Nueva etapa. Para ella, para María Jesús Montero, y para el PSOE de Andalucía. Para un dirigente que es la mujer de absoluta confianza del presidente, Pedro Sánchez, que lleva más de 20 años en cargos institucionales de primer nivel pero que hasta ahora no había tenido que fajarse en cuestiones orgánicas. Para una federación antaño poderosa que no ha sabido recomponerse y encontrar su norte desde que perdió la Junta a raíz de las elecciones autonómicas de 2018, tras casi cuatro décadas de hegemonía absoluta. Este sábado se abre en Armilla (Granada) el 15º Congreso Regional, el que arrancará una nueva página en el PSOE-A, con Montero ya entronizada oficialmente como su nueva secretaria general. Ella será la nueva superbaronesa socialista, no solo porque dirigirá el principal territorio del partido, con más músculo militante —más de 41.000—, la que es clave para Sánchez para intentar apuntalar su Gobierno, sino porque es la que atesorará más poder. Con diferencia. Líder de los suyos en Andalucía, vicepresidenta primera del Ejecutivo, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE.

Que Montero tenga que repartirse cada semana entre Madrid y Andalucía explica en buena medida una decisión que ella misma trasladó hace una semana en Sevilla. Su equipo estará "dedicado a tiempo completo" en la política autonómica, anticipó. Con una jefa con una agenda muy cargada en la capital, con una cartera absorbente y de primer orden, implicada en todas las negociaciones más delicadas del Ejecutivo, la configuración de la nueva cúpula será un primer ejercicio aún más relevante para ella. Pero la vicepresidenta primera no ha querido dar más detalles. Ni pistas. Nada. Todo queda para esta primera jornada del cónclave.

Todas las provincias, menos Sevilla, están partidas por las batallas internas. Y expectantes. En el PSOE-A esperan que Montero decida a quién quiere al frente de los aparatos provinciales

Todo. No solo el diseño de los nuevos órganos regionales, también la clarificación del futuro en las provincias. Porque todas, salvo Sevilla, la más apaciguada y en la que no hay duda de la continuidad de su secretario general y presidente de la Diputación, Javier Fernández, llegan a este 15º Congreso abiertas en canal, partidas por las batallas internas. Y expectantes. Montero, eso esperan muchos dirigentes, tendrá que decidir a quiénes quiere al frente de los aparatos provinciales, en torno a qué cuadros ha de concitarse la unidad. Quiénes deben acompañarla, en definitiva, en esta nueva etapa.

Montero convocó a los ocho secretarios provinciales este viernes a las 21 horas para empezar a desbrozar el camino. Para comenzar a reordenar la casa. Las decisiones, no obstante, se esperan para esta larga jornada de sábado. En los dos ámbitos, el autonómico y provincial. La nueva jefa de los socialistas andaluces ni siquiera ha querido anticipar quién será su mano derecha. Su potente número dos. Aquel que se ocupe del día a día de la federación, el que en realidad la gobierne mientras ella prepara su carrera electoral de casi año y medio contra el popular Juanma Moreno, el presidente de la Junta desde hace seis años, los dos últimos con una mayoría absolutísima. Se pregunte a quien se pregunte en el PSOE-A, nadie dice tener certezas de a quién puede elegir la secretaria general como su dos. Y es que ella, en lo orgánico, es una gran desconocida para los suyos, porque su trayectoria política ha sido básicamente institucional y ha permanecido ajena a las batallas internas.

La vicepresidenta no ha dado pistas siquiera de quién será su número dos en la cúpula autonómica. Lo que sí ha avanzado es que quiere una dirección "a tiempo completo", porque ella deberá repartirse entre Madrid y Andalucía, dados sus cargos aquí y allí

La vicepresidenta tampoco adelantó sus cartas en la cena que mantuvo este viernes con sus barones provinciales. Pero tendrá carta blanca. El partido se ha apiñado en torno a su nueva jefa, con la esperanza de que sea ella quien, tras una larga etapa de zozobra —los tres primeros años (2019-2021) de desubicación tras la derrota con Susana Díaz aún como líder regional y los tres últimos (2021-2024) con un Juan Espadas que no pudo consolidarse como heredero—, la que logre reconquistar el poder autonómico y municipal. "Ella tiene que liderar el proyecto. No le vamos a exigir nada. Y nadie sabe nada de la nueva ejecutiva", señala uno de los barones de mayor peso.

El lema, 'Andalucía por delante'

La condición que Montero se impuso fue esta: que su nuevo equipo de dirección estará "dedicado a tiempo completo" a la comunidad. Precisamente para cubrir su ausencia. No se espera, pues, un pluriempleo. De esa premisa también dice mucho el lema escogido para este cónclave: Andalucía por delante.

Montero promete una ejecutiva de "unidad y esperanza". Ella también quiso que los procesos provinciales comenzaran justo a continuación y quedaran liquidados antes de Semana Santa

Pero la secretaria general también prometió hace una semana que su cúpula será de "unidad y esperanza". Se espera, por tanto, que integre a las distintas familias y, en particular, a los susanistas, que se sentían totalmente orillados bajo el mandato de Espadas. La primera foto de esa integración cuajó este mes sin ser buscada: el exbarón regional optó por dejar su acta en el Parlamento autonómico para centrarse en su labor de portavoz del PSOE en el Senado. Su escaño fue ocupado esta misma semana por Verónica Pérez, ex secretaria general de los socialistas sevillanos y mujer de confianza de Díaz.

Montero quiso también que el proceso de renovación orgánica se completara cuanto antes. Antes de Semana Santa. Por eso ordenó que las batallas provinciales se sustanciaran justo a continuación de la cita regional de este fin de semana. Dicho y hecho: este lunes y martes, 24 y 25 de febrero, echada ya la persiana del cónclave de Armilla, deberán registrarse las precandidaturas para secretario provincial. La vicepresidenta ha demandado que, en la medida de lo posible, se eviten las primarias. Es decir, que emerjan liderazgos unitarios, sin choque en las urnas para fortalecer el partido, como ha ocurrido con ella misma. Los congresos provinciales se concentrarán todos en dos fines de semana, el del 29 y 30 de marzo y el del 5 y 6 de abril.

En el partido se escucha una cierta "desazón" por la incertidumbre. "Ha pedido unidad, pero nadie se ha puesto a construirla", "se han solapado procesos y todo se ha confundido", dicen dos reflexiones

Sin embargo, esa decisión de Montero ha tenido claros efectos secundarios: ha destapado antes de tiempo las guerras provinciales. Los territorios ya estaban muy divididos, pero con el pistoletazo de salida todo se ha acelerado. Hasta el punto de que el ruido interno en siete de las ocho provincias es el telón de fondo con el que se abre este 15º Congreso Regional. La líder del PSOE-A fue muy clara al advertir a sus compañeros de que ahora tocaba centrarse en el proceso autonómico, pero no ha podido poner puertas al campo y, de hecho, hay dirigentes que dicen sentir una cierta "desazón". "Es que no se han tomado decisiones. María Jesús ha trasladado que tiene que haber unidad, pero nadie se ha puesto a construirla", asegura uno de los responsables que aspira a convertirse en barón de su provincia. "Se han solapado procesos y todo se ha confundido", reflexiona una máxima responsable provincial. En el PSOE-A confían que la cita en Armilla sirva para ordenar los dos espacios. Es decir, que del congreso no solo salga elegida una nueva ejecutiva regional, sino que también Montero aproveche para señalar a sus candidatos en las provincias. En los últimos días, no obstante, se han producido movimientos y conversaciones entre los diferentes grupos para intentar construir equipos unitarios.

Sevilla, la única provincia con líder claro: Javier Fernández

Sevilla es el único territorio donde está garantizada la paz interna. La autoridad de su secretario general y presidente de la Diputación, Javier Fernández —el sucesor de Verónica Pérez en la poltrona orgánica—, está garantizada. Pero, a partir de ahí, no hay nada claro. En Jaén, la segunda provincia cualitativamente más importante, por su acumulación de poder institucional, ha aflorado una pelea imprevista. Paco Reyes, el secretario general desde 2010 y presidente de la Diputación desde 2011, decidió dar un paso al lado y el llamado a ser su delfín era Juan Latorre, alcalde de Arjona, que llevaba meses trabajándose su candidatura discretamente. Pero en la carrera irrumpió Ángeles Férriz, portavoz parlamentaria del partido. Ambos podrían batirse en primarias si es que no se halla una solución de consenso, que podría representar Julio Millán, alcalde de Jaén capital de 2019 a 2023 y reelegido el mes pasado tras una moción de censura con Jaén Merece Más que desbancó al regidor popular.

En Jaén ha sorprendido la irrupción de Ángeles Férriz en una carrera que parecía tener ganada el 'delfín' de Paco Reyes, Juan Latorre. En Málaga, Dani Pérez está de salida y podrían tomar el testigo Josele Aguilar o Pepe Bernal. En Cádiz y Córdoba, los barones provinciales ya tienen dirigentes a la contra

En Málaga, quien está de salida es el actual barón y portavoz de la capital, Dani Pérez. Se disputan el puesto, en principio, el parlamentario autonómico Josele Aguilar —candidato también para la cúpula regional— y Pepe Bernal, exalcalde de Marbella y viceportavoz socialista en la Diputación. Aquí, como en otras provincias, las conversaciones para una candidatura única están en marcha.

Las otras cinco provincias están lideradas por diputados en el Congreso o senadores. En Cádiz busca repetir Juan Carlos Ruiz Boix, alcalde de San Roque y diputado en la madrileña carrera de San Jerónimo. Enfrente tiene al exdiputado provincial y exconcejal en el Ayuntamiento de San Fernando Jaime Armario, próximo a la anterior secretaria general, Irene García. En Córdoba, su jefa de filas, la diputada nacional Rafi Crespín, tendría que disputarse el liderazgo contra Lope Ruiz, alcalde de Iznájar —y cercano a Susana Díaz— y José Antonio Romero, portavoz socialista en la Diputación y edil en la capital —y de la corriente antisusanista—. Crespín pretende continuar al frente con la etiqueta de "apertura" y de superación de la división interna.

En Huelva tampoco el panorama está claro. La actual líder, la senadora Maru Limón, está cuestionada y podrían sucederla la diputada autonómica María Márquez —portavoz de la ejecutiva saliente— o el exvicepresidente de la Diputación Ezequiel Ruiz, líder del sector crítico y próximo a Mario Jiménez, uno de los dirigentes más influyentes del PSOE-A. En Almería, se da por hecho el relevo del actual barón, el diputado en el Congreso Juan Antonio Lorenzo. Un posible sucesor es su secretario de Organización, el senador Antonio Martínez. En Granada, el senador Pepe Entrena ya ha anticipado que dejará su cargo orgánico y podría tomar el testigo Pedro Fernández, actual delegado del Gobierno en Andalucía.

En Granada, la sucesión de Pepe Entrena parece algo más controlada y podría recaer en el delegado del Gobierno, Pedro Fernández. Los movimientos de fichas, no obstante, están todos conectados

Los movimientos de fichas están conectados. Porque Montero podría resolver muchas dudas si ficha para su ejecutiva regional a algunos de los posibles candidatos en las provincias. O si promociona a otros para el Parlamento autonómico o para la vacante de la Delegación del Gobierno. Así, la onubense María Márquez suena para uno de estos dos últimos puestos, y si es así, dejaría tal vez despejada la carrera en el PSOE de su provincia.

Montero es la que tiene que desvelar en las próximas horas cómo quiere componer el puzle de la federación. En los dos niveles, autonómico y provincial. La confianza en ella es ahora mismo ciega. No tiene oposición interna. "Nadie tenemos autoridad moral para exigirle nada —apunta un barón—. Ella tiene que hacer su equipo. Su núcleo duro. Luego en la ejecutiva regional hay puestos para equilibrios territoriales, pero su equipo de confianza debe ser de ella. Y lo que es cierto es que el estado anímico de nuestra gente, de la militancia, está de otra manera desde que ella dio el paso". La vicepresidenta decidió hacerse cargo del PSOE-A tras resistirse mucho pero como solución de unidad.

Montero tendrá carta blanca para montar su núcleo de confianza: no tiene ataduras. En el fondo, ella es una desconocida orgánicamente. "No hay en ella cosmética, es una mujer de verdad", la elogia Puente

Y ahora todos esperan que ella remonte unas siglas en horas muy bajas. Que cohesione y motive a un partido roto, desintegrado, desnortado. Que logre unir a todos bajo su liderazgo. Pero en el fondo ella es una desconocida orgánicamente. Algo se la empezará a conocer en este 15º Congreso Regional, en Armilla. Por sus primeras decisiones. "María Jesús no es una política de cartón piedra, de postureo —la elogiaba este viernes el ministro Óscar Puente en el ágora que servía para calentar los motores del cónclave—. No hay en ella nada fingido ni impostado, no hay en ella cosmética. Es una mujer de verdad que transmite lo que siente, lo que piensa, que no esconde y que no engaña y que quiere mucho a España, quiere mucho a Andalucía, quiere mucho al Partido Socialista. Y trabaja, os lo aseguro, como nadie. Poca gente he visto en mi vida con tal capacidad de trabajo y tanto coraje y tanta valentía como María Jesús Montero". Se abre nueva etapa. Y será difícil porque, cuando se apaguen las luces de la cita granadina, quedará la realidad: un PP que cabalga sobre una sólida mayoría absoluta y que, a la luz de las encuestas, apenas tiene magulladuras. La vicepresidenta dispone de año y medio para intentar hacérselas.