Tras la muerte del papa Francisco a sus 88 años, han surgido múltiples preguntas alrededor de la ubicación donde será enterrado. Se hacen múltiples preguntas acerca de qué días son los asignados al velatorio y las misas. Uno de los asuntos más comentados relacionados con el santo padre en los últimos días ha sido la elección del lugar donde quiere ser enterrado. En este caso es la Basílica de Santa María la Mayor.

Contexto histórico y arquitectónico

Ubicada en lo alto del monte Esquilino en Roma, la Basílica de Santa María la Mayor destaca como la más antigua de las cuatro basílicas papales consagradas a la Virgen María. Esta histórica iglesia se fundó en el siglo V, después del Concilio de Éfeso en el año 431, donde se otorgó a María el título de Madre de Dios. De acuerdo a la creencia popular, el propio lugar durante su edificación fue señalado por la Virgen mediante un milagro en forma de nevada durante el verano. Este suceso se recuerda cada 5 de agosto.

Es un espectáculo a la cultura, la creatividad y la fe cristiana. Esto hace que tenga un impacto significativo en la ciudad de Roma. Ha actuado como un centro para el respeto hacia la Virgen María durante más de un milenio y medio.

Parte de la basílica donde será enterrado

El santo padre descansará en paz en la renombrada Basílica de Santa María la Mayor. Va a ser enterrado en un compartimento de la nave lateral, situada a medio camino entre la Capilla Paulina (hogar del famoso icono de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza. Esta elección ha sido especificada por el pontífice en su última voluntad. El papa pidió específicamente un entierro humilde, cubierto de tierra, sin ninguna decoración extravagante y con una simple inscripción: "Franciscus".

¿Por qué es el lugar elegido por el Papa Francisco?

El papa Francisco optó por la Basílica de Santa María la Mayor como su lugar de descanso final por encima de la habitual Basílica de San Pedro. Esta elección destaca por su inmensa reverencia a la Virgen María, sobre todo hacia la imagen de la Salus Populi Romani, vista como la guardiana del pueblo romano. El pontífice ha tenido vínculos significativos con esta basílica ya que la visitaba frecuentemente antes de ser nombrado Papa. Incluso, durante su papado, iba antes y después de cada viaje que hacía fuera del país para rendir sus respetos al icono mariano.

Además, esta decisión subraya su unión tanto personal como espiritual con la basílica, subrayando su importancia en su vida y en su misión.