El golpe en la mesa de Trump al retirar su apoyo militar y de inteligencia a Ucrania pone a la Unión Europa ante la cruda realidad de tener que asumir su propia defensa al margen de Estados Unidos.

Si Putin gana la guerra, los hechos le habrán dado la razón: estamos en un escenario en el que la fuerza es el único argumento y Estados Unidos ha decidido abandonar a Europa a su suerte. En este contexto, el papel de la OTAN debe ser redefinido, pero la UE debe ser consciente de que su permanencia en la Alianza y la creación de un Ejército Europeo son cosas prácticamente incompatibles.

De hecho, el Tratado de Washington (1949) por el que se crea la Alianza establece en su artículo 8 una cláusula de exclusividad, que después se mantendría en el Tratado de Lisboa, que impide adquirir compromisos de defensa por parte de cada uno de los países miembros que están fuera de los límites que marca el propio Tratado. Un ejemplo que afecta a España de manera muy particular es el de la españolidad de Ceuta y Melilla. Las dos plazas quedan fuera de la cobertura del Tratado y eso es lo que permite a Marruecos alimentar la esperanza de que, tarde o temprano, formarán parte de su territorio.

Europa tiene un gran potencial militar, pero le faltan cosas fundamentales para tener capacidad disuasoria frente a Rusia [ver gráfico].

Gráfico capacidad para Guerra potencias mundiales.
Fuente: The Military Balance 2022. El Independiente Gráficos

Los países de la UE tiene más soldados, más tanques, más aviones de combate y más portaaviones que Rusia. Pero la UE está muy lejos de Rusia en capacidad nuclear (misiles balísticos intercontinentales o ICBM) y en inteligencia (Rusia tiene más del triple de satélites que todos los miembros de la UE juntos).

Las debilidades de Europa son palmarias: no tiene capacidad de disuasión, carece de un mando común y de inteligencia y tiene sus reservas de guerra casi a cero

Para tener una política de defensa común hay que tener una política exterior común. De eso estamos todavía muy lejos. ¿Aceptaría los holandeses luchar por la soberanía de Ceuta y Melilla?

Es decir, que la UE tendría que pasar de ser una entidad fundamentalmente económica a ser una entidad política en la que cada país tendría que renunciar a una parte sustancial de su soberanía.

Si se da ese paso, lo demás no es tan difícil. Los estándares de doctrinas y protocolos ya se han unificado por la pertenencia de los ejércitos a la OTAN. La creación de una red de cuarteles generales repartidos por toda Europa y el establecimiento de un mando único, con un Comité Militar y un Estado Mayor Conjunto (que ya existen en Bruselas pero que tienen un papel muy limitado) sería relativamente sencillo si, como digo, lo primordial, la unión política y una diplomacia común, está resuelto.

Los europeos estamos ante el momento más importante desde que se creó el Mercado Común. Si Europa quiere tener en sus manos su propio futuro, estar al nivel de otras grande potencias, como EEUU y China, tiene que ser consciente de que debe conjugar la voluntad política con una cantidad ingente de dinero. No sólo para mejorar la inteligencia, sino para tener capacidad de disuasión nuclear (ahora sólo Reino Unido -submarinos Trident-, y Francia -misiles aire suelo- tienen esa capacidad).

Mientras ese dilema se soluciona, la UE debe tener en cuenta un problema inmediato. Las reservas de guerra (la munición que hay en los polvorines) sólo dan para mantener una guerra como la de Ucrania un par de días. Para afrontar el compromiso de defender a Ucrania con ciertas garantías, esas reservas deberían ser de unos 30 días.

Todo lo que acabo de contar lo saben tanto Trump como Putin. Para el primero, la debilidad europea la permite establecer las reglas de juego, imponiendo una paz bochornosa en Ucrania a cambio de explotar sus riquezas naturales. Para Putin significa saber que si EEUU decide retirarse de suelo europeo, la UE no cuenta con capacidad suficiente como para frenar su expansionismo en el Este de Europa.

Podemos hacer como que la realidad no existe. Esperar que un cambio de humor de Trump o una epifanía de Putin nos solucione la ecuación. Pero sería engañarnos a nosotros mismos.