La Casa Blanca ha comunicado este miércoles que tres fabricantes de vehículos -General Motors, Ford y Stellantis- no tendrán que afrontar el pago de aranceles si importan coches a Estados Unidos durante el próximo mes. La decisión llega un día después de que entrasen en vigor gravámenes del 25% para todos los productos procedentes de ambos países, los mayores socios comerciales de Estados Unidos, que entrasen allí. A consecuencia, el martes la bolsa americana cayó con fuerza y haciendo desaparecer las ganancias que había registrado desde que Donald Trump ganó las elecciones, evidenciando que el mercado teme a estas medidas proteccionistas.

Aun así, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha especificado que sigue estando previsto que los aranceles recíprocos que afectarán a Europa entren en vigor el 2 de abril. "Pero tras la solicitud de las compañías bajo el USMCA -el tratado de libre comercio entre los tres países que Trump firmó en 2018-, el presidente les hace una excepción de un mes para que no estén en desventaja económica". El mes de margen se les concedería en el marco del acuerdo de libre comercio USMCA, que el propio Trump negoció durante su primer mandato y que está incumpliendo con estos aranceles.

¿Por qué un mes? Según la Casa Blanca, el presidente cree que es tiempo suficiente para que los fabricantes muden su producción a Estados Unidos. El mensaje es que deben "ponerse a ello, empezar a invertir, a moverse, mudar su producción aquí, a Estados Unidos de América, donde no tendrán que pagar aranceles", ha asegurado Leavitt ante las preguntas de la prensa. Los periodistas han repreguntado, escépticos, si realmente el presidente cree que un mes es tiempo suficiente para cambios así de sede y de fábricas, pero la portavoz ha evitado contestar a esas preguntas.

Lo que sí ha dado a conocer es que Trump se reunió este martes con los CEO y/o presidentes ejecutivos de General Motors, Stellantis y Ford, y que le pidieron que no impusiese los anunciados gravámenes porque barrería todos sus beneficios, al suponer un sobrecoste de miles de millones de dólares. Argumentaron que los coches que se construyen en esos países generan miles de puestos de trabajo en Estados Unidos, donde se fabrican piezas y se venden, y que habían establecido sus fábricas en México y Canadá en el marco del tratado de libre comercio USMCA, que les garantizaba que no tendrían que afrontar el pago de aranceles.

También explicaron, según fuentes presentes en la reunión que han filtrado la información a medios estadounidenses, que no se opondrán a aranceles que se establezcan a las importaciones procedentes de otros países de fuera de Norteamérica, aunque también les afectaría. El Gobierno estadounidense no ha especificado cómo afecta la medida a otros fabricantes de vehículos más allá de esas tres marcas, como BMW, que fabrica coches en México y los lleva a Estados Unidos.

En su discurso ante el Congreso de este martes, Trump insistió en que el objetivo de los aranceles es conseguir que México y Canadá detengan el flujo de migrantes sin papeles y de drogas que, en su opinión, ahora están permitiendo que pasen a Estados Unidos. Pero no está claro qué deben hacer ambos países para conseguir que el presidente levante los aranceles del 25% que desde este martes están en vigor.

El lunes, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, parecía dejar caer que los dos vecinos de EEUU habían trabajado lo suficiente para conseguir que no les cayese el castigo anunciado, y después del estallido de la guerra comercial de ayer, hoy ha vuelto a decir que podrían llegar a un acuerdo pronto que alivie el peso de la medida.

Los datos muestran que solo un porcentaje muy pequeño de todo el fentanilo que entra en EEUU lo hace a través de Canadá, al contrario de lo que asegura el presidente estadounidense. Tanto México como Canadá han anunciado que impondrán aranceles en respuesta a los de Estados Unidos, y Trump ha publicado en redes sociales que si lo hacen él subirá en la misma medida las tasas que se les aplican.