El último se publicó el 15 de enero. El Ministerio de Defensa otorgaba a la empresa Escribano 1,7 millones de euros para instalar una torre RWS Centinel de 30 milímetros para la Armada. También diez simuladores de la misma en la Escuela de Especialidades Antonio de Escaño. Así hasta 34 contratos en el último lustro, con cientos de millones del Gobierno central, que explican el crecimiento de la empresa que se ha hecho con la presidencia de Indra este fin de semana.
"Es la niña bonita de Defensa", explica un empresario del sector militar. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha llevado a la empresa de los hermanos Ángel y Javier Escribano a lo más alto de la industria armamentística. En cinco años, desde enero de 2020 hasta ahora, le han adjudicado contratos por valor de más de 711 millones de euros. A los que hay que añadir los proyectos mil millonarios en los que han incluido a la compañía.
Este arrollador éxito en la contratación pública le ha valido a la empresa el mote de Escribano Monopoly. Las fuentes consultadas muestran su "enfado" y "cabreo" con el "trato de favor" del Gobierno socialista a los hermanos, que "antes del Covid se dedicaban a los repuestos, eran una empresa pequeñísima". También el PP. En marzo del año pasado, dos diputados pidieron en el Congreso una investigación sobre uno de los contratos más controvertidos: los 36 millones a cambio de 5.000 respiradores en lo peor de la pandemia.
El Ministerio de Sanidad encargó a la empresa Hersill la licitación. El problema es que no tenía la capacidad para llevarlo a cabo, por lo que se incluyó a Escribano en el contrato, aunque no tenía experiencia en el mundo sanitario. La primera compañía vendió cada uno de los respiradores al flamante presidente de Indra por 1.724,35 euros más IVA, y los hermanos ahora en Indra al Gobierno por 5.959,34 euros más impuestos. En total 36 millones de euros. La Policía recibió en septiembre de 2020 una denuncia en la que se señalaba un posible sobrecoste de 21,1 millones de euros. Por el momento se desconoce cómo está la investigación, que asumió la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF).
El 'boom' de Escribano
A raíz de ese negocio sanitario, empezó el boom de Escribano. Defensa anunció que iba a formar parte del programa VCR 8x8 Dragón para suministrar carros de combate. 2.100 millones en total, junto con otras tres empresas. También han entrado en el SILAM, el programa de lanzacohetes del Ejército, que asciende a 700 millones. Estos dos planes no entran dentro del cómputo de los 34 contratos millonarios que han conseguido en los últimos cinco años, ya que no se han entregado aún.
El portal de contratación recoge el acuerdo de los respiradores como el último al que se puede acceder. De ahí hasta el del pasado 15 de enero, cuatro días antes de que Ángel Escribano accediese a la presidencia de Indra, hay 32 licitaciones más. Por ejemplo, 836.000 euros del Ministerio del Interior para dos unidades térmicas móviles integradas en vehículos 4x4 para Ceuta y Melilla.
La Subdirección General de Adquisiciones de Armamento y Material les compró cámaras para mejorar la conducción de los Pizarro por 1,9 millones. Y también un sistema "electroóptico de detección infrarroja multibanda" por 620.000. La Armada es uno de los grandes clientes de Escribano, que le compró cuatro torretas del sistema Sentinel 30 por 4,6 millones. En el portal de contratación también aparecen 44 estaciones de armas por control remoto por casi 6,5 millones.
A finales de noviembre de 2023, Escribano consiguió un gran contrato por casi 14 millones de euros. En este caso, se encargó del "desarrollo, integración y calificación de espoleta correctora de trayectoria para proyectil ER02A1BB". Como tantos otros, la adjudicación se dio por el procedimiento de negociado sin publicidad. Esto quiere decir que la administración pública invitó directamente a la empresa de los hermanos y estableció con ellos los contratos a realizar. Por eso, en el sector de las armas se habla que muchos están "redactados a dedo".
Detectores de narcolanchas y pateras
Escribano también cuenta con los contratos del SIVE de la Guardia Civil. Este sistema es el empleado para controlar los movimientos de pateras y narcalonchas que intentan llegar a España. En el Portal de Contratación hay decenas de contratos, que siempre se lleva la empresa de los hermanos. También cuentan con el mantenimiento de las mismas.
El primero que se encuentra es del 30 de marzo de 2021. La Jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil le compró 12 sensores para el sistema de detección por 4,63 millones de euros. A finales de 2022 se repitió el contrato: "suministro de sensores optrónicos de vigilancia marítima" para el SIVE. Otro casi cinco millones de euros.
En septiembre de ese año se repartió el mantenimiento del citado sistema. Escribano se hizo con los de la zona de Levante, el Estrecho, el Sureste y en Las Palmas. En total 19 millones de euros más. Fuentes de la Benemérita desplegadas en puntos calientes para estos asuntos, como la costa de Cádiz y las Islas Canarias, afirman que "están más tiempo en mantenimiento que operativos".
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