Acelerón. España alcanzará finalmente el gasto militar de un 2% del PIB en este 2025. Pasará, en palabras del presidente del Gobierno, del 1,4% con el que se cerró el año pasado al 2% comprometido con la OTAN, lo que supondrá un desembolso extra, a través del plan de seguridad y defensa aprobado este martes por el Consejo de Ministros y remitido mañana a la Unión Europea y a la Alianza, de 10.471,14 millones de euros más. Ese programa diseñado por el Ejecutivo, que "no tocará ni un céntimo de euro" del Estado del bienestar, se financiará con cargo al presupuesto nacional, reorientando partidas y recurriendo a otras que ya no tenían "sentido" porque nutrían medidas de salida de la pandemia, y sin echar mano por el momento de los instrumentos europeos. El plan, a parte del cual presentó objeciones Sumar, socio minoritario de la coalición, no necesitará de la aprobación del Congreso, ya que no supone ningún "esfuerzo" adicional vía aumento de impuestos o recorte del gasto.

Pedro Sánchez quiso comparecer este martes tras la reunión ordinaria de su Gabinete para ser él el que asumiese en primera persona la explicación detallada de ese mayor compromiso de España en gasto militar, a escasos dos meses además de la cumbre de la OTAN en La Haya. El objetivo, dijo, es por un lado, "garantizar la seguridad" de nuestro país, en un contexto geopolítico que ha cambiado por completo tras la vuelta de Donald Trump a Estados Unidos y el aumento de las amenazas híbridas, y por otro también "consolidar España como miembro central y fiable de la UE y de la OTAN". En un "mundo dominado por la incertidumbre", Europa debe proyectarse, justificó, como "la esperanza y la certeza".

Los 10.471,14 millones de euros más que el Gobierno destinará a seguridad y defensa se suman a los ya invertidos, hasta alcanzar el total de 33.123 millones, los cuales representan ese 2% del PIB comprometido con la OTAN. España pasa así del del 0,93% de gasto con que Mariano Rajoy dejó la Moncloa al 2% que se prevé ejecutar para este año.

Los 10.471 millones nuevos se suman a los ya invertidos por el Ministerio de Defensa, hasta un total de 33.123 millones, que representa el 2% del PIB

El plan presentado por Sánchez y acordado por el Consejo de Ministros, y que él mismo explicará al pleno del Congreso a primeros de mayo, comprende cinco pilares. El primero, el más voluminoso, el que concentrará el 35,45% del gasto —o sea, 3.712,49 millones del total de 10.471,14—, tendrá como objetivo aumentar el número de efectivos de las Fuerzas Armadas y mejorar sus condiciones laborales, su preparación y equipamiento para equipararlas con las de los países más avanzados de la UE. El presidente no detalló en cuánto crecerá la plantilla de militares, que ahora mismo, según la cifra adelantada a la Alianza en 2024, alcanza los 117.400 efectivos.

El segundo eje, al que se dedica el 31,16% (3.262,76 millones), irá para la elaboración, fabricación y adquisición de nuevas capacidades de telecomunicaciones y de seguridad. Cada año, recordó el jefe del Ejecutivo, España es objeto de 1.000 ciberataques a servicios esenciales, agresiones que "no aparecen en los medios" pero que "son reales" y que afectan a la "operatividad" de hospitales, de la red eléctrica, de las empresas. Con los 3.262 millones se pretende modernizar los sistemas de telecomunicaciones cifradas de las Fuerzas Armadas; nuevos satélites, antenas y radares, y también reforzar los instrumentos de ciberseguridad tanto de uso militar como de uso civil, capacidades de la nube en 5G, en inteligencia artificial y en computación cuántica. El propósito es pertrechar España de un potente "escudo digital", para que los derechos de los ciudadanos estén "protegidos frente a los hackers" extranjeros.

El pilar que concentrará más del 35% del gasto es el de aumento de los efectivos de las Fuerzas Armadas y su mejora de condiciones. Cerca del 19%, unos 2.000 millones, irán destinados a la compra de armamento

Tercer pilar, que se comerá un 18,75% de la nueva inversión (o sea, 1.962,98 millones): la fabricación y compra de nuevos equipos de defensa y de disuasión. Esta es la parte más delicada y a la que Sumar puso objeciones durante la reunión del Consejo. Sánchez alegó que se trata de ser más "eficaces y eficientes" y para aumentar la seguridad. "No para atacar a nadie", porque España es "un país pacifista". Se trata de que cuando un soldado español, por ejemplo, se sube a un blindado o una fragata se sienta "más seguro", con la "tecnología puntera" a su disposición y más confiado en poder cumplir con su misión.

El refuerzo de las capacidades duales de las Fuerzas Armadas vertebra el cuarto pilar del plan, que concentra el 16,73% del gasto (1.751,53 millones). El Gobierno quiere que el Ejército pueda profundizar en su ayuda a la gestión de emergencias y desastres naturales como incendios o inundaciones en un país muy castigado por la emergencia climática. Los recursos irán destinados a la ampliación de la flota de helicópteros de rescate, a nuevos vehículos lanzapuentes, aviones cisterna para la extinción de incendios, un nuevo buque hidrográfico, o la adaptación y modernización de las estructuras del Ministerio de Defensa para que puedan responder de manera "ágil" a situaciones de emergencia que afectan a la seguridad nacional. El presidente incidió en que se ha podido comprobar el "extraordinario" papel del Ejército y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en la atención de las consecuencias de la dana en Valencia.

La distribución por ejes de los 10.471,14 millones de euros aprobada este martes en Consejo de Ministros. | GOBIERNO DE ESPAÑA

El quinto y último eje lo constituye la mejora de las condiciones de seguridad de los casi 3.000 efectivos que integran las 16 misiones de paz que actualmente tiene España desplegadas en el exterior, bajo bandera de la UE, la ONU o la OTAN. 3.000 militares que "arriesgan su vida" para garantizar la estabilidad del Líbano, proteger los barcos del Índico de la piratería o combatir el terrorismo en Somalia y que merecen, adujo, una mayor protección. El gasto previsto es del 3,14% (328,74 millones).

El plan, explicó Sánchez, cuenta con una perspectiva de "360 grados" y está "a la altura del momento que vive el mundo y de las amenazas a las que se enfrenta el proyecto de la UE", y también está "a la altura de los intereses de España" y de los "valores del Gobierno progresista". Permitirá la creación de cerca de 100.000 empleos —unos 36.000 puestos de trabajo directos y 60.000 indirectos—, la mayoría de ellos con "niveles de cualificación y salarios superiores a la media" española. Y tirará de la economía: según los cálculos del Ejecutivo, este programa incrementará el PIB entre 0,4 y 0,7 puntos porcentuales, y engordará la inversión en I+D+i un 18%.

El presidente fue muy insistente a la hora de asegurar que este plan no tocará "ni un céntimo de euro" del gasto social, también como una forma de intentar aplacar las críticas por su izquierda que enseguida saltaron. Tampoco se acometerán subidas de impuestos ni supondrá un mayor déficit ni deuda, sostuvo. El grueso de la financiación prevista para este 2025 procederá de tres fuentes. La primera es la reorientación de algunas partidas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), como por ejemplo la destinada a la ciberseguridad, dotada con 1.300 millones de euros. La segunda vía son los ahorros generados por la "gestión rigurosa" y el "desempeño exitoso" de la política económica del Gobierno. Por ejemplo, solo en ahorro del pago de intereses de la deuda se consiguen 3.000 millones.

La última fuente de financiación es el margen que conceden ciertas partidas que se incluyeron en los Presupuestos Generales del Estado de 2023 —todavía vigentes y prorrogados— pero que "ya no se necesitan". El líder socialista puso como ejemplo los 1.700 millones que figuraban en las cuentas para compensar la caída de ingresos fiscales por el parón que supuso la pandemia y que hoy "no tienen ningún sentido ni lógica". Dinero que ahora se reasigna a este plan. Durante su comparecencia ante los medios, recordó en todo momento que el Gobierno ha ido aumentando ya de hecho el gasto en defensa en los últimos años (hasta un 1,4% del PIB en 2024), sin por ello dejar de invertir 120.000 millones en políticas sociales y 30.000 en transición ecológica.

Sánchez detalló que este programa de 10.471 millones se cargará al presupuesto nacional. A pulmón. Gracias a los remanentes de otras partidas, a la reorientación de otras del plan de recuperación y al viento de cola de la marcha de la economía. España, no obstante, queda a la espera de que la Comisión Europea ponga en marcha mecanismos de financiación adicionales. Bruselas anunció 150.000 millones en préstamos —la herramienta SAFE—, que aún debe concretar. La "voluntad" del Gobierno es participar en estos mecanismos comunitarios, y cuando tenga más detalles decidirá si participa en ellos, pero por lo pronto estos 10.471 millones salen del esfuerzo nacional.

El Ejecutivo estima que el 87% de esta inversión (en torno a 9.000 millones) se quedará en España e irá a parar a todas las comunidades autónomas. Buena parte de la inversión restante se destinará a empresas europeas, porque el objetivo es también "fortalecer la base industrial" de la Unión. Menos del 5%, prometió, se dedicará a material que "no se produce en Europa".

Sánchez comparecerá a primeros de mayo en el Congreso para presentar su plan. Para explicarlo. Pero no para que lo vote. Porque, siguió, de acuerdo con los artículos 97 y 134 de la Constitución y el capítulo IV de la Ley General Presupuestaria de 2003 —el que establece qué puede y qué no hacer el Gobierno a la hora de mover partidas presupuestarias—, el Ejecutivo no necesita que la Cámara le dé su visto bueno. "No implica un mayor esfuerzo presupuestario", y eso justifica que no requiera de su plácet.

El propio presidente reconoció que el programa de seguridad y defensa genera rechazo entre los socios de investidura. Sumar, admitió, planteó "observaciones" a la parte del plan referida a la adquisición de armamento y material —el tercer pilar, el que absorbe cadi el 19% del gasto y casi 2.000 millones—. Pero esa parte, la que se destina a la compra de armamento "en el sentido más tradicional del término", es solo la quinta parte del total, reseñó. Con lo que se queda, no obstante, es con que su socio de coalición sí apoya la mayoría del plan y el "europeísmo" es lo que amalgama su Ejecutivo, que forman dos partidos distintos y que mantienen sus diferencias.

Sánchez subrayó que no hay un "cambio de rumbo" en su política, porque desde que llegó a la Moncloa su Gobierno ha ido aumentando el gasto en defensa, pero asumió que si le hubieran preguntado hace años por sus "prioridades de inversión", su respuesta habría sido otra. "No elegimos el mundo en que vivimos", se concedió. Es decir, que el contexto ha cambiado y explica la mudanza de prioridades y el abordaje de las crisis. "No elegimos las crisis, pero sí elegimos cómo afrontar y responder a esas crisis", remachó.