Este miércoles comienza la edición número 44 de ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid. Hasta el próximo domingo, 214 galerías de 36 países expondrán en los pabellones 7 y 9 de Ifema lo mejor de su repertorio, desde las vanguardias históricas al arte actual pasando por los clásicos contemporáneos, en la que ya se ha consolidado como una de las citas imprescindibles del circuito internacional, punto de encuentro de artistas, coleccionistas y amantes del arte de Europa y Latinoamérica. La incógnita, hasta que mañana abra sus puertas la feria, es saber cuál será esa obra polémica y provocadora que cada año logra salir en todas las televisiones y escandalizar a unos cuantos, con o sin razón.

Es inevitable. En cada edición, una o varias obras animan el debate en torno a los límites y la naturaleza del arte, desde la reflexión o desde la mera provocación. Hacer un repaso cronológico de estas piezas permite no solo calibrar la calidad de las mismas pasado el tiempo, sino la propia evolución de la sociedad. La escultura de dos hombres abrazándose de Rodrigo que hace 40 años escandalizó a las coleccionistas de visón hoy no incomodaría a casi nadie. Probablemente, los "presos políticos" de Santiago Sierra, que reproducía imágenes de independentistas catalanes como Oriol Junqueras y que fue retirada en 2018 por la organización, seguiría levantando ampollas.

He aquí un repaso cronológico de las obras más comentadas de ARCO a lo largo de los años.

Desnudos y política

En 1983, La obra Manuel, de Rodrigo, causó polémica al tratarse de una escultura que mostraba dos figuras masculinas abrazadas, una de ellas completamente desnuda. Manuel fue un amor platónico del artista. La obra volvió a exhibirse en 2024. En 1992, John de Andrea sorprendió con la escultura de una mujer desnuda y otra vestida, ambas hiperrealistas. Poco escándalo con esto: al fin y al cabo, dos años después, el maestro Antonio López concluiría su Hombre y mujer, en los que trabajó durante 26 años.

Ya entrando en la década de los 2000, Pilar Albarracín reflexionó sobre la experiencia de la emigración con El viaje. Javivi, el coche. Los visitantes a ARCO 2002 pudieron subirse a un Mercedes repleto de bolsas y bultos y revivir la travesía del Estrecho entre Europa y Marruecos (en 2015, Albarracín mostró la obra Mandala (rojo), realizada con bragas y tangas de color rojo). En 2005, la escultura El Perro, del colectivo Democracia, recreaba las torturas llevadas a cabo por soldados estadounidenses en la prisión iraquí de Abu Grahib. Y en 2007, Paolo Schmidlin exhibió un busto hiperrealista de la reina Isabel II de Inglaterra con los pechos y el vientre desnudos acariciados por dos manos.

En 2008, Eugenio Merino expuso Fidel zombi, mostrando un espectro del expresidente cubano. Durante unos años, este artista madrileño se especializó en polémicas en ARCO. En 2010 hirió las sensibilidades de los tres grandes monoteísmos con Stairway to heaven, una escultura en la que un rabino aparecía de pie sobre los hombros de un sacerdote católico arrodillado a su vez sobre la espalda un fiel árabe rezando. Y en 2012 presentó Always Franco, una figura del dictador dentro de una nevera de Coca Cola remedando un féretro, que motivó una querella de la Fundación Francisco Franco. En 2019, en colaboración con Santiago Sierra, expuso un ninot de Felipe VI de 4,4 metros de altura al precio de 200.000 euros. El comprador debía prenderle fuego en el plazo de un año, pero nadie lo adquirió y lo quemaron los propios artistas el 12 de octubre de 2020. En 2023, Merino expuso Aquí murió Picasso, una figura yacente del artista de cuerpo presente con su inevitable jersey de rayas, que pretendía criticar la banalización de su figura. Y el año pasado, coincidiendo con ARCO, presentó en una galería de Carabanchel una sepultura ficticia de Federico García Lorca.

El 'ninot' de Felipe VI realizado por Santiago Sierra y Eugenio Merino.
El 'ninot' de Felipe VI realizado por Santiago Sierra y Eugenio Merino. | Eduardo Parra / Europa Press

¿Qué es arte?

En 2014, la Galería Nogueras Blanchard ofreció la obra de Wilfredo Prieto Vaso de agua medio lleno, un sencillo vaso de cristal con agua puesto a la venta por 20.000 euros que fue lo más comentado de aquella edición junto a Congress Topless, de Yann Leto, donde aparecían dos mujeres bailando en una barra para "recrear el típico sitio donde se reúnen los políticos, la casta del puro".

También en clave extremadamente política se planteaba la obra de Santiago Sierra Presos políticos en la España Contemporánea, en la que el artista madrileño reproducía las fotografías en blanco y negro y pixeladas de 24 reos, entre ellos los principales condenados por el procés, los detenidos en el caso Alsasua o activistas del 15-M. La obra, expuesta en el stand de Helga de Alvear, fue retirada a instancias de los responsables de Ifema y adquirida posteriormente por 80.000 euros por el coleccionista y empresario mediático Tatxo Benet para su colección de "arte censurado".

Otro artista abonado a la polémica en ARCO es Riiko Sakkinen. En 2018 presentó Nuestros reyes favoritos, en la que Felipe VI aparecía rodeado del nombre de otros reyes como Melchor, Gaspar y Baltasar o el músico B. B. King. En 2020, Sakkinen expuso Franco no fue tan malo como dicen, donde ironizaba acompañando la imagen del dictador con frases como "Construyó 280 pantanos" o "Creó la Seguridad Social".