluña. La injerencia de un multimillonario en causas políticas a nivel internacional y, especialmente nacionales, no gustó a Vox.

No preocupa, en cambio, la implicación, de momento mediática y sin que haya conocimiento de posibles apoyos económicos, del magnate Elon Musk en la precampaña de elecciones federales alemanas de cara al próximo mes de febrero. El propietario de la red social X, y fiel apoyo —también económico, de hasta 260 millones de euros— de Trump en este retorno a la Casa Blanca, se ha mostrado claramente partidario de Alternativa para Alemania, un partido homólogo de Vox en Alemania en lo que respecta a multiculturalismo, pero que excede en el ideario de los afines, al coquetear con postulados neonazis. Eso le ha llevado a estar entre los no adscritos en la Eurocámara, ni en ECR con Giorgia Meloni, ni en Patriotas por Europa con Abascal.

Fuentes nacionales de Vox, consultado por ello, no creen que las posiciones explícitas de Musk respecto a AfD, a cuya candidata Alice Weidel entrevistó el pasado jueves, suponga una injerencia. No entran, con todo, a compararlo con la figura de Soros. A su juicio, las opiniones de Musk son únicamente suyas, y entran dentro de "la libertad de expresión". Cuando se matiza que, si bien no hay aparente apoyo económico a AfD, como Soros sí ha podido ofrecer a distintas causas de la izquierda, pero sí se cuenta con un aparato digital gigantesco, uno de los principales micrófonos del mundo, con el que se puede influir masivamente en la opinión pública, desde Bambú se limita a apreciar que, desde que Musk controla la plataforma X, "hay mayor equilibrio entre las corrientes conservadoras y de la izquierda".

Desde principios de la antigua Twitter, hasta la compra de Musk, las posiciones de izquierda proliferaban en la red. Conforme la crisis económica se iba moderando en Occidente y la crisis migratoria se implementaba, agrandando en votos a los partidos como el de Marine Le Pen en Francia, el número de seguidores de estas agrupaciones se consolidaron en la red. De hecho, estos partidos se adaptaron y priorizaron las formas de comunicar más propicias del mundo digital, con discursos más contundentes, fáciles de comprender, ágiles, con gran presencia y detalle audiovisual, y especialmente dirigido a los jóvenes. El éxito en las últimas europeas de Jordan Bardella, de la Reagrupación Nacional francesa, por sus vídeos en Tik Tok, es un ejemplo.

Musk es una extensión, en definitiva, de los intereses de Trump, aunque con una intencionalidad añadida de ver la política como puramente un ámbito de oportunidad para los negocios. Con gobiernos afines a sus tesis, pero a la vez críticos con las de la Unión Europea, que combate los intereses de las grandes tecnológicas extranjeras en el territorio, la oportunidad de prosperar es mayor. Eso es un hecho. Y en lo que respecta a Vox, X es su principal baza comunicativa, más con las libertades de contenido otorgadas por la gestión de Musk. Si prospera él, los intereses de los de Abascal a nivel digital están asegurados.

La fina línea: libertad de expresión vs. desinformación

La posibilidad de desestabilidad el proceso alemán mediante desinformación, preocupa en Bruselas. Alemania es uno de los socios esenciales, y AfD, en cuyas filas se ha acreditado vínculos con el régimen chino y ruso, va segunda ya en las encuestas después de recuperarse electoralmente este año.

La compra de Twitter por Musk se enmarcó en una cruzada por proteger la libertad de expresión, dado que el empresario cree que una de las crisis contemporáneas es la amenaza de ésta. Para fomentarla, ha relajado la moderación de contenidos, lo que, además de dar mayor capacidad de expresión al usuario, promueve una mayor facilidad de despliegue de información falsa, sesgada o descontextualizada que tiene en la diana a colectivos minoritarios, dividen respecto a la libertad sexual o el aborto, y tienen en la diana a los migrantes. Se ha aprovechado para agitar la teoría de fraude electoral en Estados Unidos en 2020.

Esto ha llevado a Musk a protagonizar choques con los gobiernos europeos, el brasileño, el australiano o el de Reino Unido. Directo con el primer ministro británico, Keir Starmer, ha sido el enfrentamiento, acusándole de errar durante su etapa de director de la fiscalía ante el procesamiento de una banda de hombres que violaron a niñas entre 2008 y 2013. Además de Alemania, según ha publicado Financial Times, "el multimillonario ha estado sopesando cómo él y sus aliados pueden desestabilidad el gobierno laborista y generar apoyo para movimientos políticos británicos alternativos para forzar un cambio de gobierno". Entre esos movimientos estaría la Liga de Defensa Inglesa de Tommy Robinson, más alejada del nacionalpopulismo y más próxima a la extrema derecha clásica y antiinmigración. Algo que le ha llevado a alejarse de rostros como Nigel Farage, líder de Reform UK.

Vox, en pleno repunte

Fuentes nacionales de Vox niegan lazos directos con Musk, pero sí acreditan nexos con la administración Trump, algo que se puede relacionar con la presencia reiterada de Vox a la Conferencia de Política de Acción Conservadora o al think tank próximo a Trump Heritage Foundation, con causas ultraconservadoras compartidas con el sector más duro del Partido Republicano. El interés de acercarse a la nueva administración Trump es palpable, y, por ende, a los intereses compartidos del político y el empresario.

Un apoyo explícito de Musk, con el condicionamiento de los mensajes mucho más a favor de Vox, supondría un plus en un momento de bonanza electoral, al menos de forma virtual en las encuestas. Del 12,4% cosechado el 23-J en las últimas generales, ahora se sitúa en torno al 14%, a 1,05% de su mejor resultado en noviembre de 2019. Reflotaría a los 40 escaños aproximadamente, frente a los 33 que ostenta ahora en el Congreso.

Un plus a favor de Abascal es los datos del instituto 40dB, además de la última encuesta de GESOP, que sitúan a Vox como principal preferencia entre los jóvenes. Ello, hilado a que son el principal público potencial de X, beneficia a Vox de cara al futuro si el magnate desea seguir influyendo en procesos. Además, la retención de electorado para Abascal es superior al 80%. Este momento, coincide con la llamada Ignacio Garriga a una "movilización máxima" de cara a este año. Para coordinarse en la calle y poner a punto la acción de partido, lo más coordinada posible en todo el territorio.

Esa movilización también se ha dado a nivel internacional por parte de Vox, con asistencia asidua a todos los eventos de sus principales socios, como con Milei en Argentina en el CPAC de Buenos Aires. Pero más al asumir el liderazgo de Patriotas por Europa Abascal, algo que le distingue ya entre la cúpula ultraconservadora europea.

Este mismo viernes, Vox Europa registró una pregunta para exigir a la Comisión Europea que haga públicas las "subvenciones pagadas a empresas de verificación que trabajan con Facebook" como Newtral. Ello cuando, por intereses económicos y temor a quedarse rezagado, Mark Zuckerberg, propietario de Facebook, empieza a emular a Musk y da pasos atrás en cuanto a la verificación de contenidos. Los de Abascal son favorables a esa estrategia de Musk.