Representa a la asociación mayoritaria en la carrera diplomática y sus palabras, medidas pero contundentes, elaboran el diagnóstico que firman buena parte de sus miembros. Una radiografía al ministerio de Asuntos Exteriores en tiempos de José Manuel Albares, donde el miedo se mezcla con la impotencia o “el pudor y la vergüenza” de hacer públicas las tensiones internas entre funcionarios acostumbrados al sigilo.
“El término miedo es una buena descripción porque qué duda cabe de que hay, ha habido y se temen represalias y, por lo tanto, manifestar críticas o visibilizarse ante los medios de comunicación, es algo que la gran mayoría de los diplomáticos españoles prefiere no hacer porque pueden ser castigados por ello”, reconoce en conversación con El Independiente Alberto Virella, presidente de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE). “Es cierto -desliza- que hay entre los diplomáticos pudor y vergüenza de que se les aplique el término 'miedo', pero es bastante descriptivo”.
A su juicio, basta “inducir miedo y esa psicosis que amordaza y autocensura”. “Con eso es suficiente. No hace falta llegar a la dimensión del terror”, recalca. Elegido a finales del año pasado, Virella reivindica su derecho a expresar en público las demandas del gremio. “La ADE es un sindicato y no deja de ser lo normal que un sindicato actúe como tal a través de sus representantes, centrado en la dimensión profesional de las demandas de sus asociados y ejerciendo la libertad de expresión sindical, porque hay protección legal y hasta constitucional”.
Sostiene Virella que le avala, además, una participación “como nunca había habido antes” en la última asamblea general ordinaria, celebrada a finales de febrero. “El sentir es muy mayoritario”, subraya. Un sentimiento de preocupación y denuncia contra un ministro que ha impuesto una estructura jerárquica que paraliza el departamento; que desincentiva las propuestas; condena al ostracismo a quien considera que desafía su poder -por leve e infundado que resulte-; y ha firmado ceses fulminantes por publicar una tribuna de opinión o quedarse dormido durante uno de sus discursos.

"Hay un empeoramiento por la gestión del ministro"
“Es un ministerio que tiene graves problemas y carencias, resultado, en primer lugar, de la dejación acumulada de sucesivos gobiernos y ministros”, replica el presidente de ADE. “Algunos ministros han hecho más y otros no han podido hacer más a lo largo de décadas”, alega. Una deficiencia que -precisa- “se ve a nivel de normas o recursos económicos y personal”. “Estamos totalmente desatendidos. Los diplomáticos y el servicio exterior que incluye todas las categorías profesionales y todos los departamentos ministeriales en su proyección en el exterior sufren en gran medida los mismos problemas”, esboza.
Faltan instrucciones y trasladar la información de arriba abajo. También resulta muy preocupante el modo de trabajar al que están sometidos los expertos en cada tema
A esas carencias se unen las derivadas del carácter de un titular de Exteriores que suscita críticas, en su mayoría anónimas, por miedo a represalias. “Hay un empeoramiento también por la particular gestión del ministerio por parte del actual jefe del departamento, que viene a agravar una precariedad estructural y tradicional de varias décadas. El actual gestor también es responsable de afrontar los problemas acumulados en el tiempo, pero es que además su manera de gestionar el ministerio ha agravado la situación y los problemas”, replica Virella.
“Faltan instrucciones y trasladar la información de arriba abajo. También resulta muy preocupante el modo de trabajar al que están sometidos los expertos en cada tema, que son básicamente los subdirectores generales. Son quienes tienen ámbitos de competencia muy especializados y por tanto su función, su capacidad profesional y su dedicación están centradas en esos temas; son los que mejor los conocen porque firman sus notas y sus propuestas de análisis para que la superioridad decida”, explica.

“Perfil bajo y no dar la nota”
En la sede del ministerio, en la plaza del Marqués de Salamanca, reina la confusión y la falta de directrices claras y públicas. “Los subdirectores generales muy a menudo desconocen cuál es la orientación política y qué es lo que se les pide. Cuando se atreven a hacer algo que puede ser innovador, que es lo que se exigen estos tiempos -ser algo innovador, porque los parámetros y las reglas del juego han cambiado- esa actitud se desincentiva. La cultura de organización imperante es la de mantener un perfil bajo, no dar la nota. Es la mejor garantía para que no te pase nada. No tanto para recibir un reconocimiento o que te premien con un futuro puesto mejor, sino al menos para mantenerte como estás”, resume Virella.
El socialista también ha erradicado el trabajo en equipo. “No hay apenas trabajo en red. Se trabaja de una manera muy jerarquizada, muy vertical, pero peor que lo que ha sucedido en otras épocas, pues desde arriba no llegan instrucciones. Un diplomático tiene clarísimo su respeto a la jerarquía y al mando, es casi como castrense; así como la confidencialidad y la reserva; pero lo que se espera y lo que ha habido siempre es que desde arriba te digan claramente qué es lo que se quiere”, señala el presidente de ADE. “Por ejemplo, el ministro tras el Consejo de Ministros de hace dos semanas anunció una nueva estrategia de acción exterior 2025-2028, pero lo que salió en los medios fue un resumen ejecutivo de siete páginas. La inmensa mayoría de los funcionarios del ministerio de exteriores supo de la estrategia a través de los medios de comunicación. No me consta que nadie por debajo del nivel de director general del ministerio de Asuntos Exteriores haya conocido algo más que ese resumen ejecutivo”.
“La mayor parte de las reivindicaciones que hacemos relativas a recursos, condiciones de trabajo y falta de medidas de conciliación familiar son reivindicaciones comunes dentro de Exteriores para FEDECA/ADE, CSIF y Comisiones Obreras. Y si se lo preguntas, te lo dirán, porque hay hasta una carta firmada por las tres formaciones sindicales al ministro en julio del año pasado que recogía varias de ellas. Por cierto, el ministro sigue sin contestar a esa carta ni ha recibido a la actual Junta de Personal del Ministerio, lo cual es muy inusual y muy preocupante desde el punto de vista de los sindicatos, cuyo papel está reconocido por nuestra Constitución”, arguye.
El ministro no recibe
Una falta de atención a la situación interna y a las reclamaciones que se ha convertido en tradición. “En diciembre del año pasado, tras tomar posesión la nueva junta directiva de la ADE, enviamos una carta al ministro exponiendo la situación y pidiéndole que nos recibiera para presentarnos. Básicamente era una carta solicitando que nos recibiera. No nos ha recibido desde entonces ni a mí ni a la junta directiva de la de la asociación. Hemos escrito una carta más con la cuestión de los nombramientos de los embajadores. De esa última carta tampoco hemos obtenido respuesta ni se ha contestado a los planteamientos que le hemos hecho directamente”.
Es imposible situarse dentro de la cabeza de otra persona y saber por qué sucede esto. Lo que sí sabemos es que este tipo de gestión tiene consecuencias para el funcionamiento del ministerio
Los ceses abruptos de embajadores los últimos meses y el procedimiento de nombramiento de los nuevos han agitado las aguas ya procelosas del departamento. “Nos gustaría, como hacen la mayor parte de los servicios exteriores de los ministerios de otros países con los que deberíamos compararnos, que, salvo circunstancias excepcionales, se supiera antes de final de año no solamente quiénes en agosto del año siguiente van a ser embajadores, sino quienes van a ser destinados a otros puestos de categoría inferior”, apunta. “Sería un ejercicio de buena organización para, por ejemplo, dar tiempo a formarse en el idioma de aquellos destinos en los que la lengua de comunicación no sea inglés o francés”.
Virella evita precisar cuáles pueden ser las razones para esa controvertida política de ceses y nombramientos. “Es imposible situarse dentro de la cabeza de otra persona y saber por qué sucede esto. Lo que sí sabemos es que este tipo de gestión tiene consecuencias en varios aspectos para el funcionamiento del ministerio: en cómo podemos ejercer las funciones y obligaciones para las que estamos llamados, para lo que el Estado y la sociedad española esperan de nosotros. Incluso con la escasez de medios que tenemos, con buena organización se puede sacar partido de lo que disponemos”, responde.
La suya -apostilla- es una lucha “por defender los intereses del país y de la ciudadanía, de la sociedad española”. “No tenemos medios adecuados ni un funcionamiento que nos permita hacerlo con la calidad y la eficacia que desearíamos. Estamos preocupados. Se necesitan decisiones políticas al más alto nivel. Si puede ser a nivel de política de estado, pues excelente, amerita que así sea, y a continuación instrumentalizarlo a través de funcionarios y entidades que trabajan en el exterior en defensa de los intereses de los españoles y de España. Pero actualmente no estamos capacitados para eso. Estamos capacitados individualmente, pero institucionalmente estamos muy desactivados”.

“Estamos amordazados”
La situación ha generado en el cuerpo diplomático situaciones personales complicadas, con casos que han afectado a la salud mental de sus integrantes. “Los hay, pero somos muy respetuosos respecto a nuestros compañeros. Antes de mencionar algún caso concreto, nosotros hablamos con la persona y si no quieren, evidentemente, reserva absoluta”. Desde que Albares asumió el cargo desde 2021, los diplomáticos se han enfrentado a crecientes limitaciones. Se ha impedido a los embajadores hacer declaraciones a la prensa local o restringido la posibilidad de que el personal diplomático imparte clases. “Va en detrimento no de nuestra libertad, sino en detrimento del cumplimiento de funciones que son las normales, según el convenio de Viena de relaciones diplomáticas. Los demás embajadores lo hacen, pero nosotros no podemos hacerlo. Estamos jugando amordazados en perjuicio de la defensa de los intereses de España: 'vender' nuestros intereses comerciales, nuestras empresas, nuestra cultura, nuestras lenguas…”.
Desde la ADE no cuestionan que el ministro “quiera brillar”, pero advierten de la suerte de ninguneo al que ha sometido a los empleados del ministerio y a su propio aparato. “Hemos tenido muchos ministros y la pauta mayoritaria de los anteriores era que su gran preocupación era tener prestigio ante la sociedad española, en el seno del Consejo de Ministros y ante el presidente de Gobierno. Por tanto, brillar y tener gran impacto mediático es normal. No resulta nada inusual que un ministro quiera tener ese prestigio y ese liderazgo mediáticamente visible. Lo que no es normal es que en lugar de poner todo su aparato, toda su organización a su servicio, lo que parezca que se pretende es que la máquina esté gripada”.
Una carrera de trabas y falta de promoción profesional ante la que algunos han optado por buscar opciones fuera del ministerio. Una fuga de talento que, admite Virella, afecta a “muy buenos diplomáticos, muchos de los mejores”. “Sucede también que algunos ex embajadores se han buscado o les han ofrecido un puesto importante en el Servicio Europeo de Acción Exterior al nivel de embajador o enviado especial para alguna región o asunto y, como la propuesta no surgió de él, han sido bloqueados por el ministro”, denuncia.
Lo que no es normal es que en lugar de poner todo su aparato a su servicio, lo que parezca que se pretende es que la máquina esté gripada
“Deterioro acelerado”
La denuncia pública de la ADE, con el mar de fondo de las críticas anónimas de diplomáticos y embajadores, ha surtido algún efecto. “Diría que hay alguna reacción respecto a algunas de nuestras reivindicaciones. No se presenta como que la motivación de ese reajuste o reconducción sea la presión de la ADE. Nosotros interpretamos que en alguna medida sí que lo es. Pero de todas maneras es una reconducción de malas prácticas más bien recientes”, advierte Virella.
“El deterioro en la gestión del ministerio es acelerado. Hay situaciones que se han deteriorado en el año pasado y en alguna medida hemos logrado retrotraernos al 2024. En la última asamblea de la ADE con la anterior junta, en noviembre de 2024, por primera vez en los 35 años de existencia de esta asociación no se pudo celebrar en la sede del ministerio, en ninguna de sus salas, sino en Casa América”, rememora. “Insistimos mucho que la nueva junta tenía que celebrarla en la sede de Exteriores y en una sala adecuada para una asamblea. Hicimos ver que se reconoce el derecho de los trabajadores y miembros de los sindicatos de celebrar reuniones en su centro de trabajo y logramos que volviera a ser en la sede del ministerio, pero no en un espacio adecuado porque el ministro, en una decisión del año pasado, se reserva conceder o asignar los espacios de la planta baja de la sede de Marqués de Salamanca. Se nos envió a una sala de reuniones de una secretaría de Estado con una gran mesa ovalada en la que no se podía celebrar una asamblea. Hubo que desmontar esa gran mesa, instalar sillas y acomodar el espacio, cuando en la planta baja hay varios espacios debidamente acondicionados”.
Otro de los casos sucedió recientemente, cuando un subdirector general fue nombrado embajador. “Antes era lo habitual y ahora lo excepcional. Nos alegramos como asociación y como compañeros y nos viene a la cabeza esa carta que dirigimos al ministro diciendo que los subdirectores generales son, en principio, salvo que se demuestre lo contrario por su desempeño, candidatos idóneos a ser nombrados embajadores. Volver a proceder así sería un caso de cambio de actitud”, señala decidido a proseguir en la misión. “Hay algunos otros gestos, pero tampoco queremos ufanarnos de que estamos logrando muchas cosas. De lo que sí somos conscientes es de que esta estrategia que estamos llevando a cabo de exposición pública y ante las instituciones de los problemas que existen, es la única que después de muchas décadas parece estar dando algún resultado. Hay indicios de que al menos algo conseguimos, con lo cual vamos a continuar”.
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hace 2 horas
Este impresentable de ministro debe de acabar ante la justicia
Es un cobarde un traidor y un felón y debe acabar en la carcel
hace 4 horas
Los esfuerzos de esta Asociación para limitarse a temas “profesionales “ y “apolíticos “ cuando tenemos un gobierno con tintes autoritarios, deja claro que esa carrera no asume ni asumirá nunca su labor, como cuerpo de altos funcionarios del Estado, cuya prioridad debe ser defender nuestro modelo democrático.
Están a quien se va de embajador y por qué el Sr. Ministro no nos hace caso. No hay crítica alguna al desastre de política exterior que tenemos, solo a que no se les haga partícipes a ellos.
Desenfocados, equivocados, pero lamentablemente la oposición no les pide otra cosa.
De hecho van a contentarse con que a algunos peperos les den su merecida embajadita mientras esperan que la corrupción les devuelva al sillón que consideran les pertenece.
Y si tienen más audiencia en las asambleas, es simplemente porque Albares no deja de cesar gente…y les sustituye por jóvenes, de promociones PSOE, dispuestos a todo.