El Presidente Donald Trump está de vuelta en la Casa Blanca. En sus primeras horas en la Presidencia, Trump cumplió lo que había prometido comenzando su nuevo mandato firmando decenas de órdenes ejecutivas. No le faltó tiempo para también lanzar bolígrafos a una multitud enloquecida de ver a su presidente de vuelta en la capital americana. Fue un día de muchas emociones y un preludio de lo que serán estos próximos cuatro años en los que seguro no faltarán buenas dosis de volatilidad e incertidumbre.

Dentro de todo este gran show mediático, Trump no olvidó mencionar a las 3 jóvenes rehenes que fueron liberadas el pasado domingo en esta primera fase del alto al fuego. Fue uno de los pocos momentos en los que se pudo observar la vuelta del bipartidismo en la política americana viendo a demócratas y republicanos aplaudiendo en pie la llegada de una noticia tan buena para el mundo. Familiares de rehenes fueron invitados también al escenario junto a Noa Argamani, rehén liberada, en un mitin posterior a la inauguración en Washington en el cual agradecieron al Presidente Trump todos sus esfuerzos para llevar a cabo el nuevo acuerdo.

El mundo entero recogió con gran felicidad la noticia del alto al fuego con la liberación de los rehenes. En esta primera fase un total de 33 rehenes serán liberados a cambio de cerca de 1900 prisioneros palestinos. Poniendo estos números en contexto, esto viene a significar que por cada una de las mujeres vivas, niños y personas de edad avanzada unos 30 prisioneros palestinos serán liberados. Por cada uno de los nueve rehenes enfermos, 110 prisioneros serán liberados. Por cada una de las mujeres del IDF ( Fuerzas de Defensa de Israel), 50 prisioneros serán liberados. Así hasta llegar a esa cifra original de 33 rehenes por 1900 prisioneros. Es de vital importancia recalcar esto último. Esto no es un canje de prisioneros. Es un canje entre civiles inocentes desde un bebe que no tiene más de 2 años hasta gente mayor que sobrepasa los 80 años por una gran cantidad de prisioneros que están cumpliendo cadenas perpetuas por actos de terrorismo, entre ellos terroristas como Zakaria Zubeidi, Iyad Jradat o Mahmoud Atallah. Es digno de repasar el historial de semejantes siniestros.

El contrato social que los ciudadanos israelíes “firmaron” en la creación del joven estado judío fue que nunca mas se volvería a depender de otros países para salvaguardar y proteger al conjunto del pueblo judío

A lo largo de estos últimos días son muchas las personas que me han preguntado el porqué de este acuerdo que algunos consideran nefasto para los intereses del Estado de Israel. Muchos piensan que liberando a cientos de terroristas peligrosos es cuestión de tiempo que otro 7O se vuelva a repetir. No olvidemos que el cerebro de la masacre de aquel fatídico 7 de Octubre fue nada más y nada menos que Yehia Sinwar, que fue liberado en el canje de 1000 prisioneros palestinos por tan solo un ciudadano israelí, Gilad Schalit. Cabe recordar también, para aquellos que no lo sepan, que el mismo Sinwar mientras cumplía sentencia en la cárcel fue salvado de vida por un médico israelí al haberle extirpado un tumor cerebral. Este mismo médico israelí perdió a su sobrino el 7 de Octubre.

De ahí la pregunta, ¿y por qué Israel ha aceptado estos términos del alto al fuego? La respuesta se encuentra en el ethos sionista. El ethos sionista, asociado al sórdido legado del Holocausto, consiste en no dejar atrás a ningún judío. Si uno lo mira desde la perspectiva numérica, es evidente que Israel sale perdiendo.

La clave es que cada uno de esos 94 rehenes no son números, sino seres humanos. El contrato social que los ciudadanos israelíes “firmaron” en la creación del joven estado judío fue que nunca mas se volvería a depender de otros países para salvaguardar y proteger al conjunto del pueblo judío. El caso de Gilad Shalit y este mismo acuerdo son buena prueba de ello. Me pregunto cómo hubieran reaccionado otros países encontrándose en la tesitura actual en la que está envuelta Israel. Hipótesis aparte, Israel vuelve a recordarle al mundo que por muy dividido y polarizado que pueda llegar a estar todo en estos tiempos tan complejos que vivimos, la vida humana sigue estando por encima de todo y que por muy oscuro que pueda parecer estar todo, la luz siempre acaba abriéndose paso al final del túnel.


Juan Caldés es el coordinador de Asuntos Europeos de la European Jewish Association.