España debe cada uno de los euros que genera. Y un poco más. Con los últimos datos de avance disponibles, el saldo de la deuda de las Administraciones Públicas según refleja el Banco de España a través del Protocolo de Déficit Excesivo, se situó en 1,62 billones de euros en diciembre de 2024. "Gracias al crecimiento económico y a una política fiscal responsable, la reducción mejora el objetivo del Gobierno", destacó Carlos Cuerpo, ministro de Economía, en sus redes sociales.

El dato representa una tasa de crecimiento del 2,9% con respecto a diciembre de 2023. Sin embargo, por ahora el aumento del PIB, que en 2024 se situó en términos absolutos en 1,59 billones de euros, permite que, en términos relativos, que es como mucho expertos prefieren medir la deuda de los países, esta haya descendido en un año hasta el 101,8% en el año 2024, un 3,3% menos que en 2023.

Estas cifras son resultado de dinámicas que vienen produciéndose al menos desde hace por lo menos 30 años. Mientras que desde diciembre de 1994 el PIB tan solo se ha multiplicado por 3,7, la deuda se ha multiplicado por 6,5. Eso sitúa la relación entre el crecimiento de la deuda y el de la economía durante este tiempo en 1,75. Esto, en definitiva, quiere decir que, por cada euro que creció la economía, España pidió prestados casi dos.

"En términos absolutos y nominales, la norma es el incremento continuo de la deuda viva, particularmente en los siglos XX y XXI. En concreto, desde 1912 el nominal total solo se reduce, ligeramente, en los ejercicios 1976, 2006 y 2007. En la segunda mitad del siglo XIX existen caídas más sustanciales, asociadas a repudios parciales y quitas de diverso tipo", resume Santiago Lago Peñas, economista sénior de la firma de análisis financiero Funcas, en un estudio sobre la historia de la deuda española titulado La dinámica de la deuda pública en España: presente, pasado y futuro.

La llegada de los 90 trajo consigo una relación entre deuda y PIB cada vez más estrecha. En 1994, la deuda representaba apenas algo más de la mitad del PIB. Preocupante, pero nada excesivo. El expresidente socialista Felipe González apuró su última legislatura mucho más asolado por la corrupción que por los reproches en materia económica.

La deuda se mantuvo entre el 50% y el 60% del PIB lo que restó de década, ya con el popular José María Aznar en el poder. A mediados de los 2000, sin embargo, con el país rozando ya los 400.000 millones de euros de PIB, la deuda experimentó un importante retroceso en términos relativos. Eran los años de la burbuja inmobiliaria. Entre 2007 y 2008 el peso de la deuda sobre la economía se mantuvo siempre por debajo del 40%.

Pero la burbuja inmobiliaria estalló y llegó una crisis económica que ha marcado a toda una generación. La deuda le fue ganando cada vez más terreno al PIB, que en 2006 había superado el umbral del billón de euros. Sin embargo, en los siguientes años este se quedó siempre rondando este límite, mientras que en 2009 la deuda superaba con facilidad el medio billón de euros. En los siguientes años, de hecho, avanzaría mucho más.

Entre 2010 y 2012, en lo peor de la crisis, con la economía casi detenida y millones de personas en paro, la deuda pasó de representar el 60% del PIB a quedarse cerca del 90%. El sorpasso era tan solo cuestión de tiempo. Llegó en 2013. Por primera vez en la historia, la deuda se situaba por encima del 100% del PIB, lo que quería decir España debía cada uno de los euros que generaba. En concreto, España cerró el año con 1,02 billones de euros de PIB y de deuda pública. Al año siguiente, todavía peor: el desempate se deshizo a favor de la deuda. En 2014, el dinero adeudado por las administraciones se fue a 1,08 billones de euros, mientras que el PIB se quedó en 1,03.

A partir de 2015, la economía española volvió a ver algo de luz. Aunque el empate técnico se mantuvo, el país cortó una racha de 10 años de crecimiento de deuda con arreglo al PIB. Incluso consiguió bajar de nuevo del 100% entre los años 2018 y 2019.

Pero en 2020 llegó la pandemia, y con ella otro durísimo golpe a la economía española. Ese año, mientras que la deuda se situaba en 1,34 billones de euros, el PIB apenas lograba situarse en 1,12 billones en un año en el que el confinamiento obligó a muchos negocios a echar la persiana y en el que el turismo, clave para la economía española, fue apenas testimonial. Con una deuda cercana al 120% del PIB (se debía cada euro más un 20%), tocó volver a remar. En 2022, la deuda se situó por debajo del umbral del 110%, y con 2024 la economía encadena ya cuatro años seguidos de descenso hasta el actual 101,8%.

"Dos elementos positivos en la gestión de la deuda pública española en la última década es la extensión de su vida media y la reducción de su coste. Una mayor vida media permite un ritmo de refinanciaciones más pausado, con menor presión de calendario a la hora de concretar las operaciones necesarias; algo especialmente importante con ratios de deuda por encima del 100 % del PIB", resume sobre los últimos acontecimientos relacionados con la deuda Lago Peñas. De nuevo, si nada se tuerce de nuevo, la luz se empieza a ver tras un largo túnel.

Las promesas a Bruselas

Pero las cifras deben mejorar todavía más. Al menos, esto es lo que el Gobierno le ha prometido a Bruselas. Según el plan remitido por el Ejecutivo a la Comisión Europea el pasado verano, España debía cerrar este año en el 102,5% de deuda con arreglo al PIB: con el país cerrando en un 101,8%, objetivo más que conseguido. La siguiente etapa es 2025, un año en el que la deuda debe descender al 101,4% del PIB.

Desde entonces, de nuevo habrá que bajar del umbral del 100%. En concreto, el Gobierno se ha comprometido a tener la deuda controlada en el 98,4% en 2027. Y el plan suma y sigue: deuda al 90,6% en 2031 y, finalmente, al 76,8% en 2041. Pero la deuda deberá caer todavía más. Europa considera que un nivel prudente de deuda con respecto al PIB sitúa este porcentaje en el 60%. Son cifras que no se ven en España desde hace más de 15 años y que, si los cálculos que hace el Ejecutivo se cumplen, pueden tardar otros 15 años en llegar.