Era un secreto a voces, la antesala de una noticia que se daba por hecha desde hace meses. Después de casi doce años al frente de la dirección creativa de Loewe, el diseñador irlandés Jonathan W. Anderson abandona la firma de origen español propiedad del conglomerado del lujo LVMH. Lo ha confirmado el grupo la mañana de este lunes a través de un comunicado y el propio diseñador a través de su cuenta de Instagram, donde lleva varios días publicando lo que se parece mucho a un inventario visual de su paso por la marca.

"Hace once años se me brindó la oportunidad más increíble: escribir un capítulo de una historia que ya tiene 179 años. Desde mi primer día en Loewe encontré espíritus afines en el estudio de diseño y en el atelier, cuyos talentos eran, y siguen siendo, insuperables. Gracias por compartir vuestro arte", ha escrito Anderson en su cuenta de Instagram. El diseñador celebra en su texto a un equipo que le ha acompañado en el desarrollo de sus "ideas salvajemente ambiciosas". Y se detiene especialmente en la iniciativa del Loewe Craft Price, que simboliza el interés de Anderson, y de Loewe bajo su dirección, por el universo de la artesanía y que considera la pieza de resistencia de su legado. "Desde el primer día tuve la visión de crear una marca cultural. Esta idea dependía en gran medida de la confianza y generosidad de los numerosos artistas, artesanos, patrimonios, fundaciones, museos y galerías que contribuyeron con sus obras".

"Una visión moderna del lujo y la cultura"

Durante este periodo, "Loewe ha tenido un crecimiento excepcional y se ha impuesto como una pionera en la propuesta de una visión moderna del lujo y la cultura, a la vez que sigue fiel en su compromiso histórico hacia el artesanado", destacó LVMH en un comunicado. Desde que adquirió Loewe en 1996, el grupo capitaneado por Bernard Arnault trató sin éxito encontrar la fórmula de identidad y coherencia que necesitaba la firma para despegar. En 2008, la llegada del británico Stuart Vevers fue un revulsivo, pero cuando este fichó por Coach hubo que buscar un reemplazo y Anderson fue la elección.

Acertada, como se ha visto a largo plazo, con Loewe convertida en una de las marcas más deseadas del mundo y beneficios anuales superiores a los 2.000 millones de euros. Pero también arriesgada. Hace 12 años, Anderson era apenas un veinteañero, considerado, eso sí, el niño prodigio de la moda británica, un puesto en el que ya se habían quemado genios como Alexander McQueen, fallecido en 2010.

Pero al contrario que McQueen, Anderson (Magherafelt, Irlanda del Norte, 1984) tenía la cabeza sobre los hombros y una visión equilibrada de creatividad y negocio. Este graduado del London College of Fashion había creado su propia marca después de trabajar como visual merchandiser para Prada. Enseguida llamó la atención de los Arnault, siempre en busca de talento para su transatlántico del lujo. Primero le ayudaron con su firma y luego le ficharon para revolucionar Loewe.

Y tanto que lo ha hecho. Lo ha cambiado todo sin renunciar a las raíces de la firma, le ha dado coherencia y la ha hecho deseable, atrayendo a las estrellas y estableciendo alianzas con artistas como el cineasta Luca Guadagnino, que ha contado con el apoyo creativo de Anderson en películas como Challengers o Queer.

Juego de sillas

Aunque LVMH no ha desvelado cuál será el futuro de Anderson, hace tiempo que se da por hecho su fichaje por otra de las firmas de la casa, ni más ni menos que Dior, y ahora más que otras sillas importantes del universo de la moda se han ido ocupando en los últimos meses. La salida de su responsable de moda femenina, la italiana Maria Grazia Chiuri, se ha demorado más de lo esperado, pero ya parece hecha. En cuanto al futuro de Loewe, lo mejores posicionados para hacerse cargo de la firma son los fundadores de la firma norteamericana Proenza Schouler, Jack McCollough y Lazaro Hernández.

Los movimientos en LVMH no son lo únicos en el intenso mundo de la moda que gravita en torno a París. La pasada semana se anunció que el georgiano Demna Gvasalia, hasta ahora director creativo de Balenciaga, será el próximo responsable de las colecciones de Gucci, ambas parte del grupo francés Kering.

Además, Chanel nombró en diciembre como director creativo al joven diseñador franco-belga Matthieu Blazy, hasta entonces al frente de las colecciones de Bottega Veneta, donde le sustituyó la británica Louis Trotter.