La minoría que se niega a firmar cualquier complicidad con la barbarie de la guerra. Meir Margalit, israelí de raíces argentinas, pertenece al reducto de quienes rechazaron desde el principio la contienda de la Franja de Gaza y el relato de su curso inevitable. Margalit recibe con sentimientos encontrados el acuerdo de alto el fuego aceptado a última hora del miércoles por Israel y Hamás. Alivio por los rehenes que volverán con vida -probablemente los menos de los 98 que permanecen en Gaza- y tristeza por las vidas de ambos lados que se llevó por delante la última confrontación de un conflicto de un siglo de vigencia.
“Estoy también furioso porque podíamos haber llegado al mismo acuerdo en el mes de mayo. El acuerdo ahora firmado es muy similar al que estuvo en la mesa de negociaciones en mayo y si hubiera sido firmado en aquel entonces, hubiéramos salvado la vida de miles de palestinos y de cientos de israelíes”, desliza Margalit en una entrevista con El Independiente.
Margalit (Argentina, 1952) ha publicado recientemente en español El eclipse de la sociedad israelí. Las claves para descifrar a Israel en Gaza (Libros de la Catarata), un ensayo tan doloroso como lúcido sobre las coordenadas de la sociedad israelí, enfrentada a sus fantasmas. Doctor en Historia Israelí Contemporánea por la Universidad de Haifa, fue concejal de Jerusalén, su ciudad, en las filas del Meretz, un partido de la menguada izquierda israelí. Comprometido con una paz hoy lejana, ha sido asesor en distintos organismos de la ONU, como OCHA, UNHabitat y UNRWA y es actualmente director del Center for Advancement of Peace Initiatives.
Pregunta.- Y 15 meses después, el acuerdo de alto el fuego se hizo realidad...
Respuesta.- Lo recibo con un sentimiento entrecruzado. Por un lado, feliz de que estos rehenes vuelven con sus familias. También triste por los rehenes que todavía son prisioneros y sobre todo furioso porque podíamos haber llegado al mismo acuerdo en el mes de mayo. El acuerdo ahora firmado es muy similar al que estuvo en la mesa de negociaciones en mayo y si hubiera sido firmado en aquel entonces, hubiéramos salvado la vida de miles de palestinos y de cientos de israelíes. De modo que el sentimiento es muy contradictorio y muy entrecruzado: contento, triste y furioso.
P.- La pregunta es precisamente por qué ahora fue posible lo que resultó imposible durante meses...
R.- Parecería que el motivo es Trump. De alguna manera, Trump le dio un ultimátum a Netanyahu. Quiere perfilarse como una persona que puede hacer lo que otros no han logrado y la presión o la amenaza de Trump era tan potente que no hubo más remedio que acomodarse a sus mandatos. La gran pregunta es qué es lo que Trump le prometió a Netanyahu para que aceptara esta imposición. Me temo de que la promesa es que le permitirá a Netanyahu anexionarse Cisjordania, lo que acá se denomina Judea y Samaria, transformarlo en parte integral de Israel y acabar de una vez por todas con el sueño del Estado palestino. El hecho de que los dos partidos fascistas de Israel, el de Ben-Gvir y el de Smotrich, que desde siempre amenazaron de que si se llegamos a un cese de fuego abandonarían el gobierno, ya estén hablando de que a pesar del cese de fuego seguirán dentro de la coalición fundamental me da motivos para sospechar de que la cosa va en esa dirección. El rédito es Cisjordania y los palestinos pagarán el precio.
El acuerdo representa el fracaso del programa político de Netanyahu. Va a realizar todo lo que prometió que no sucedería
P.- ¿Ha pesado la situación interna de Israel?
R.- Sí. Agregaría también el hecho de que al ejército le están faltando soldados y armamento, en particular los misiles y las bombas de mucho peso. El factor dominante ha sido Trump. Israel podría seguir también la guerra si Trump no lo hubiera detenido por mucho tiempo más, a pesar de todo el desgaste que esto está produciéndole al país. A los partidos mesianistas el desgaste no les importa para nada. Es una cosa circunstancial. Saben que en última instancia Dios nos va a dar devolver todo lo que estamos perdiendo. ¿Qué importa que hoy la economía vaya decayendo o que parte de la población se esté escapando del país? El acuerdo representa el fracaso del programa político de Netanyahu. Va a realizar todo lo que prometió que no sucedería. No habría alto el fuego hasta que no se destruyera Hamás. Hamás obviamente ha sufrido un golpe fatal, pero no está aniquilado. Parecería que sale un poco más fuerte de lo que estaba porque se presenta a sí mismo como una milicia que no se dejó doblegar por el ejército israelí. Netanyahu prometió que no va a dejar el corredor de Filadelfia porque es importantísimo para evitar que se filtren armas de Egipto a Gaza y Israel se repliega del corredor de Filadelfia. Israel prometió que tampoco en el corredor de Netzarim y también se repliega y más de un millón de desplazados están volviendo al norte de Gaza en contraposición a lo que Netanyahu prometió. Ha sido un golpe bajo al gobierno de Netayahu, que ha debido sufrir una presión atómica.
P.- ¿Confía en que esta tregua en tres fases pueda superar con éxito la primera etapa e internarse en la segunda? Hay dudas...
R.- Dudo mucho de que el acuerdo llegue a la segunda fase. No confío en Netanyahu. El golpe moral que ha recibido es tan fuerte que temo que va a buscar la primera oportunidad para deshacerse de estos acuerdos y volver a este programa de guerra que está destinado básicamente a mejorar la imagen con la que este señor va a pasar a la historia.
A mí lo que me preocupa es lo que en hebreo se denomina el bibismo, la cultura política de Netanyahu ha impregnado la política israelí
P.- ¿Va a sobrevivir Netanyahu?
R.- Netanyahu ha demostrado tener lo que se denomina en hebreo piel de elefante. Es una persona que de alguna manera sobrevive a cualquier evento político. A mí lo que me preocupa es lo que en hebreo se denomina el bibismo, la cultura política de Netanyahu ha impregnado la política israelí. Si Bibi cae, el que venga no será mejor.
P.- ¿Este acuerdo puede contribuir a iniciar algo similar a un camino hacia la paz?
R.- La paz duradera con los palestinos implica acabar con la ocupación. Lo que está ahora en el tapete es un algún tipo de acuerdo con Gaza. Yo no veo este acuerdo perdurar. No veo como Netanyahu va a poder mantener un programa que contradice todo lo que él ha dicho en el último año. Esto depende de Trump más que nada. Si dependiera de Netanyahu, esto no perduraría. En el gobierno de Israel hay demasiados pirómanos interesados en que esto reviente lo antes posible. Los religiosos dicen que estamos en manos de Dios. Yo creo que estamos en manos de Trump.
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