Aschaffenburg es la última localidad que añadir a la lista de escenarios de ataques protagonizados por refugiados pendientes de deportación en Alemania: Magdeburgo, Solingen, Mannheim. Alemania enfila las últimas tres semanas antes de las elecciones legislativas del 23 de febrero con el foco en la inmigración. Los conservadores, abanderados por Friedrich Merz, claros favoritos, han adoptado las ideas de Alternativa para Alemania (AfD) y abogan por volver a instaurar fronteras de forma permanente, es decir, lo que supondría el fin de Schengen, y por rechazar a todos los refugiados en la frontera, es decir, finiquitar el derecho de asilo. Sería hacer valer el derecho nacional sobre el europeo.
Friedrich Merz ha defendido en el Bundestag dos mociones no vinculantes relativas a esa vigilancia permanente de las fronteras alemanas y un proyecto de ley. La primera votación este miércoles se ha saldado con 348 votos a favor y 345 en contra y diez abstenciones. Los democristianos han contado con el apoyo de la ultraderechista AfD por primera vez. Nunca antes se había votado con la ultraderecha desde la Segunda Guerra Mundial. El viernes se verá el proyecto de ley.
Aunque en una de los proyectos se critica a AfD, el jefe de este grupo parlamentario Tino Chrupalla ha dicho: "Para nosotros primero está el país, luego el partido". Alternativa para Alemania asegura que Merz les ha copiado las ideas y que las apoyará en el Bundestag. Esto supondría el fin de llamado cortafuegos (Brandmauer) que los partidos alemanes plantan a la ultraderecha: ni pactan ni consienten su apoyo hasta ahora. Merz se defiende con el argumento de que él no ha recabado el apoyo de AfD y sigue rechazando pactar con ellos.
Como Viktor Orbán
En Aschaffenburg, en el norte de Baviera, las víctimas de un desequilibrado afgano fueron una niña de dos años y un hombre de 41. "Entiendo que los ciudadanos digan: 'Ya está bien'. Yo también estoy indignado", ha dicho el canciller alemán, Olaf Scholz, este miércoles en el Bundestag. Pero también ha clamado contra los planes de los conservadores de la CDU y CSU. Scholz les ha acusado de querer violar la ley europea al estilo del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
"El país más grande de la Unión Europea incumpliría abiertamente la legislación comunitaria de una forma que hasta ahora solo se ha atrevido a hacer Viktor Orbán en Hungría. El mensaje para otros Estados sería fatal", ha dicho Scholz. El canciller se refiere a la vuelta a los controles a la entrada de personas en la UE.
En el espacio Schengen, que incluye 29 países tras la incorporación de Bulgaria y Rumanía el 1 de enero de este años, hay libre circulación de personas. Junto con el euro, Schengen simboliza para muchos ciudadanos lo que significa la UE. Al igual que la legislación comunitaria: también saltaría por los aires al negarse la entrada a todo inmigrante que pudiera pedir refugio.
En cambio, Scholz ha abogado por seguir lo acordado en el Pacto Europeo de Migración y Asilo. Scholz ha dicho a Merz que se ha atrevido a algo inédito en la República Federal: promover políticas respaldadas por la ultraderecha. En Alemania el cordón sanitario con AfD ha sido hasta ahora estricto. Aunque sus líderes federales aseguran que no tienen nada que ver con los nazis, hay dirigentes como Björn Höcke, que logró ganar en Turingia, que no oculta sus simpatías por la ideología neonazi. Scholz ha dicho que Merz va por el camino de la derecha austriaca que ha terminado pactando con los ultras, que ganaron las últimas elecciones.
El canciller socialdemócrata es cabeza de lista de su partido en las elecciones legislativas. Su gobierno con liberales y verdes saltó por los aires cuando forzó la dimisión del ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, y otros tres ministros del FDP. Los liberales, que no tienen asegurada su entrada en el Parlamento, querían ganar perfil al defender una política restrictiva en el gasto. Tras romperse la coalición, hubo un acuerdo para adelantar las elecciones al 23 de febrero. Estaban previstas para el 28 de septiembre.
Merz, anti Merkel
Los conservadores de la CDU y CSU son los favoritos en las encuestas. Ganarían las elecciones con un 31% de los votos, según los últimos sondeos, pero la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD), totalmente envalentonada con el apoyo de Elon Musk, llega al 20%. Por debajo se quedarían los socialdemócratas, con el 16%, y los Verdes, con el 14%. Los conservadores pactarían con el SPD o con los Verdes. Descartan aliarse con la ultraderecha, pero aceptar su apoyo y adoptar sus políticas ya s un paso que hace años sería impensable.
Desde la crisis de los refugiados de 2015, la inmigración calienta las campañas electorales en Alemania. Entonces fue cuando la canciller de la CDU, Angela Merkel, dijo que Alemania podía hacerse cargo de la acogida de refugiados. Un millón entraron entonces. Aquel "wir schaffen das (nosotros podemos con ello)" dio una razón de ser a la ultraderecha, que convirtió a Merkel en su bestia negra. Friedrich Merz se presenta como la cara opuesta de Merkel.
Merz ha contraatacado a las críticas de Scholz y de los Verdes con el argumento de que pueden sumarse a sus propuestas para evitar que la inmigración siga sin control. El líder de la CDU no ve otra forma de evitar más ataques que cerrar las fronteras y estrecha la vigilancia.
El candidato a la Cancillería federal de la Unión ha salvado un momento crítico en el Bundstag. De haber perdido estas votaciones no vinculantes, su liderazgo se habría visto cuestionado, pero liberales y AfD le han salvado por la mínima.
Para aprobar la ley se necesitaría el respaldo del Bundesrat o Cámara Alta. No podrán votar antes del 14 de febrero, apenas nueve días antes de las legislativas. Pero en el Bundesrat la Unión no tiene mayoría. Después de las elecciones, la CDU y CSU podría promover que se apruebe la ley si se confirma su victoria en las urnas, aunque debería contar con el apoyo de su socio de coalición. La ley tendría que suavizarse, si finalmente hay una nueva gran coalición, y más aún si son los Verdes sus socios minoritarios. Solo los liberales, que de momento se quedan fuera del Bundestag, sí lo apoyarían como ahora.
Pero la sociedad alemana es muy sensible a lo que está pasando con estos refugiados pendientes de deportación que cometen crímenes. Según una encuesta divulgada por el Bild, el 66% está a favor del cierre de fronteras que defienden democristianos y ultraderechistas. A pesar de las críticas de la izquierda, los verdes y la Iglesia.
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