En un discurso marcado por la dureza y la división entre las facciones palestinas, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, arremetió este miércoles contra Hamás y calificó a sus miembros de “hijos de puta”, exigiendo que liberen de inmediato a los rehenes que aún retienen en Gaza, depongan las armas y entreguen el control del enclave a su gobierno con sede en Ramala. Las declaraciones del octogenario líder palestino, realizadas en el marco de la 32.ª sesión del Consejo Central de la OLP, reflejan la creciente tensión y el colapso de cualquier apariencia de unidad entre facciones palestinas.

“Hijos de puta, entregad a los que tenéis y sacadnos de aquí. No le deis una excusa a Israel. No les deis una excusa”, declaó Abás visiblemente enfurecido, haciendo referencia directa al caso de Adi Alexander, rehén con ciudadanía estadounidense-israelí. “Cada día hay cientos de muertos. ¿Por qué? Porque no quieren entregar al rehén estadounidense”, añadió.

Las palabras de Abás han tenido un enorme eco tanto dentro como fuera del mundo árabe, no solo por el lenguaje explícito, sino porque suponen la acusación más frontal lanzada hasta ahora por el dirigente palestino contra Hamás desde el inicio de la guerra con Israel, hace más de un año y medio. “Soy yo quien paga el precio, no Israel. Lo paga nuestro pueblo. Y por su culpa”, insistió.

El origen de esta furia es el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel. En ese ataque, murieron unas 1.200 personas y 251 fueron tomadas como rehenes. Actualmente, 58 permanecen cautivos en Gaza, y se estima que al menos 34 han fallecido en cautiverio.

Más de 51.000 palestinos asesinados

Abás responsabiliza a Hamás de haber dado a Israel la justificación perfecta para desatar una ofensiva que ha causado un nivel de destrucción y muerte sin precedentes. Desde entonces, más de 51.300 palestinos han muerto en Gaza, según las autoridades del enclave. Los ataques israelíes continúan mientras Hamás insiste en que solo entregará a los rehenes si se pone fin a la guerra y se produce una retirada total de Israel del territorio.

La tensión entre ambas facciones no es nueva, pero se ha agravado considerablemente. El cisma entre Fatah, el partido de Abás, y Hamás se produjo en 2007, cuando los islamistas últimos tomaron el control de Gaza por la fuerza. Desde entonces, el liderazgo palestino ha permanecido fracturado, sin reconciliación real ni coordinación política efectiva. Hamás acusa con frecuencia a Abás de ser un colaborador de la ocupación israelí y de no defender al pueblo palestino, mientras que muchos ciudadanos ven a Abás como un líder débil, sin legitimidad democrática y desconectado de las bases.

Durante su intervención, el presidente de la Autoridad Palestina fue claro: “Hijos de puta, acaben con esta locura. Entreguen a los rehenes, entreguen las armas y devuélvannos Gaza. Dejen de darle a Israel más excusas para asesinarnos”.

Hamás contraataca

Por su parte, un alto funcionario de Hamás, Bassem Naim, respondió criticando el “lenguaje despectivo” de Abás, al que acusó de “culpar a su propio pueblo por los crímenes del enemigo”. En sus palabras, “Hamás representa a una parte importante del pueblo palestino” y no cederá ante “chantajes verbales”.

Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose. El bloqueo impuesto por Israel desde principios de marzo ha dejado a los 2,1 millones de habitantes del enclave sin acceso a las necesidades básicas. La ONU advirtió que el corte total de suministros ha provocado una grave crisis de malnutrición y una escasez crítica de medicamentos. Este miércoless un ataque aéreo israelí destruyó una escuela utilizada como refugio en el barrio de Tuffah, matando a al menos diez personas. “Nos despertamos con fuego por todos lados”, relató una mujer que sobrevivió al bombardeo. “¿Qué nos ha traído esta guerra? Solo más muerte, más sufrimiento”.