El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha mostrado este lunes "totalmente a favor" de empezar a enviar a presos estadounidenses, esto es, ciudadanos del país que hayan sido condenados por crímenes violentos, a las cárceles de El Salvador. "No tengo ningún problema con que sea un criminal de cosecha propia", ha dicho ante el presidente Nayib Bukele en el Despacho Oval, asegurando que su fiscal general está investigando si es legalmente posible.

"Hablo de gente violenta, de gente realmente mala", ha dicho. "¿Si son criminales? ¿Y si han golpeado a gente con bates de béisbol en la cabeza, que resultó que tenían 90 años? ¿Y si violan a mujeres de 87 años en Coney Island, Brooklyn. Sí, sí".

En el mismo encuentro, Bukele ha asegurado que no devolverá a Kilmar Abrego García, el ciudadano americano sin historial delictivo que fue arrestado y trasladado a la cárcel de máxima seguridad de El Salvador por error. La Administración Trump lleva días luchando contra órdenes judiciales que le exigen que traiga de vuelta al deportado ilegalmente, pero en el Despacho Oval ambos líderes han dejado claro que no va a suceder. Hasta ahora, el Gobierno estadounidense se escudaba en que el deportado estaba ya en otro país y EEUU no tiene jurisdicción en El Salvador, pero hoy de nuevo ambos líderes han hecho gala de su buena relación.

"Espero que no estés sugiriendo que deba hacer contrabando con un terrorista y enviarlo a Estados Unidos", ha respondido Bukele a la pregunta de una periodista sobre si planeaba devolver al ciudadano. "Por supuesto que no voy a hacerlo, no tengo poder para devolverlo a Estados Unidos", ha insistido mientras Trump sonreía a su lado. Previamente, el Gobierno había dicho que liberar al deportado era decisión de El Salvador, pese a que un tribunal había emitido una orden que impedía su salida del país.

El secretario de Estado, Marco Rubio, ha sugerido que la Administración Trump no tiene que obedecer a los tribunales que han pedido el regreso de Abrego García de El Salvador, porque "ningún tribunal de Estados Unidos tiene derecho a dirigir la política exterior de EEUU". "No entiendo cuál es la confusión. Este individuo es un ciudadano de El Salvador. Estaba ilegalmente en Estados Unidos y fue devuelto a su país".

Bukele ha bromeado con respecto a la polémica de los deportados a El Salvador que tuvo lugar hace alrededor de un mes. Entonces, el Gobierno de Trump envió un avión con cientos de venezolanos que no habían pasado por un juicio -y en muchos casos tampoco habían presentado cargos contra ellos- a la cárcel de máxima seguridad de El Salvador, y pese a que un juez trató de impedir el traslado emitiendo una orden judicial antes de que saliese el vuelo. El presidente de El Salvador ha quitado importancia a este suceso asegurando que ha hablado con uno de los presos y que disparó a un policía americano en la pierna y que había sido detenido varias veces en EEUU.

En el mismo encuentro en el Despacho Oval, Trump y Bukele han aplaudido las políticas del otro y han subrayado todos aquellos aspectos en los que ambos están de acuerdo, desde la necesidad de impedir que mujeres transexuales participen en competiciones deportivas femeninas -"es violencia", ha dicho el salvadoreño, mientras que el americano ironizaba sobre lo extraño que le resulta que haya quien se muestre a favor de los derechos de las mujeres y también de las personas trans-, a la de expulsar a los inmigrantes sin papeles.

Pero la verdadera razón de la visita a la Casa Blanca de Bukele era esta última. Estados Unidos dio a conocer en marzo que había pagado alrededor de seis millones de dólares para que El Salvador aceptarse a más de 200 deportados, según la Administración, pertenecientes a la banda venezolana Tren de Aragua. Trump necesita a Bukele para poder expulsar de EEUU a los cientos de personas que quiere deportar pero que sus países de origen no están dispuestos a acoger, como es el caso de Venezuela.

En esa línea, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, le ha dado las gracias a Bukele por su colaboración y ha deseado en público que ambos países puedan seguir trabajando juntos para que así EEUU pueda deshacerse de "lo peor de lo peor". El encuentro también ha servido, ha opinado Noem, para que todo aquel que esté residiendo en Estados Unidos sin permiso para hacerlo recuerde las "poderosas consecuencias" de cometer cualquier tipo de delito, y para que otros no entren al país.