Es una de las grandes incógnitas del mundo del cine: quién disparó primero en Star Wars (Han Solo o el alíen Greedo), quién es Charlie en Los ángeles de Charlie y, por supuesto, quién será el próximo James Bond. Desde que el actor Daniel Craig se despidiera del personaje en Sin tiempo para morir (2021), la identidad del siguiente en encarnar al icónico agente del MI6 es todo un misterio. Sin embargo, parece que este está cada vez más cerca de resolverse.

Tras su padre producir la primera película del espía británico en 1962, los hermanos Barbara Broccoli y Michael G. Wilson han estado a cargo de las decisiones creativas de la franquicia Bond, tomando las riendas de la misma entrada la década de los noventa. Sin embargo, parece que ahora el personaje dejará el servicio secreto de inteligencia británico para afiliarse a uno más gigantesco y capitalista: el de Jeff Bezos y su Amazon.

Al servicio de... ¿su Majestad?

En un comunicado publicado el pasado jueves en la página web oficial de 007, la familia confirmaba que los derechos de la propiedad intelectual de James Bond pasarían a formar parte de una nueva empresa conjunta formada por Amazon MGM Studios y los hermanos Broccoli. Según los términos de esta nueva empresa, tras el cierre de la transacción "Amazon MGM Studios obtendrá el control creativo de la franquicia de James Bond".

"Desde su presentación en los cines hace más de 60 años, James Bond ha sido uno de los personajes más emblemáticos del entretenimiento cinematográfico. (...) Es un honor para nosotros continuar con este preciado legado y esperamos marcar el comienzo de la siguiente fase del legendario 007 para el público de todo el mundo", afirmaba Mike Hopkins, director de Prime Video y Amazon MGM Studios.

En la misma nota, Wilson explicó que se retira de la producción de las películas de James Bond para "enfocarse en proyectos artísticos y benéficos". Broccoli, por su parte, alega que, tras Sin tiempo para morir y el retiro de su hermano, siente "que es hora de centrarme en mis otros proyectos". En 2022, Amazon adquirió Metro-Goldwyn-Mayer, el histórico estudio hollywoodiense del león. La compra, de 7.600 millones de dólares, incluía un catálogo de más de 4.000 películas y 17.000 programas de televisión entre los que están, como no, los derechos de distribución de todas las películas de James Bond. Ahí reside el verdadero tesoro: la franquicia Bond es la quinta franquicia cinematográfica más exitosa de la historia.

Mi nombre es Bond, James Bond

Fue en 1962 cuando un todavía desconocido Sean Connery interpretó por primera vez al personaje de las novelas de Ian Fleming en la película Agente 007 contra el Dr. No. James Bond (y, por ende, Connery) representaba todo aquello que los hombres querían ser: mujeriego pero honorable, elegante a la par que valiente y muy, muy atractivo. Su trabajo le hacía viajar, por lo general, en compañía de una belleza de metro ochenta (sus chicas Bond) con la que representar el glamour y la sofisticación en su máximo esplendor; contaba con un arsenal de gadgets a la última y, encima, tenía un cochazo (el Aston Martin DB5 de las primeras películas del espía se subastó en 2022 por 2,4 millones de dólares). James Bond era una fantasmada, pero era también un ideal.

El éxito fue tal que, cada año, una nueva película de Bond aparecía en cartelera. Desde Rusia con amor (1963), James Bond contra Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965)... Connery estaba en la cresta de la ola. Y fue entonces cuando lo dejó. Tras Sólo se vive dos veces (1967) el actor confirmó su despedida del MI6. Los estudios tenían que hacer algo cuánto antes: las masas demandaban más Bond.

Así, en 1969, se produjo el primer cambio actoral en el personaje. George Lazenby reemplazó a Connery en Al servicio secreto de su Majestad y, quizá por una polémica alfombra roja en la que apareció con pelo largo y barba (algo "muy poco Bond"), no volvió a vestir el esmoquin del espía nunca más. El que sí lo hizo fue el original: Connery volvió a interpretarlo dos años más tarde, en Diamantes para la eternidad (1971). Y, ojo, que no volvería a ser Bond, esta vez "de verdad". Doce años (y 3 millones de dólares) después, Connery volvería a hacer del espía en la película no oficial de la saga Nunca digas nunca jamás (1983). Irónico.

Entre 1973 y 1985, Roger Moore cargaría con la franquicia sobre sus hombros con siete películas, y le seguirían Timothy Dalton (con dos entre 1987 y 1989) y Pierce Brosnan (con cuatro películas entre 1995 y 2002). Si bien estos dos últimos no son los Bond más memorables, a Moore le debemos La espía que me amó (1977), la primera película de la franquicia en estar nominada a más de una estatuilla en los Oscar.

El reinicio de la saga vendría en 2006, con Casino Royal, la primera cinta del Bond de Daniel Craig, quien elevaría al personaje a lo más alto. Skyfall (2012) es para muchos "la mejor película de James Bond" y la actuación de Craig una compleja novedad: manteniendo el espíritu masculino de Bond y su efluvio de testosterona, este nuevo Bond había entrado de lleno en el siglo XXI. Era, digamos, menos individualista.

Un Bond propio del XXI

Craig se despidió del espía en 2021. Sin tiempo para morir fue un final, pero también un comienzo: alguien tiene que seguir su legado. Según el diario The Times, el año pasado emergieron tensiones sobre la dirección de la franquicia entre Amazon y Broccoli, quien recelaba del enfoque centrado en los datos que usa la compañía y apostaba por un modelo más tradicional. Las alarmas saltaron entre los fans: ¿será el próximo Bond woke? O, peor, ¿será una mujer?

Con el control creativo de la franquicia en sus manos, Amazon tiene vía libre en la decisión sobre quién será el próximo Bond del cine. Y parece que ya hay varios nombres en la lista. El primero de ellos es Theo James, el actor de 40 años que ya demostró dotes interpretativas arrogantes y mujeriegas en la serie The White Lotus, que acaba de estrenar su tercera temporada. También se ha dejado oír el nombre del actor de Los Bridgerton, Regé-Jean Page quien, aludiendo a estos rumores, jugó al despiste en el programa de Jimmy Fallon: "si eres británico, haces algo medianamente conocido y la gente lo ve con buenos ojos, enseguida empieza a sonar la palabra con 'B'". De cumplirse, Page sería el primer Bond afrodescendiente.

Apostando por la inclusividad, otro "primer Bond" podría ser el actor británico-malayo Henry Golding, que podría convertirse en el primer Bond asiático, o también podría "interpretarlo de nuevo" la actriz Lashana Lynch, quien ya asumió el código 007 en Sin tiempo para morir, cuando el personaje de Craig estaba en el exilio. La actriz declaró en 2020 que, de representar su personaje una vez más, "me gustaría que hablase sobre la experiencia de las mujeres negras. No sé si la gente está preparada para eso".

Sin embargo, hay un nombre que prevalece sobre el resto: Aaron Taylor-Johnson. El actor tiene todas las papeletas para ser el próximo James Bond: es atractivo, joven (sus 34 años aseguran un papel que podría extenderse durante más de una década) y, por encima de todo, británico. Además, el actor se desenvuelve fácil en las escenas de acción, con registro en el Universo Cinematográfico de Marvel, Bullet Train (2022) y en la próxima película de zombis 28 años después.

Todavía queda para la próxima vez que veamos a Bond en las pantallas aunque, este nuevo trato de Amazon, no hará sino acelerarlo. Lo que está claro es que la empresa va a exprimir al espía al máximo. Prepárense para series spin-offs (hay esperanza para volver a ver a Ana de Armas en el universo Bond), películas directas a streaming y algunas más complejas reservadas para el cine. La Bondmanía está en su mejor momento.