Después de 50 años dedicado a la política -y al “servicio público”, como él suele llamarlo-, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se ha dirigido este miércoles a la nación para hacer balanza de su mandato. Biden ha dedicado el tradicional último discurso a la nación de su legislatura y de su vida a recordar la importancia de la democracia del país y la necesidad de protegerla frente a poderes que luchan por romperla, en referencia al presidente electo que asumirá el cargo el lunes, en solo cuatro días.

El presidente ha arrancado presumiendo de diplomacia americana y de su papel en el acuerdo entre Israel y Hamás alcanzado esta misma mañana, pero a los pocos minutos ha pasado a advertir del importante papel que los estadounidenses tienen por delante para proteger su democracia de las amenazas que la rodean, incluyendo la avalancha de desinformación, los multimillonarios y Donald Trump, al que no ha mencionado directamente.

"Ahora es vuestro turno de estar en guardia. Yo todavía creo en la idea de este país. Ojalá seáis capaces de mantener la llama", ha deseado al país en un discurso optimista, pero con multitud de advertencias hacia lo que se viene y la necesidad de protegerse. El mensaje no ha incluido ninguna mención a Trump por su nombre, pero sí ha alertado sobre los peligros que rodean al magnate, sus amigos y la nueva legislatura.

"Hoy, una oligarquía está tomando forma en América con una riqueza extrema, poder e influencia que literalmente amenaza nuestra democracia al completo, nuestros derechos más básicos, nuestras libertades", ha advertido desde el Despacho Oval, en referencia a Dwight Eisenhower y su alerta acerca del complejo militar e industrial. Junto a él estaban su esposa, Jill Biden; la vicepresidenta y candidata demócrata a las elecciones, Kamala Harris; el marido de esta, Doug Emhoff; su hijo Hunter Biden y la esposa de este, Melissa Cohen. Desde George Washington, todos los presidentes de EEUU han dado un discurso de despedida, en el que suelen hacer referencia a los de otros con los que tienen alguna similitud, como esta vez ha sido el caso de Eisenhower.

Biden ha optado por remarcar los valores que lleva por bandera -en contraposición a los del presidente electo Trump- por encima de los logros de su presidencia. Ha insistido en que la libertad guía y siempre debe guiar a Estados Unidos, ha recordado la importancia de la separación de poderes y de respetar a las instituciones -en concreto, la presidencia, la prensa y los tribunales, todas instituciones que Trump ha atacado-, la igualdad de oportunidades que cimenta a la nación, y lo necesario de tener en cuenta el cambio climático, que los ricos están acaparando recursos y que las redes sociales, sin moderadores, son un nido de bulos.

También ha incluido mensajes sobre qué y cómo debería regularse en el futuro próximo. "Debemos asegurarnos de que la inteligencia artificial es segura y fiable y buena para todos. Debemos reformar el código fiscal para que los multimillonarios paguen una parte justa". "Las redes sociales están dejando de lado a los verificadores de información, dejando a la verdad asfixiada. Debemos proteger a la democracia del abuso de poder", ha insistido. Esto último es una referencia a la decisión de Facebook de la semana pasada de sustituir a los verificadores de información de su red social por notas de la comunidad que dejen los propios usuarios cuando entiendan que una publicación contiene información falsa o engañosa.

Esas recomendaciones asimismo han incluido cambiar la Constitución para "dejar claro que ningún presidente es inmune por los crímenes que cometa mientras está en el cargo". El Tribunal Supremo concluyó el pasado junio que los presidentes del país no pueden ser juzgados por las decisiones que tomen como parte de su cargo. No ha mencionado, sin embargo, su propio perdón a los posibles delitos de su hijo Hunter, que firmó pese a haber dicho en repetidas ocasiones que no lo haría.

"Nuestro sistema de separación de poderes, chequeos, equilibrios puede que no sea perfecto, pero ha mantenido nuestra democracia durante 250 años, más que en ningún otro país en la historia que haya intentado un experimento así". "Quiero que EEUU tenga éxito, y esa es la razón por la que me he comprometido con asegurar una transición de poderes pacífica y ordenada, para asegurarme de que lideramos con el poder del ejemplo. No tengo dudas de que Estados Unidos está en buena posición para continuar teniendo éxito", ha dicho, esperanzado.

"Gracias por este inmenso honor".