"Mentiroso compulsivo", "emperador autoritario"... Son algunos de los calificativos con los que el grupo de accionistas capitaneado por José Miguel Contreras se refieren al presidente ejecutivo de Prisa, el empresario francés de origen armenio Joseh Oughourlian (J.O.).

Prisa (dueña de El País, la Ser y de la Editorial Santillana) es, desde su creación, el buque insignia mediático del progresismo ligado al PSOE. Jesús Polanco, fundador, dueño y señor de Prisa, era amigo de Felipe González. Entonces no había guerras internas. El grupo ganaba dinero... hasta que se metió en la aventura de la televisión de pago. Ahí empezaron los problemas.

La enorme deuda que iba acumulando el grupo, junto con su caída en Bolsa, hicieron que la familia Polanco viera reducida su participación e influencia a un porcentaje casi simbólico (ahora Manuel Polanco, miembro del consejo, representa apenas al 7% del capital; además las acciones están pignoradas por el Banco Santander). La alianza de los bancos acreedores -con el Santander como primer espada- llevó a Juan Luís Cebrián, histórico director de El País, a la cúpula de la gestión del grupo. En 2015 se produjo la entrada del fondo de J.O, Amber Capital, seguramente de la mano del entonces presidente de Telefónica, Cesar Alierta, en el accionariado de Prisa, con casi el 30% de las acciones. Cebrián se fue de mala manera de Prisa en 2018, fue sustituido Javier Monzón (el hombre del Santander), que también salió del grupo sin gloria en diciembre de 2020. A partir de entonces, J.O. es, además de principal accionista, el presidente ejecutivo de Prisa.

Aunque El País ya no es aquel trasatlántico que dirigía con mano firme el llamado Jesús del Gran Poder, sus portadas y editoriales siguen marcando la agenda del PSOE y del Gobierno cuando el líder socialista se sienta en Moncloa. Pedro Sánchez lo sabe bien y sufrió en carne propia sus zarpazos. Fue cuando El País le puso la proa para defender a su contrincante Susana Díaz. Sin la campaña previa de El País y la Ser, el Comité Federal del PSOE de octubre de 2016 no se hubiera atrevido a defenestrar al entonces rebelde Sánchez. Como la Scarlett de Lo que el viento se llevó, Sánchez debió jurarse a sí mismo que haría todo lo que estuviera en su mano para no tener nunca a El País en contra.

Es importante tener esto en cuenta porque el Gobierno sigue muy de cerca lo que ocurre en Gran Vía, 32 (sede del Grupo Prisa en Madrid). Lo que pretende el presidente es que no sólo le apoyen, sino que no le pongan una sola pega.

Los avatares internos de Prisa, más que por disputas políticas, están condicionados por factores económicos: la elevada deuda del grupo (que ahora se aproxima a los 800 millones); las pérdidas endémicas (a un ritmo de casi un millón al mes, según los resultados de 2024), y la paupérrima cotización en Bolsa, son las causas de una inestabilidad accionarial que pone en riesgo el baluarte propagandístico de las políticas del PSOE.

J.O. es un financiero que ha hecho buenos negocios en Francia y al que le gusta el mundo del fútbol (es presidente del Racing Club de Lens). No tiene afinidad política con los socialistas y, aunque ha intentado llevarse bien con el Gobierno de Sánchez, nunca ha sido un hombre del círculo íntimo del presidente. Es más bien un outsider que lo que quiere es no perder dinero (con Prisa lleva perdidos más de 300 millones).

El grupo de accionistas afín al Gobierno piensa seguir adelante con el lanzamiento de la televisión y planea arrebatarle el poder a Oughourlian en Prisa Media

En junio de 2022 (cuando Sánchez ya llevaba cuatro años en Moncloa) se produjo un hecho relevante en el accionariado de Prisa: Global Alconaba (encabezado por Andrés Varela Entrecanales y en el que la figura más emblemática es José Miguel Contreras) le compró a Telefónica el paquete del 7,1% que le quedaba al gigante de las telecomunicaciones en el grupo de comunicación.

Era un intento serio de formar un grupo de "empresarios progresistas" que pudiera darle a Prisa la estabilidad accionarial que no ha vuelto a tener desde la muerte de Jesús Polanco. Esa entrada se produjo de acuerdo con J.O., que, por esa época, iba diciendo que la suya era una inversión puntual y que desearía dejar el grupo... siempre y cuando recuperase su dinero. Sí, la relación era buena. De hecho, J.O. nombró consejero de Amber a Miguel Barroso -ex secretario de Estado de Comunicación con Zapatero y un auténtico gurú mediático para los socialistas-.

Al final del verano de 2023 se produjo el primer encontronazo de alto voltaje entre J.O. y los miembros del grupo próximo al Gobierno. J.O. comenzó a negociar la venta de Prisa Media al grupo belga Mediahuis por 500 millones de euros. La noticia llegó a oídos de Sánchez, que montó en cólera. La solución buscada por J.O. podía aliviar sus pérdidas, pero ponía a Prisa en manos de un grupo extranjero con el que no había proximidad ideológica. Al margen de que dejaba compuesto y sin novia al grupo de Contreras.

Con el aliento del Gobierno, Global Alconaba se ofreció a J.O. para comprarle su participación en Prisa Media. Pero éste se descolgó reclamando un mínimo de 600 millones de euros. Mucha tela y pocos empresarios dispuestos a jugarse su dinero en la aventura de Prisa.

Barroso, el hombre que, hasta ese momento, hacía de puente entre J.O. y el Gobierno, murió de forma repentina el 13 de enero de 2024. La tensión estaba en máximos.

A finales de enero de 2024, Contreras mantuvo un almuerzo a solas con J.O. El pacto alcanzado entonces, siempre según fuentes próximas a este grupo, constaba de tres puntos. Primero, que para reducir la deuda había que vender la Editorial Santillana; segundo, nombrar como director de contenidos y responsable editorial de Prisa al propio Contreras (cosa que se hizo), y, por último, apostar por la creación de un nuevo modelo de televisión. Para ello se dieron el plazo de un año.

A mediados de febrero de este año, con el plazo del pacto ya cumplido, se produjo una reunión a la que asistieron J.O., y la vicepresidenta y directora financiera de Prisa Media, Pilar Gil, por un lado; y, por otro, Carlos Núñez, presidente de Prisa Media, y Contreras. En dicho encuentro Núñez expuso el modelo de televisión en el que debería embarcarse Prisa, optando a una de las licencias de TDT que va a sacar a concurso el Gobierno. "El modelo es barato, unos 25 millones de euros, y no supone riesgo financiero para Prisa", señala una fuente próxima al grupo Global Alconaba. Aunque J.O. no se mostró muy conforme, parece que dejaría hacer.

Los rumores de que J.O. no quería financiar la que él llama "Tele Pedro" (por Sánchez) estaban ya muy extendidos. De hecho, cuando Contreras presentó el proyecto de televisión en una reunión con la cúpula de El País, la primera pregunta que le hicieron fue precisamente esa: "¿Está Oughourlian de acuerdo con el lanzamiento de una televisión?". La respuesta fue afirmativa y rotunda. El pasado16 de febrero, Carlos Núñez dio una entrevista a El País con este título: "Con nuestro desarrollo audiovisual, lo natural es lanzar una televisión". Eso cabreó a J.O., pero lo que más le enfureció fue la afirmación de Núñez de que "contamos con el alineamiento de los accionistas para el desarrollo de este proyecto". Esa entrevista fue vista por J.O. como un desafío directo a su autoridad.

Como respuesta, justo el día en que se convocó el consejo de Prisa Media, J.O. lanzaba un mensaje inequívoco en el diario económico Expansión a los defensores de "Tele Pedro": los que estén de acuerdo con el lanzamiento de la televisión se pueden marchar.

El martes 25 de febrero J.O. llamó personalmente a todos lo miembros del consejo -excluidos los ligados a Global Alconaba- para informarles de que al día siguiente se iba a votar el lanzamiento de la televisión y él les pedía su voto en contra. Al día siguiente, Ñúñez expuso su proyecto y, acto seguido, Pilar Gil lo rechazó argumentando que lo prioritario ahora era reducir la deuda. Cuando terminó el consejo, J.O. llamó a Núñez a su despacho y le comunicó su despido. A las 17 horas, una llamada le comunicó también su despido a Contreras.

Ha sido mucho el esfuerzo como para tirar la toalla, piensan en Moncloa. El grupo afín al Gobierno acumula el 18% del capital de Prisa (además de Global Alconaba, hay que sumar las acciones de Adolfo Utor -Balearia- y las de Diego Prieto, el llamado rey de las ambulancias).

"El proyecto de televisión seguirá adelante, en principio, sin Prisa", aseguran fuentes de este grupo. Pero, la guerra por el control de Prisa no ha terminado. Las mismas fuentes aseguran que tanto el Santander (4% del capital), como Polanco (7%) estarían a favor del proyecto y en contra de J.O. Y no descartan que el Grupo Vivendi (casi el 12%) cambie de bando. Si eso fuera cierto, el grupo opositor acumularía casi un 41% del capital, bastante más del 29,9% que tiene J.O. a través de su fondo Amber Capital. Pero, hoy por hoy, esa suma es más un deseo que una realidad.

El grupo próximo al Gobierno opina que J.O. ha cambiado en unos meses su posición. De aparecer simplemente como un financiero con una inversión en Prisa, a creerse el único dueño de la compañía. Es verdad que J.O. ha encontrado en España un entorno favorable. Ha hecho negocios con Miguel Ángel Gil Marín y ha descubierto las delicias de ser el presidente ejecutivo de Prisa. En octubre de 2024 se le vio feliz en Barcelona como motor del World in Progress. Aquí ha encontrado una nueva vida y quiere saborearla.

El grupo opositor cree que les ha engañado y que su versión sobre el lanzamiento de la televisión es torticera. Creían que podían hacer y deshacer, con el respaldo de Moncloa, y han visto cómo un empresario al que consideraban un tanto frívolo les ha puesto de patitas en la calle.

Las espadas están, pues en alto. Sánchez no es persona que dé por perdida una guerra. Aunque hay que reconocer que la primera batalla ya la ha perdido.