Es el sueño de muchos y la pesadilla de otros. De quienes lo pagan ahora, en el primer caso, y de quienes lo producen y comercializan, en el segundo. Poder autoabastecerse de energía es hoy una realidad aun minoritaria en empresas, hogares y comunidades de vecinos. El autoconsumo sigue siendo una alternativa energética poco extendida que no termina de despegar en nuestro país pese a las condiciones apropiadas para la energía fotovoltaica de las que disfrutamos. Pero la situación tendrá que cambiar en los próximos cinco años si España quiere alcanzar los objetivos fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). En él se establece que la potencia de autoconsumo instalada en nuestro país en 2030 deberá ser de 19 GW. Aún estamos muy lejos. Hasta entonces habría más que duplicar los apenas 8 GW de potencia de autoconsumo que está instalada en la actualidad.

Y para ello, para que el impulso sea definitivo el reto está en las comunidades de vecinos. Por el momento, la instalación de sistemas solares en las azoteas de nuestros bloques de viviendas sigue siendo una excepción. De las 529.500 instalaciones de autoconsumo que según la CNMC existían en abril del año pasado, apenas el 1% correspondían a autoconsumos de carácter colectivo. La gran mayoría correspondían a viviendas unifamiliares.

La Alianza por el Autoconsumo eleva la presencia de sistemas de autoconsumo en bloques de viviendas a un entre 2 y 3% pero aún muy lejos de lo deseable. Y es ahí, en los bloques de pisos donde reside el 70% de la población española. Además de en las viviendas unifamiliares, también están más presentes en empresas y otro tipo de colectividades.

Hace cinco años el Observatorios de la Sostenibilidad publicó un informe en el que ya imaginó como sería la España de las azoteas de autoconsumo que podría beneficiar a 7,45 millones de vecinos. Llegó incluso a analizar cuánta sería la superficie disponible que existía entre el conjunto de inmuebles colectivos existentes. Lo cuantificó en 352.000 hectáreas, el 0,7% de la superficie del país. Si bien, apuntaba a que algo más de la mitad, en torno a 176.000 hectáreas, serían las más viables. Una superficie en azoteas y tejados que podría permitir la instalación de un millón de placas solares que cubrirían el equivalente a 17.673 campos de fútbol, señalaba el informe.

"Existen aún muchas barreras y trabas"

Un planteamiento de autoconsumo idílico que incluso incluía una estimación de la potencia energética que se podría instalar en el conjunto de los tejados de España: 10.400 MW capaces de generar cada año 15.500 GWh. El Observatorio de la Sostenibilidad estimó que ese macroproyecto requeriría una inversión de 14.500 millones, a razón de 14.000 euros por instalación, con una amortización prevista de 5,7 años.    

“Con la crisis energética se produjo un ‘boom’ de este tipo de instalaciones. También las subvenciones funcionaron. Pero ahora, la gente no lo ve claro y está esperando. Más aún en las comunidades de vecinos, que son procesos más largos y complejos”, asegura Raquel Paule, portavoz de la Alianza por el Autoconsumo. Esta organización que agrupa a cerca de 60 entidades sociales, empresariales, ecologistas y cooperativas de energía, presentó ayer una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para avanzar en la regulación del autoconsumo en España. Por el momento su propuesta de mejora recibió el respaldo del PSOE, Sumar, ERC, Bildu y Podemos.

“Aún existen muchas barreras y trabas”, señala Paule. “El principal problema es la conexión, que las compañías no las autorizan y no se ponen los medios. La normativa que hoy existe para el autoconsumo se ha quedado obsoleta”, señala. El incremento de instalaciones de autoconsumo en las viviendas unifamiliares no se ha visto secundado por los tejados de los bloques de viviendas, donde el retroceso y el freno es evidente, según esta Asociación. Para impulsarlo reclaman cambios que faciliten este desarrollo del autoconsumo en España.

Entre 2.000 y 3.000 euros por vecino

Entre las mejoras incorporadas en la PNL se incluye la creación de la figura del gestor de autoconsumo, aumentar el límite de la distancia que debe existir entre la generación de la energía y su consumo. También se considera necesario pasar de una política de subvención a otra más estable basada en las deducciones fiscales. Se solicita que se puedan donar los excedentes a consumidores vulnerables, para no perder el excedente de energía generado, así como que se pueda regular el almacenamiento de energía. El exceso de burocracia, recuerdan, complica el acceso rápido y eficiente a estos sistemas.

Paule reconoce que en muchos casos en las comunidades de vecinos puede ser complicado que se puedan poner de acuerdo un número suficiente de vecinos para autorizar una instalación de este tipo en las azoteas o en parte de la fachada. Sin embargo, asegura que es una opción muy interesante para una comunidad y que apenas supone un coste de entre 2.000 a 3.000 euros por vecino, en función de la potencia instalada y el tipo y situación del espacio y lugar donde se instale. Una inversión que asegura se puede rentabilizar en un periodo de entre 6 a 7 años. “En España tenemos unas condiciones muy apropiadas para este tipo de instalaciones fotovoltaicas, pero pese a ello estamos muy retrasados, es necesario darle un impulso”.