La cronología del papado se encuentra caracterizada por nombres italianos, franceses o alemanes. Sin embargo, España, el país europeo que ha dejado su impronta en la Santa Sede, ha dado, también, papas decisivos como imponentes. En la actualidad, y con la muerte de Francisco, ha recobrado el interés sobre el legado pontificio y, en concreto, cuántos papas ha dado España a la Iglesia: la respuesta directa es que fueron dos. Pero su historia está lejos de ser breve o simple. Fueron papas en tiempos agitados y con profundos retos y su nombre aún perduran en los anales de El Vaticano.

Papas españoles en la historia

Calixto III

Alfonso de Borja, que nació en 1378 en Xàtiva (Valencia), se convirtió, en 1455, en el papa Calixto III. Era el primer papa español y el número 209 de la historia de la Iglesia. Su trayectoria se inició en la Corona de Aragón en la que destacó tanto como jurista como diplomático y en la que tuvo un papel protagonista en la solución del Cisma de Occidente, el cual le permitió subir por la jerarquía eclesiástica.

Una vez en el pontificado, sus esfuerzos se canalizaron en organizar una cruzada contra los otomanos tras la caída de Constantinopla; aunque no logró reunir la suficiente cantidad de apoyos para llevarla a cabo, sí que quedó la huella de su tarea en la rehabilitación de Juana de Arco y en el fortalecimiento del papel político del papado.

Alejandro VI

Rodrigo de Borja fue el segundo y último de los papas españoles. Sobrinísimo de Calixto III, en el año 1492 fue elegido como Alejandro VI y su mandato se prolongó desde esa fecha hasta el año 1503. Su ascenso a tan alto cargo estuvo repleto de intrigas y sobornos, lo cual es un fiel reflejo de la corrupción que caracterizó su mandato.

Alejandro VI fue un experto en la estrategia que supo transformar a su familia en un verdadero clan de poder. Puso al frente a su hijo César para que dirigiera los ejércitos y utilizó a su hija Lucrecia para hacer alianzas políticas. Publicó la Bula Inter Caetera, la cual repartía América entre España y Portugal. Su muerte, enigmática, hace de símbolo del desenlace de una época llena de luces y sombras.

El legado de los papas españoles

Los papas de origen español gobernaron en la cúspide de la efervescencia del Renacimiento. Por medio de ellos, la Iglesia se convirtió en un importante agente geopolítico; Calixto III intentó salvar la cristiandad del islam mientras que Alejandro VI conformó el mapa político europeo, constituyéndose ambos como una muestra de las presiones sufridas por la Iglesia que se encontraba entre la fe y el poder.

¿Por qué no hay más papas españoles?

La dominación italiana en El Vaticano ha sido la nota predominante durante siglos; de los 266 papados más de 200 han sido para italianos. La política interna romana y las alianzas en el Colegio de Cardenales han servido como justificación a la escasa representación de los españoles.

Olvidados por la historia

Aunque se encuentran citados en los libros su herencia queda muy lejana del imaginario común. No tienen grandes monumentos ni establecen límites en la iconografía vaticana. A diferencia de otros papas los españoles parecen quedar desvinculados y apagados, quizás debido a la polémica de sus pontificados. Los dos papas españoles, a pesar de sus virtudes y defectos dejaron una huella ineludible y son la representación de una época donde España tuvo voz en los destinos de la Iglesia y es una historia que merece ser contada y recordada.