La elección del Papa es sin duda uno de los acontecimientos más importantes de la religión. Después de la muerte del papa Francisco, a la edad de 88 años, el interés mundial se vuelve a centrar otra vez en El Vaticano. El procedimiento de la elección, si bien se encuentra envuelto por un aura de misterio, es al mismo tiempo muy claro, muy estricto y muy tradicional.

Requisitos para ser elegido Papa

De acuerdo con el derecho canónico, todo persona bautizada en la Iglesia Católica puede ser elegida Papa. Sin embargo, en la práctica, los requisitos son más exigentes. La persona elegido deberá ser varón, que tenga al menos 35 años, con una buena formación en Teología, el Derecho Canónico o la Sagrada Escritura. Aunque de forma teórica, cualquier católico podría serlo, en el cumplimiento de este cargo encontramos que desde hace siglos todos los Papas han sido cardenales u obispos.

Y puesto que el Papa es al mismo tiempo obispo de Roma, si el elegido no ha recibido aún la ordenación episcopal, debe ser ordenado obispo inmediatamente después de aceptar el cargo. La figura del pontífice exige, además de fe y vocación, una formación académica y una trayectoria eclesiástica ejemplar.

El papel del Colegio de Cardenales

Son exclusivamente los cardenales cuya edad no supere los 80 años los que tienen la oportunidad de participar en dicha asamblea, que es donde se elige al nuevo Papa. Este grupo de cardenales se denomina Colegio Cardenalicio y tiene un límite de hasta 120 electores. Aunque teóricamente cualquier católico podría ser elegido, en la práctica, el nuevo Papa había salido siempre de ese reducido grupo. Los cardenales electores habrán de valorar no sólo la preparación teológica del candidato, también su capacidad para guiar a más de mil millones de fieles de todo el mundo.

Cómo se elige al Papa

Luego de la muerte de un Papa, se hace oficial la "Sede Vacante", es así como se da inicio al proceso de elección. Los cardenales se reúnen en Roma, y celebran una misa solemne en la Basílica de San Pedro. Después se dirigen a la Capilla Sixtina, en donde se inician las sesiones del cónclave, encuentro a puerta cerrada cuyas fechas se determinan entre los 15 y 20 días posteriores a la muerte del Papa.

En el periodo de la celebración del cónclave, los cardenales que participan como electores se hospedan a la Domus Sanctae Marthae, lugar situado dentro de El Vaticano, encontrándose ellos recluidos y aislados de toda comunicación con el mundo exterior. Se bloquean al máximo las comunicaciones y se garantiza el secreto del proceso de elección a través de instrumentos como los inhibidores de frecuencias y sellado de las ventanas.

Votación y fumata blanca

Las votaciones se celebran en secreto y pueden llegar a abarcar hasta cuatro rondas al día. Para que un candidato consiga ser elegido como nuevo Papa necesariamente debe recibir 2/3 de los votos. Cuando después de 34 votaciones no existe consenso alguno, la votación se realiza solo entre los dos candidatos más votados de la última ronda. Tras cada votación se queman las papeletas de votación junto con productos químicos específicos que producían humo. El humo negro significaba que no se había elegido nuevo Papa y el humo blanco significa que se ha elegido a un nuevo pontífice.

La aceptación y el nuevo Papa

Una vez que un candidato reúne el número de votos necesario se le pregunta si acepta la elección. Si el candidato acepta también elige el nombre por el que será conocido durante su pontificado. Esta es una decisión personal e intransferible.

El anuncio oficial y la primera bendición

El anuncio de la elección se hace desde el balcón central de la Basílica de la ciudad de El Vaticano, cuando el cardenal protodiácono expresa las históricas palabras que pronunció el día en que se eligió al nuevo líder de la Iglesia Católica: "Habemus Papam", y de este modo presenta al nuevo sucesor de Pedro.

Pero minutos después, el Papa saliente se presenta ante miles de fieles que le están esperando para ofrecer su primera bendición del año, bendición que el nuevo Papa va a ofrecer "Urbi et Orbi", o sea a Roma y al mundo. Con ello se inicia una nueva etapa en la historia del Vaticano.