En 2013, el periodista Pedro Vallín y otros colegas de profesión fundaron la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE). Y lo hicieron específicamente para dar soporte y carta de naturaleza a unos nuevos premios del cine español, los Premios Feroz. Se trataba de establecer unos galardones que, a semejanza de los Globos de Oro, fueran otorgados por los críticos y funcionaran como "antesala de los Goya". En el proverbial –y tantas veces risible– esfuerzo del cine español por replicar los esquemas y tópicos de Hollywood, unos premios decididos por quienes se supone que saben de esto, pero con su gala y su alfombra roja –aunque en un formato más desenfadado y con cena de por medio–, consolidarían algo parecido a una temporada de premios a la española y reforzarían los mimbres de un precario star system doméstico con más ego que brillo.

Como sugiere su propio nombre, que evoca el carácter indómito y el colmillo afilado que se le presume al arquetipo de crítico, los Feroz se presentaron como unos premios concedidos "desde la desobediencia", con vocación de "influir" y de "destacar obras, series o películas que estaban fuera del foco" y no eran reconocidas por "los grandes premios industriales, como los Goya y los Forqué", tal y como ha explicado la actual responsable de la AICE y de los Feroz, María Guerra, en varias entrevistas recientes. Pero lo cierto es que estos premios de la crítica son un eslabón complementario de esos "premios industriales", y llevaban ya en su origen la vocación de espectáculo que parece determinar las informales deliberaciones de los miembros de la asociación que los convoca, según revela Rubén Arranz en el esclarecedor artículo que publica hoy este periódico.

El éxito inmediato de la antesala "canalla" de los Goya

Según reconoció Vallín en los Feroz de 2018, los últimos en los que ejerció como presidente de la AICE, todo había empezado siete años antes, cuando "nos tiramos el farol de que podíamos hacer una gala estupenda" para el cine español. Convencieron a dos partners de peso como Gas Natural Fenosa y Movistar para que respaldaran el proyecto. Y aquello echó a rodar con el inestimable apoyo de los medios para los que trabajaban los miembros de la asociación.

En 2017, consolidados como esa instancia "gamberra" y "canalla" que reconoce la calidad del cine español "fuera del foco", decidieron con buen criterio incorporar las series a las categorías de los premios. Como los Globos de Oro. Un año después, la mediática y vehemente María Guerra, convertida un poco en personaje gracias a La Script –un blog que derivó en programa de radio y luego en popular pódcast–, tomaba los mandos de la asociación y de los Feroz, plenamente establecidos como ese prólogo de los Goya que aspiraba a ser desde un principio.

Tenían la fortaleza y la reputación necesarias para sobrevivir incluso a la salida de su principal apoyo económico. En 2018, Gas Natural Fenosa, ya rebautizada como Naturgy, cambió su estrategia corporativa y abandonó todos sus patrocinios cinematográficos. Pero a los Feroz no les han faltado desde entonces los mecenas ni las ciudades dispuestas a asociarse con ellos y acogerlos: Bilbao en 2019, Alcobendas en 2020, Zaragoza en 2022 y 2023 y Pontevedra en 2025 y 2026. Además, desde 2019, los Feroz obtienen una subvención del programa de ayudas para la organización de festivales del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales. Su cuantía ha ido creciendo sensiblemente: desde los 8.800 euros de 2019 hasta los 71.200 que la AICE recibió en 2024. También han introducido fórmulas originales como abrir las galas al público general, previo pago de una modesta entrada (10 euros en Bilbao, 15 en Madrid en 2024) o de manera gratuita, como en el caso de este año en Pontevedra.

Preguntas incómodas

En sus doce años de andadura, los Feroz han contribuido a la consagración de un pujante grupo de mujeres directoras como Paula Ortiz, Carla Simón o Alauda Ruiz de Azúa, a propulsar el fenómeno de Los Javis –lo que en 2024 llevó al propio Pedro Vallín a ironizar sobre la frecuencia con la que los proyectos de Calvo y Ambrossi han figurado en el palmarés–, consolidar la faceta como director de Paco León o avalar a cineastas como Rodrigo Sorogoyen o Carlos Vermut.

Fue precisamente el año pasado, el mismo sábado de los Feroz, cuando El País publicó un artículo recogiendo el testimonio anónimo de tres mujeres que acusaban de agresión sexual al director de Magical Girl. Los responsables de estos premios no han dudado en abanderar la lucha contra los abusos en el mundo del cine. "Somos periodistas", insistía María Guerra en su discurso de este año, "informamos, opinamos y también hacemos preguntas incómodas, como por ejemplo, qué pasa cuando hay casos de abusos de poder y sexuales".

Lo cierto es que las preguntas incómodas no son las que más abundan en las entrevistas de La Script ni en las intervenciones de Guerra en las ruedas de prensa de los festivales. "¿En qué momento de serenidad estás para haber hecho esta película?", interpeló en el último festival de San Sebastián a Pedro Almodóvar, que acudió a presentar La habitación de al lado y recibir el Premio Donostia. A Guerra se le reservó el privilegio de formular esa primera cuestión, que dio pie a un monólogo del director de cerca de 20 minutos.

Almodóvar y otras amistades

Las buenas relaciones con Almodóvar son claves para Guerra, la AICE y los Feroz. En una entrevista reciente, reconocía que entregarle el Feroz de Honor en 2023 había sido "el momento en el que más orgullo sentí como presidenta de AICE". En 2020, Dolor y gloria, que no era precisamente una película "fuera del foco", obtuvo 10 nominaciones y seis premios. En la edición de 2025 no solo han tratado de compensar el revés de los Goya y los Oscar a La habitación de al lado dándole a Almodóvar el premio al mejor director; la serie "Yo, adicto", basada en el libro de su pupilo Javier Giner, ha recibido dos galardones.

La sintonía con Almodóvar es solo uno de los muchos vectores de interés de la AICE que resultan problemáticos para algunos asociados y profesionales del sector audiovisual. Señalan el corporativismo, los intercambios de favores o las manifiestas incompatibilidades éticas en que incurren algunos de los miembros de la asociación y que les llevan a favorecer con sus comentarios a producciones de compañías o plataformas con las que están vinculados profesionalmente de una u otra manera. Un estado de cosas que la informalidad en la gestión de las candidaturas y los premios que revelan los whatsapps publicados no hace más que subrayar.

"Correa de transmisión"

"No somos un grupo de amigos de Twitter" opinando, aseguraba la presidenta de la AICE a la revista Harper's Bazaar en vísperas de los Feroz –recordando sin querer el triste episodio tuitero que le ha costado el trabajo en La Vanguardia a su predecesor Vallín–. "Nosotros como periodistas especializados vemos las películas y las series y las votamos en dos rondas, es una democracia pura. Intentamos que nuestra mirada sea más crítica, más descubridora, más política, y formalmente más radical (...). No hay un control del voto". Todo esto no encaja con la búsqueda de equilibrios y compensaciones que delata el chat de asociados desvelado por El Independiente y que también queda reflejado el palmarés. "Esta edición de los Feroz iba de que la gente se fuera contenta a su casa", escribía el periodista de El Mundo Pablo R. Roces en su crónica del evento, que hablaba de un "reparto equitativo de estatuillas".

"No somos fans, somos la correa de transmisión entre vuestras obras y el público", proclamó María Guerra ante los profesionales del audiovisual español reunidos el pasado 25 de enero en el Pazo da Cultura de Pontevedra. Algunos la recibieron coreando su nombre. La expresión "correa de transmisión", que Guerra utiliza con frecuencia, resulta elocuente de la idea que tienen en la AICE de su encaje en el ecosistema audiovisual español como juez y parte.

En 2021, los Globos de Oro atravesaron una crisis existencial cuando Hollywood se plantó ante las malas prácticas de la asociación de corresponsales que los organiza. La edición de 2022 se canceló y la asociación hubo de llevar a cabo una profunda transformación. Los Feroz, afortunadamente, no afrontan acusaciones de sobornos, intimidación o conductas impropias como su modelo teórico. Pero sus responsables quizá deban plantearse una revisión de sus métodos y protocolos si quieren conservar el prestigio y el interés del público, demostrar que no son otros premios que no valen nada y seguir defendiendo que no son "un grupo de amigos opinando".