Apenas una hora después de conocerse los detalles sobre la llamada de Donald Trump y Vladimir Putin, se escuchaban las sirenas en Kiev, la capital de Ucrania, que anunciaban nuevos bombardeos. Y han seguido ataques con drones en varias ciudades ucranianas. Es una señal de cómo aún falta mucho para esa paz de la que tanto le gusta hablar al presidente de Estados Unidos.

Tras más de dos horas de conversación, el líder ruso tan solo aceptó dar la orden de dejar de atacar infraestructuras energéticas, es decir, nada que ver con el alto el fuego incondicional que aceptó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. El Kremlin exigió que pare la ayuda militar a Kiev, por parte de EEUU y de los aliados europeos, para aceptar una tregua. Es decir, Putin quiere que Ucrania quede indefensa y sin garantías. Pero los aliados europeos no están dispuestos: lo dejaron claro en Berlín el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, así como el primer ministro británico, Keir Starmer.

En su interpretación de la conversación con Putin, el presidente de EEUU, Donald Trump, solo se fija en lo que sí ha logrado: un alto el fuego de 30 días relativo a los ataques a infraestructuras energéticas y la promesa de seguir conversando con el fin de llegar a esa paz, que tiene distintas caras para Trump, Putin o Zelenski. Trump busca la paz exprés, y está claro que poco le importa el futuro de Ucrania. Putin aspira a que Ucrania quede inerme para dar su golpe final y ponerla bajo su control. Y Zelenski trabaja por una paz justa.

Zelenski pide aclaraciones

Con gran prudencia, ya que sabe cómo las gasta Trump cuando se enfada con el más débil de esta ecuación, el presidente ucraniano ha dicho que su país respetará un alto el fuego relativo a infraestructuras energéticas, pero ha pedido conversar con el presidente de EEUU sobre la conversación con Putin. Razón no le falta. El comunicado de la Casa Blanca es mucho más sucinto que el texto difundido por el Kremlin, donde se vuelve a las demandas rusas como si fueran condición sine qua non para cualquier salida negociada. Esas condiciones pasan por la desmovilización de Ucrania, su renuncia a integrarse en la OTAN y el fin de la ayuda militar y de Inteligencia. Es como si Ucrania exigiera que Rusia dejara de ser aliada de Irán, China y Corea del Norte, como dice el historiador Timothy Snyder.

En una rueda de prensa en Finlandia, donde está de visita oficial, Zelenski ha insistido en que Putin busca debilitar a los ucranianos. "No está dispuesto a poner fin a la guerra. Sigue planteando condiciones adicionales". Zelenski ha reiterado que no es deseable negociar sin los ucranianos, "porque no se logrará el resultado deseado". Trump parece no tener en cuenta que ucranianos y europeos pueden rebelarse contra lo que decidan él y Putin. Ha dejado claro: "No somos ensalada ni compota para esta persona, a pesar de su apetito".

Cada día que pasa queda más claro que EEUU persigue otros objetivos en su negociación con Rusia. "Los dos líderes comparten la idea de que Irán nunca debe estar en posición de destruir Israel". ¿Por qué alude a Irán cuando están conversando de Ucrania? Porque es lo que realmente preocupa a Trump. Aspira a que Rusia no intervenga en caso de que Israel ataque Irán, a cambio de que EEUU mire a otro lado en Ucrania.

Y de paso Donald Trump exhibe sus artes como negociador con permiso de un Putin cada vez más encantado con esta nueva configuración del poder global. Lo dice claramente el filósofo Alexander Duguin, a quien se considera como ideólogo de cabecera de Putin, quien confirma la afinidad entre los dos líderes. "Trump es más conservador, está en favor de los valores tradicionales y defiende el patriotismo de la nación, y el nuevo orden global de las superpotencias. Putin y Trump coinciden en aceptar este modelo en lugar del globalismo liberal".

Apoyo a Kiev de Macron, Scholz y Starmer

De modo que los europeos cada vez son más conscientes de que el divorcio con EEUU es cuestión de tiempo, aunque mantengan las formas. En Berlín, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller saliente, Olaf Scholz, han reiterado que Ucrania podía contar con la continuación de la ayuda militar europea, en una declaración conjunta posterior a la llamada de Putin y Trump.

"Seguimos apoyando a Ucrania y al ejército ucraniano en su guerra de resistencia contra la agresión rusa", ha dicho Emmanuel Macron. Ha añadido que "las primeras etapas [de las negociaciones] se están poniendo en marcha, pero el objetivo debe seguir siendo el mismo: tener un alto el fuego sólido, medible y verificable". Ha recordado que "esto es inconcebible sin los ucranianos alrededor de la mes".

"Los dos estamos de acuerdo en que Ucrania puede contar con nosotros, que Ucrania puede contar con Europa y que no la defraudaremos", ha dicho Olaf Scholz. En un tuit en X, el canciller alemán afirmó que el alto el fuego por los ataques a infraestructuras energéticas puede ser "un primer paso hacia una paz justa y duradera para Ucrania", pero que "el siguiente paso debe ser un alto el fuego completo, lo antes posible".

Durante su intervención, Macron ha calificado de "buena noticia" para Europa la aprobación en el Bundestag del plan de inversión masiva en defensa e infraestructuras. Para Macron es "una votación histórica", fruto de un acuerdo de conservadores, socialdemócratas y verdes.

Y así es porque supone que Alemania, la gran defensora de la austeridad, se dispone a gastar y lo hace en defensa y seguridad. Como ha reiterado el futuro canciller, Friedrich Merz, lo hace porque es consciente de la amenaza rusa, que concierne a Alemania y a toda Europa, y porque también sabe que EEUU ya no está ahí para proteger.

Downing Street ha celebrado el "progreso que el presidente Trump ha hecho hacia un alto el fuego» en su llamada con Putin, pero dijo que las negociaciones deben conducir a una "paz justa y duradera para Ucrania", según un portavoz. "Seguiremos a su lado para evitar que Rusia pueda volver a realizar otra invasión ilegal".

Nueva era

Los europeos ya han dejado atrás una etapa y saben que, pase lo que pase, ha de invertir en seguridad y no confiar en que hará ese papel de protector EEUU. No pueden estar a expensas del líder que esté en la Casa Blanca. Igual que hace tres años constataron que no podían depender de la energía barata que viene de Moscú. Este miércoles se presenta el Libro Blanco de Defensa y el jueves en Londres se ven los ministros de Defensa de la "coalición de voluntarios". Quiera o no Putin, Europa sigue adelante con sus planes.

En Europa ya saben bien a qué juega Putin. Por esto Polonia y los Países Bálticos ha anunciado que se van a retirar del tratado de minas antipersonas. "Las amenazas militares sobre los Estados miembros de la OTAN limítrofes con Rusia y Bielorrusia han aumentado significativamente", afirma el comunicado conjunto. "Creemos que en el actual entorno de seguridad es primordial proporcionar a nuestras fuerzas de Defensa flexibilidad y libertad para utilizar nuevos sistemas de armas y soluciones para reforzar al flanco oriental de la Alianza".

Los tiempos están cambiando a gran velocidad. Y para los líderes europeos alguien como Putin, como dijo Kaja Kallas, Alta Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, no es de fiar.