El que fue pieza clave durante casi dos siglos para la estabilidad del sistema monetario internacional ha marcado un nuevo máximo histórico. La onza de oro alcanzó los 3.000 dólares el pasado viernes. El oro lleva acumulado una subida del 15% desde que comenzó el año y mantiene su senda alcista. En la mañana de este martes alcanzó los 3.030 dólares. De hecho, según prevé el banco suizo UBS, podría alcanzar los 3.200 dólares al cierre de 2025, debido a la volatilidad que están experimentando los mercados internacionales.

El oro se ha convertido en uno de los activos más fiables para preservar el patrimonio. Desde hace siglos se utiliza como valor refugio debido a sus características únicas: su aceptación universal, su liquidez, su valor intrínseco - que ha mantenido e incluso aumentado a lo largo del tiempo - y que, a diferencia de las monedas de papel, el oro no puede devaluarse porque los bancos centrales impriman más.

"De hecho, en periodos de inestabilidad económica, crisis financieras o presiones inflacionistas, históricamente, el oro incrementa su valor y supera a activos tradicionales como las acciones o los bonos. En tiempos de crisis, el oro tiende a rendir excepcionalmente bien. Cuando los mercados bursátiles caen, los inversores buscan refugio en activos que conserven su valor y que no están vinculados a políticas gubernamentales o ciclos económicos", explica para El Independiente Daniel Marburger, director de StoneX Bullion. Así sucedió en 2024. Según el World Gold Council, de media, el precio del oro se suele incrementar anualmente un 11%. Sin embargo, durante este año alcanzó un incremento del 27%.

Por su parte, en lo que llevamos de 2025, ha aumentado un 15%. El profesor en economía y director de programas MBA en EAE Business School, Juan Carlos Higueras, achaca este incremento a varios aspectos que dotan de incertidumbre el futuro de la economía: "desde la política arancelaria de Trump, que interrumpe el comercio mundial, hasta las tensiones geopolíticas, desde los conflictos actuales en Ucrania y Oriente Medio hasta la preocupación por Taiwán".

El profesor Higueras también señala como factor decisivo la fuerte demanda de los bancos centrales. En este sentido, "países como China, India y Turquía han seguido acumulando reservas de oro para diversificarse y alejarse del dólar estadounidense. En 2024, los bancos centrales compraron una cantidad récord de oro, y esta tendencia ha continuado en 2025", añade el director de StoneX Bullion. Además, incide en las expectativas de la política monetaria como otro factor decisivo que explica la subida histórica del oro: "Con la inflación aún por encima de los niveles objetivo y la ralentización del crecimiento económico, los inversores anticipan que la Reserva Federal podría recortar los tipos de interés a finales de este año. Unos tipos de interés más bajos reducen el coste de oportunidad de mantener oro, haciéndolo más atractivo", concluye.

En épocas de crisis sube, en períodos de bonanza se mantiene

Desde 1944 imperó el patrón oro-dólar, en donde quedaba fijada la equivalencia de 35 dólares a una onza de oro. Este valor era inalterable y sólo el dólar era convertible en oro. De esta forma, servía de referencia para el resto de divisas. Durante este periodo no sólo se mantuvo la estabilidad del mercado financiero, sino que las economías pudieron recuperarse de las dos guerras mundiales acaecidas. En 1971, el presidente norteamericano Nixon puso fin al sistema de Bretton Woods al declarar la inconvertibilidad del dólar en oro. Con el fin de este sistema, el oro pasó a ser un bien más que se podía comprar y vender en el mercado. Desde entonces, su revalorización ha mantenido una tendencia al alza. De hecho, desde 1971 se ha incrementado un 8.557% su precio en el mercado.

Hasta 2005, el oro mantuvo un precio medio de 340 dólares. Salvo en una ocasión. Con el estallido de la crisis del petróleo de 1979 el precio pasó de los 240 dólares en octubre de 1978 hasta los 540 dólares en diciembre de 1979. Tras el fin del conflicto, el oro volvió a mantenerse en el entorno de los 340 dólares. Este incremento representa una de las características típicas del metal precioso. En presencia de contextos de inestabilidad geopolítica o financiera su valor se eleva.

Si hasta 2005 el precio del oro mantuvo un comportamiento más o menos estable, esta tendencia ha cambiado radicalmente en las últimas dos décadas. En esta ocasión, el signo es de constante crecimiento. La cotización del oro se ha revalorizado un 592%, desde los 438 dólares que marcaba el 1 de enero de 2005 hasta los actuales 3030 dólares.

En esta línea, durante la Gran Recesión de 2008 el oro alcanzó su máximo de 1.000 dólares, aumentando su valor más de un 25% en este año. En 2011, el precio escaló hasta los 1.831 dólares por "la incertidumbre financiera, el rescate de países en Europa y por la crisis de deuda soberana", señala el profesor Higueras. Una vez que los efectos de la crisis se redujeron, el valor del metal precioso también lo hizo. En diciembre de 2015 volvió a descender hasta los 1.060 dólares. Así, la tendencia que muestra el oro es de crecimiento continuado pero con picos bruscos en los períodos de crisis.

De la misma manera ocurrió en julio de 2020. Durante la pandemia de Covid-19, el oro alcanzó la barrera de los 2.000 dólares. Una vez controlada la pandemia, el precio descendió hasta los 1.750 dólares en septiembre de 2021 para seguidamente, volver a repuntar hasta los 2.000 dólares en marzo de 2022, a tenor del contexto inflacionario y el comienzo de la invasión rusa de Ucrania.

Desde entonces, el valor del oro ha superado la barrera de los 3.000 dólares la onza. Algunos expertos advierten que las subidas bruscas del oro se corresponden con señales de períodos recesivos. Sin embargo, analizado en perspectiva, el nuevo máximo alcanzado se corresponde más bien a una tendencia alcista que lleva operando desde 2005. En esta misma línea, el profesor del EAE Business School achaca el repunte del oro "a la incertidumbre derivada de las medidas arancelarias y las tensiones geopolíticas" más que a una posible recesión.