Vivir es una elección constante y muchas de nuestras decisiones pueden salir muy caras. O al menos unas más caras que otras o más costosas que hace un año. No es un juego de palabras, es una evidencia que se desprende de una de las estadísticas más populares y más extendidas dentro del acerbo económico de las familias, el IPC.
Uno de los ‘juegos’ que nos permite este índice es el de detectar qué elecciones de consumo vaciaron más nuestros bolsillos en 2018 respecto al pasado año o cuáles podríamos haber cambiado (si la necesidad nos lo permitiera) para haber ahorrado comparativamente siquiera unos euros.
Desde lo que comemos, hasta cómo calentamos la casa o lo que tomamos cuando salimos con los amigos…todos los precios evolucionan, pero unos más que otros, y eso hace, en definitiva, que nuestro año nos haya podido salir más caro por el mero hecho de habernos cuidado un poco más. O incluso que un día normal, aquel en el que hicimos lo de siempre y afrontamos algún gasto inesperado, fuera el más costoso en relación al que podría haber sido, en las mismas circunstancias, doce meses antes.
Empieza un día cualquiera
Por ejemplo, en un día tipo, alguien pudo levantarse y decidir prescindir del café y optar por un té, para empezar la jornada con más salud. Con los datos al mes de noviembre que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cuenta a pagar le habría subido en términos relativos un 0,6% este año, mientras que haber seguido con el café de la mañana antes de salir de casa el bolsillo lo habría agradecido, puesto que este producto se ha abaratado un 0,3% hasta ahora.
Lo mismo ocurre con el desayuno en sí. Mejor dejar las tostadas y darse a los cereales. En ese caso, de nuevo, lo aparentemente más sano, también sale más caro. Concretamente, mientras que el pan subió un 1,3%, los cereales de desayuno lo hicieron un 1,5%.
Y la leche ¿entera o desnatada? En este caso, la elección da un poco igual. En ambos casos se ha producido un descenso de los precios, aunque una décima mayor en el caso del producto desnatado, hasta el -0,2%.
A la hora de coger un medio de transporte, la elección también fue muy importante este año. Porque los combustibles han subido en gran medida, pero no tanto los precios del transporte público. En este caso, la opción más saludable, también es la más barata.
De entrada, el día más exigente para el bolsillo seguiría para aquellos que compraron un coche nuevo y diésel. Porque un vehículo nuevo costó en 2018 un 1,2% de media más, frente a los de segunda mano, que bajaron un 2,8%. Por otro lado, tanto la gasolina como el gasóleo subieron por encima de la media del IPC este año, especialmente el diésel, que lo hizo en un 9,2%, frente a la gasolina, que subió un 4,9%.
Ahora bien, mientras que viajar en metro solo salió un 1,8% más caro; en cambio, hacerlo en autobús solo supuso un coste un 0,5% superior, y en taxi u otros vehículos alquilados un 0,7% más. Así pues, tomarse la molestia de dejar el coche en casa no solo pudo ahorrar atascos, sino también, comparativamente dinero.
La comida, ¿cuanto peor mejor?
Desayunar peor, pero tomar una alternativa al coche, de momento, fue más rentable frente al año pasado. En el caso de la comida, de nuevo tomar mejores alimentos salió en muchos casos más caro comparativamente. Porque mientras que las pizzas son a día de hoy un 0,5% más baratas que hace un año, ir al restaurante costó un 1,7% más y la comida rápida y para llevar se encareció un 1,5%.
En cambio el arroz subió un 1,6% y las legumbres o las hortalizas frescas, un 3,2%. Y las carnes habituales no experimentaron subidas de precios superiores al 1,4%, mientras que tomar fruta fresca se convirtió de nuevo en todo un reto para el bolsillo, puesto que su precio creció un 10,8%.
¿Y las patatas? Las frescas subieron más de un 12% este año, las chips costaron un 0,7% menos.
Beber alcohol o refrescos
De nuevo, pareciera que, avanzando en el día tomar bebidas con alcohol saliera también más a cuenta. Una vez en la barra o en la propia casa, beber agua mineral costó un 2,8% más y un 2,5% extra en el caso de los zumos, mientras que los refrescos se encarecieron un 1,4%. Sin embargo, a excepción del vino (+9,9%), las bebidas espirituosas costaron un 2,1% más, mientras que la cerveza rubia subió tan solo un 0,5%.
Y siguiendo con el ocio, las diferencias en cuanto a la evolución de los precios también fueron de bulto en 2018. El año en que se redujo el IVA a las salas de cine, sus precios, los de los teatros o las salas de concierto cayeron un 3,3%, mientras que las entradas de museos, bibliotecas o zoológicos subieron un 1,5% el precio.
Para los que decidieron cambiar el ocio fuera por una buena lectura en casa, mejor libros de ficción o periódicos diarios, puesto que su coste aumentó alrededor de un 1,3%, frente a los libros de no ficción (3,3%) o las revistas (1,8%).
Lo que no podemos elegir
Hasta aquí aquello que pudimos elegir en 2018. Hasta ahora un día de buena alimentación, viajes en el coche nuevo y ocio reposado en casa con lectura de revistas o libros técnicos pudo haber sido el más caro proporcionalmente a lo que se habría pagado en 2017. Porque otros gastos prácticamente vinieron dados, como pueden ser los servicios de reparación, la ropa o los seguros.
Al respecto, fueron las mujeres las que más notaron una mayor presión en su bolsillo, frente a los hombres. Sus prendas de vestir subieron un 3,8%, mientras que el calzado subió un 1,9%. En el caso de los varones, estos incrementos fueron del 3% y el 1,9%, respectivamente.
En el caso de haber tenido que llamar a un servicio de reparación, los más afortunados fueron los que recurrieron al técnicos de calefacción (0,4%), no así aquellos que tuvieron que llamar a un carpintero (1,9%). Y si el problema fue que hubo que renovar electrodomésticos, las diferencias también fueron de bulto. En general fue un buen año para hacerse con alguno de ellos, pero mientras que las planchas se abarataron un 2,3% y los calentadores o acondicionadores de aire un 1,4%, las cocinas subieron un 0,4%.
Por último, a la hora de contratar un seguro, los relacionados con la salud se encarecieron un 1,5%, muy por encima de los del hogar (3,5%) y los del coche (1,7%).
Si después de todo el día, lo que se necesitaron fueron unas buenas vacaciones, la mejor elección a la hora de contratar un paquete de viajes fue el turismo nacional, por el que se pagó un 15,6% menos en los paquetes de viajes. En cambio, salir de España costó un 5,5% menos, un cierto ahorro en el que podría ser el día más caro de 2018.
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