Esta semana se ha hecho público que durante los próximos dos años Telefónica invertirá unos 500 millones de dólares (casi 480 millones de euros) en Venezuela. Según explicó la propia compañía, el dinero irá destinado a desplegar tecnología 5G, lo que les llevará a instalar 805 nodos repartidos por todo el país en los próximos años. Y en paralelo, reforzarán la red 4G/LTE que ya tienen allí.

El movimiento llega después de que el pasado jueves 30 de enero Telefónica obtuviera un nuevo bloque de espectro en Venezuela. Pero llama la atención. La filial venezolana de la operadora forma parte de Hispam, la marca que también aglutina sus operaciones en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, México y Uruguay. Unos mercados que se le han complicado a Telefónica en los últimos años, después de acumular pérdidas y juicios millonarios que, en algunas ocasiones, se juntaban con la dificultad de operar en países con una gran inestabilidad política.

Con la llegada de Marc Murtra a la presidencia de Telefónica está por ver hasta qué punto se revisa la estrategia de la compañía. Pero bajo el mando de José María Álvarez-Pallete el plan en Hispanoamérica, donde la operadora se instaló hace más de 30 años, parecía claro.

"El objetivo es intentar generar un retorno que bata el coste de capital porque el accionista nos pide que generemos rentabilidad sobre los activos", explicó el propio Pallete en septiembre del año pasado, en una conferencia en el Club Siglo XXI. "¿Qué significa esto? Pues que en algunos de estos países por diferentes motivos no somos capaces de generar valor, y tenemos que ser capaces de que esto sea así. Esto pasa porque reestructuremos, fusionemos o que haya alguien que le pueda sacar más valor a nuestra compañía de lo que nosotros somos capaces", añadió el por entonces presidente de Telefónica.

Al cierre del 2023 Hispam representaba el 18% de los ingresos del Grupo Telefónica, tenía 113 millones de clientes y contaba con más de 30.000 empleados. Pero las cuentas han sido un quebradero de cabeza. En los últimos resultados que presentó Telefónica, acordes a los nueve primeros meses del 2024, Hispam fue la filial con peores cifras, registrando un 4,8% menos de ingresos y un descenso del 6,7% en el Ebitda.

Echando la vista atrás, el negocio de la operadora en Hispanoamérica registró unos resultados negativos de más de 401 millones de euros en 2022 y de 1.548 millones en 2021. A fecha del 31 de diciembre de 2022, la empresa tenía un fondo de maniobra negativo de 3.304 millones de euros, y se encontraba en causa de disolución. Ante eso, Telefónica no ha dejado de inyectar dinero a través de sucesivas ampliaciones de capital millonarias.

Colombia, Perú y Argentina, posibles ventas

A falta de ver si se produce un giro de timón, parece que los planes de la operadora en el continente americano se están acelerando. En julio de 2024 Telefónica suscribió un "acuerdo no vinculante" con la compañía luxemburguesa Millicom para explorar una posible venta de su filial de Colombia. Y precisamente este miércoles hemos sabido que ese proceso sigue avanzando, porque la 'teleco' española ha presentado ante la autoridad de Competencia colombiana una solicitud de evaluación previa para esa venta, que se valora en unos 400 millones de dólares (unos 383 millones de euros).

En Argentina la situación es parecida. En la última semana Bloomberg informó de que diversos inversores tanto argentinos como extranjeros habían contactado con Telefónica para hacerse con esa filial, que ha generado problemas por la alta inflación y la débil economía del país. En esa misma línea, Expansión apuntó que la empresa española ha contratado a JP Morgan para evaluar esta posible operación.

Las últimas noticias también nos llevan a Perú, donde Telefónica ha admitido ante el supervisor bursátil del país que también ha mantenido conversaciones con algunos inversores interesados en comprar una filial que, según Vozpópuli, se estima que ha acumulado unas pérdidas que pueden superar los 2.000 millones de euros. 

Por el camino, en enero de 2019 Telefónica ya se deshizo de sus filiales en Guatemala y El Salvador a cambio de 570 millones de euros. Y apenas un mes después también vendió sus filiales de Costa Rica, Panamá y Nicaragua por un montante total de 1.650 millones de dólares estadounidenses (aproximadamente 1.455 millones de euros al tipo de cambio de entonces).

A todo esto, está por ver si el desembarco de Murtra trae consigo cambios en las cúpulas directivas de Telefónica. Según El Confidencial se da por hecha la salida del actual consejero delegado, Angel Vilá, y también está "bajo revisión" el puesto de Laura Abasolo, directora general de finanzas y control de la compañía y responsable de Hispanoamérica desde 2020.

La situación en la América hispana contrasta con la del mercado brasileño. Allí Telefónica, que opera bajo la marca Vivo, ha mejorado sus resultados exponencialmente últimamente. En 2023 disparó su beneficio neto un 23,1% más, hasta los 5.029 millones de reales (unos 830 millones de euros al cambio actual). Ese año, los ingresos en Brasil aumentaron un 8,4%, y representaron el 21% del total del grupo.

El giro de Telefónica en Venezuela

Durante años Venezuela fue un nicho importante para Telefónica, antes de que la propia compañía catalogara su economía como hiperinflacionista en sus cuentas. A partir de ahí, el mercado venezolano fue perdiendo peso paulatinamente por la difícil situación que atravesaba el país, a lo que se añadieron los destrozos constantes de sus instalaciones. En 2020, sin ir más lejos, la operadora contabilizó 186 robos y actos vandálicos, que afectaron al funcionamiento de 126 estaciones. En algunos años se llegaron a superar los 500 incidentes de este tipo.

El giro en la estrategia llegó en 2022, cuando se anunció que Movistar inyectaría en Venezuela unos 270 millones de dólares a lo largo de los próximos dos años para "actualización y mejoras en mantenimiento de redes y sistemas, nuevos equipos de telecomunicaciones, plataformas tecnológicas, sistemas de respaldo de energía y recuperación de estaciones". En ese entonces José Luis Rodríguez Zarco, presidente de Telefónica Venezuela, aseguró que la economía "había empezado a dar signos de recuperación", y que ellos querían ayudar "revirtiendo la reducción de las inversiones de los últimos años".

Sobornos al Gobierno de Maduro

La noticia de la inversión de los 500 millones que se acaba de hacer pública llega meses después de que Telefónica Venezolana aceptara pagar una multa de 85,26 millones de dólares (casi 80 millones de euros). El motivo, según explicó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, era cerrar la investigación de una trama de sobornos a miembros del Gobierno de Venezuela.

La Fiscal General Adjunta Principal del Departamento de Justicia estadounidense, Nicole M. Argentieri, explicó que "Telefónica Venezolana sobornó a funcionarios del Gobierno venezolano para participar en una subasta gubernamental a través de la cual intercambió bolívares venezolanos por dólares estadounidenses. La empresa ocultó los pagos ilícitos mediante la compra de equipos a precios inflados a dos proveedores que pagaron los sobornos en nombre de la empresa".

El Confidencial, citando a fuentes próximas al caso, adelantó que la operadora sabía desde hace meses la magnitud del expediente sancionador, y durante las negociaciones con la Justicia estadounidense pactó una serie de condiciones para evitar un juicio "que hubiera tenido peores consecuencias". Una de ellas fue el despido de "los máximos responsables de los sobornos".

Entre ellos estaba Pedro Cortez, que era consejero delegado de la filial venezolana cuando se produjeron los pagos. Cortez fue presidente ejecutivo y CEO de Telefónica Venezolana entre 2012 y 2017, momento en cual pasó a ejercer el mismo puesto en la filial peruana de la compañía. Su vinculación con la operadora finalizó en julio de 2024, aunque Telefónica no quiso aclarar si su salida estuvo motiva por este asunto.