Las cartas están ya boca arriba, pero realmente cuesta atisbar qué pasará a partir de ahora. Ni Hacienda, ni la Moncloa ceden. Pero Sumar tampoco. Al menos, de momento. María Jesús Montero subraya la "firmeza" de sus convicciones, la necesidad de hacer "pedagogía" fiscal, su decisión de que a partir de ahora ya no quede exento de tributación el salario mínimo interprofesional (SMI), porque entiende que al tratarse de un sueldo "digno", no "de subsistencia", ha de comportar "derechos y obligaciones", porque no es sostenible que siga creciendo la cuantía sin que sus perceptores, una parte de ellos al menos, empiecen a pagar el IRPF. Pero Yolanda Díaz está también convencida de que tiene la razón de su parte y que no tiene sentido que quienes contribuyan fiscalmente sean las rentas salariales más bajas, y blande los números, una mayoría de apoyos en el Congreso capaz de vencer la tesis de los socialistas. Nadie se echa atrás de momento. El socio minoritario de la coalición interpreta que la vicepresidenta primera no tiene intenciones reales de negociar, así que dice no temer el choque total con ella: "Llegados a este punto, la derrotaremos" en la Cámara baja, avisan.

La tempestad no amaina. No hay forma de domarla. Cada día la distancia entre las dos partes se agranda. Y eso ocurrió este viernes, después de que Montero reapareciera tras unos días de baja por enfermedad. Lo hizo en una rueda de prensa desde Sevilla, tras reunirse con la secretaria general de CCOO Andalucía, vistiendo su nuevo cargo de líder del PSOE-A. Durante una hora, la vicepresidenta primera se explayó en los argumentos que justifican su decisión de no elevar el mínimo exento para librar de tributación en el IRPF a los que cobren el nuevo SMI, de 1.184 euros brutos al mes en 14 pagas (16.576 euros al año, un aumento de 700 euros brutos respecto al suelo retributivo vigente en 2024, de 15.876 euros). Solo se aplicarán las retenciones a un porcentaje pequeño, remarcó, a un 20% de los beneficiarios (en torno a 500.000 empleados), básicamente los solteros y sin hijos a cargo.

Montero se deja algunas puertas abiertas a la negociación. Pero pocas y estrechas. No avanza escenarios futuros, habla de ir "paso a paso", adelanta que Hacienda ejercerá su derecho de veto, pero la Mesa de la Cámara, con PP y Sumar, puede levantarlo

Aprovechó la titular de Hacienda para lanzar algunas cargas de profundidad a la ministra de Trabajo. No cabe, le dijo, apuntarse al "discurso del vaciamiento fiscal, del populismo fiscal que siempre protagoniza la derecha", porque precisamente la izquierda es quien debe inculcar más, a su juicio, la cultura fiscal, el sostenimiento del Estado —"un sueldo en diferido", recordó, del que precisamente disfrutan más los trabajadores— a través de los impuestos. El Estado no se puede permitir, insistió, una merma recaudatoria de entre 1.700 y 2.000 millones de euros. Montero quiso rehuir la "polémica" de si informó o no previamente a Díaz: ella, dijo, no podía desconocer esa opción porque se "contemplaba" en el informe del comité de expertos que la asesoró para la subida del SMI. La posición de Hacienda, reiteró, "es bien conocida". "Lo que tenemos es un firme convencimiento de que es bueno, es de izquierdas, es progresista" y también "moderno" que "el salario mínimo sea digno, que tenga perspectiva de seguir subiendo en los años sucesivos y que, por tanto, participe afortunadamente de derechos y también de obligaciones", resumió.

Montero se dejó algunas puertas abiertas a la negociación. Pero pocas y estrechas. No quiso anticipar escenarios futuros, hay que ir "paso a paso". Primero Hacienda ejercerá su derecho de veto sobre las proposiciones de ley de PP, Sumar y Podemos que piden que el SMI quede de nuevo exento del pago del IRPF. Pero ese veto —y eso no lo dijo— puede ser levantado por la Mesa del Congreso con el voto de populares y Sumar, por lo que las iniciativas podrían seguir tramitándose. Reiteró que el Gobierno de coalición no se romperá, que el Ejecutivo agotará la legislatura "con su socio de Gobierno", que dialogará "hasta la extenuación". Pero no señaló líneas posibles de entendimiento, vías de salida.

La vicepresidenta primera se mostró segura durante su comparecencia en Sevilla. Sin titubeos. Porque, pese a lo que interpreta Sumar, no es solo su posición: es también la del presidente, Pedro Sánchez. La decisión de que tribute a partir de ahora el SMI es de fondo, muy meditada. "Ella lo hace con el apoyo del presidente porque el presidente se lo cree", rubrican en Hacienda. "Tenemos una decisión tomada. Entendemos los argumentos de Sumar, pero estamos muy convencidos de los nuestros", apuntalan desde la Moncloa, relativizando la gravedad del conflicto, reduciéndolo a "discrepancias" normales en un Gabinete de coalición.

En la Moncloa respaldan férreamente la posición de Montero: "Tenemos una decisión tomada. Entendemos los argumentos de Sumar, pero estamos muy convencidos de los nuestros"

El mensaje llegó nítido a Sumar. "No va a haber negociación. Esto es lo que ella acaba de decirnos: 'No voy a negociar'. No quiere ceder. Así que como no va a negociar, será el Congreso el que se lo diga a María Jesús", responden a su vez fuentes muy próximas a Díaz. En el entorno de la vicepresidenta segunda no esconden la preocupación por el escenario que se abre a partir de ahora, muy complicado de gestionar para los dos socios. Responsabilizan en exclusiva a la titular de Hacienda, porque ha sido ella, creen, quien "ha dirigido al Gobierno y al PSOE a un callejón sin salida". "Y el único que la controla es Pedro", subrayan. Por el momento, la titular de Trabajo no apelará al jefe del Ejecutivo para que medie, porque prefiere "preservar" su figura, mantenerlo al margen de la pugna. "Él no puede salir diciendo que tienen que pagar las clases bajas. No puede ni debe", reflexionan las mismas fuentes.

"Daño mayúsculo" a la coalición

Lo que más inquieta al socio minoritario de la coalición es que la crisis abierta esta semana "se arrastrará durante más de un mes", con lo que el "daño" para el Ejecutivo será "mayúsculo". El cálculo temporal obedece a los tiempos del Congreso: este próximo martes, la Mesa previsiblemente calificará las iniciativas de PP, Podemos y Sumar y ordenará su publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales. El Gobierno dispone de 30 días para manifestar su disconformidad y, si así lo hace, el órgano rector de la Cámara es el que tiene la potestad para aceptar ese veto o para desecharlo. Los cuatro representantes del PP y los dos de Sumar agrupan mayoría absoluta, con capacidad por tanto para levantar ese freno.

En el entorno de Díaz lamentan que Montero esté conduciendo al Gobierno y al PSOE en un "callejón sin salida" y ven peligroso que el conflicto se alargue durante más de un mes

En Sumar avanzan que, si no hay negociación previa con los socialistas, no tendrán problema en utilizar su voto para quitar el veto que llegue de Hacienda, con el concurso del PP. Y sostienen que no habrá dificultades para armar una única iniciativa de consenso del resto de la Cámara frente a un PSOE aislado, porque el denominador común es claro: revertir la decisión de Hacienda, un objetivo con el que también coinciden los sindicatos y la patronal. "María Jesús tiene a todo el arco parlamentario en contra, hemos hablado con todos los grupos", repiten desde el círculo de Díaz. Una vez que la iniciativa se comience a tramitar, pueden caber ciertos giros, como que las derechas de PP, Vox, Junts y PNV acordasen un texto común que no compartan Sumar ni el resto de socios progresistas de investidura.

La formación de la vicepresidenta sí enfatiza que, si finalmente no hay negociación, no dará marcha atrás, porque esta es una de sus banderas claras. Por eso defienden que, antes de que la crisis se agrave, antes de que estallen las costuras de la coalición en la Cámara baja, es mejor cerrar un acuerdo antes. "Cuanto más se enroque, peor. Pero llegados a este punto, solo te queda derrotarla en el Congreso. No nos deja más margen. Y aunque nosotros quisiéramos apearnos, no sería ya posible, porque el resto de los grupos no va a soltar la presa", aseguran con preocupación fuentes próximas a Díaz.

Nosotros estamos convencidos de que tenemos razón. Pero evidentemente podemos perder", responden en la Moncloa. Como dicen desde el equipo del presidente, no se hará "nada" y avisan de que para Sumar puede ser demoledor la foto de un voto "con PP y Vox"

"Nosotros estamos convencidos de que tenemos razón. Pero evidentemente podemos perder", replican en la Moncloa, "y aunque nos arreglemos con Sumar, esto se vota en el Congreso". "No pensamos hacer nada", resuelve otra fuente del equipo directo de Sánchez. Y ante la hipótesis de que al final el PSOE salga derrotado, este cargo quita hierro por el peso de la foto final, que podría volverse contra la vicepresidenta segunda: "Sumar votando con PP y Vox". "Ni caso: los socialistas van a sufrir mucho", devuelven sus socios.

Sumar rechaza el argumento, utilizado por Montero, de que la vicepresidenta segunda imita el discurso del "vaciamiento" y del "populismo fiscal" de la derecha, "menos aún cuando acabas de derogar el gravamen a las energéticas [no recabó los apoyos necesarios en el Congreso, por el alineamiento de PNV y Junts con PP y Vox] o has hecho un regalo a los rentistas". Tampoco suscribe el partido el escudo que esgrimió Montero sobre el informe del comité de expertos [aquí en PDF], porque los previos "hacían esa misma observación, que si no se movía el umbral mínimo de tributación, entonces esos salarios tendrían que pagar el IRPF". "También lo indicaba en el anterior y pese a todo Hacienda subió el mínimo exento hasta los 15.876 euros. La prueba de que la decisión no estaba tomada es que el lunes el ministro de Economía [Carlos Cuerpo] no la daba por hecho", abundan. El lunes, horas antes del Consejo de Ministros, Cuerpo celebró la subida del SMI y dejó para "más adelante" la decisión de si eximirla o no de tributación.

El umbral del 60% del salario medio neto

"La cuestión de fondo es quitar dinero a la gente que menos cobra", resumen en Sumar, donde sí se muestran abiertos a que en el futuro el salario mínimo pueda estar sujeto a retenciones, pero no ahora, porque no es suficientemente alto. Montero adujo que el informe recuerda que el Comité Europeo de Derechos Sociales, el encargado de vigilar el cumplimiento de la Carta Social por parte de los países firmantes, establece que el salario mínimo "no debe quedar por debajo del 60% del salario medio de un trabajador a tiempo completo, considerados ambos en términos netos". O sea, tras el pago de impuestos. Si el nuevo SMI de 16.576 euros brutos no tributase, su cuantía rondaría el 70% del salario medio neto, por encima de lo aconsejado. "Pero es que no hablamos del 60% del salario medio como objetivo, sino como punto de partida para a partir de ahí crecer", observan en Sumar. "Nosotros", defienden en la Moncloa, "nos hemos basado en un informe de expertos que nos dijeron que subiéramos un 4,4% el SMI para que a los que pasen a tributar les compense. Y eso hicimos".

En el equipo de Díaz aseguran no entender que los socialistas les quieran llevar "hasta el precipicio". "Ahora bien, la tensión nos viene bien", creen, porque la vicepresidenta gana y "Podemos está que rabia"

En el equipo de Díaz aseguran no entender que los socialistas les quieran llevar "hasta el precipicio". "Ahora bien, la tensión nos viene bien, porque se ha visto que esto a Yolanda le da más presencia y la prueba es que Podemos está que rabia", rematan.

Los argumentos van y vienen como puñales entre los dos socios del Ejecutivo. Esta es la crisis más grave que afrontan desde el arranque de legislatura. ¿Habrá choque de trenes? Es difícil avanzarlo. La lógica que invocan los socialistas, también en Sumar, es que al final cabrá el consenso. Los precedentes acompañan: también era muy firme la posición de la Moncloa, por ejemplo, en la negociación del segundo decreto ómnibus, y al final tuvo que moverse para poder amarrar el voto de Junts. Aquí podría suceder lo mismo tras varios días de hostilidades. Todo es posible en una legislatura con un guion que se escribe y se reescribe prácticamente a diario.