Dios, Brasil y Bolsonaro. "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos". Es la guía del nuevo presidente de Brasil, Jair Mesías Bolsonaro.
Tan temido como amado por los brasileños, fueron sus admiradores los que se dejaron ver en la toma de posesión. Decenas de miles de personas han sido testigos de la toma de posesión de su 42º presidente, Jair Mesías Bolsonaro.
La llegada al poder del capitán retirado, ultraderechista y xenófobo, anticipa el inicio de una nueva era de cambios en la mayor potencia económica de Latinoamérica.
A las 15.10 en Brasilia, tres horas más en España, Jair Mesías Bolsonaro, de 63 años, ha jurado como presidente y ha prometido cumplir con la Constitución de Brasil. Le ha tomado juramento el presidente del Senado, Eunicio Oliveira. También asumió como vicepresidente el general retirado Hamilton Mourao.
"Primero agradezco a Dios por estar vivo", ha declarado Bolsonaro, tras jurar su cargo. Ha prometido "construir una sociedad sin discriminación ni división". También ha prometido respetar "todas las religiones y seguir la tradición judeocristiana".
Liberaré a Brasil de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica"
A su vez, ha asegurado: "Liberaré a Brasil de una vez por todas de la corrupción, de la criminalidad, de la irresponsabilidad económica y de la sumisión ideológica". Ha recordado que "todo ciudadano de bien tiene derecho a defenderse". Y ha concluido: "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos".
Poco antes, un emocionado Bolsonaro no ha podido evitar las lágrimas al desfilar en un Rolls Royce descapotable ante la multitud. A las 17 horas en Brasilia, 20h en España, el presidente saliente Michel Temer le ha impuesto la banda presidencial. La multitud ha aclamado a Bolsonaro con entusiasmo.
Ya como presidente, en el Palacio de Planalto, se comprometió a liberar el país "del socialismo, de lo políticamente correcto y del excesivo tamaño del Estado". "Si trabajamos juntos, el cambio será posible", ha declarado Bolsonaro en su discurso presidencial.
"Reconstruiremos juntos la nación. Ya hemos dado los primeros pasos. Hemos hecho la campaña más barata de la Historia", ha dicho.
"Los privilegios se van a acabar", ha remarcado. "Todo lo que hagamos a partir de ahora tiene la finalidad de defender los intereses de los brasileños en primer lugar".
Y ha aludido a sus contrincantes de izquierdas: "Durante mucho tiempo Brasil ha sido gobernado por intereses partidarios. Ese tiempo ha terminado". Volvió a reiterar su lema: "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos". Apenas ocho minutos de discurso.
Esta es nuestra bandera, verde y amarila, una bandera que jamás será roja", clama Bolsonaro tras su discurso presidencial
Coreado por el público, ha sentenciado: "Esta es nuestra bandera, verde y amarilla, que jamás será roja", en alusión al color del Partido de los Trabajadores (PT), que lideró Lula da Silva.
Su tercera esposa Michelle, de 38 años y madre de su única hija, Laura, se dirigió al pueblo brasileño utilizando el lenguaje de signos. "Agradezco especialmente a quienes se mostraron solidarios con mi esposo en los momentos más difíciles", ha dicho. Michelle, que conoció a su marido cuando era secretaria parlamentaria en 2007, ha sido intérprete de lenguaje de signos.
Muy expresiva en su intervención, hasta la mujer que leyó su discurso se emocionó al ver a la primera dama dirigirse con entusiasmo en un gesto excepcional. Los miles de asistentes les pidieron besarse y lo hicieron dos veces.
En el paseo previo en Rolls Royce descapotable, seis guardaespaldas a pie y ocho motoristas escoltaban a la pareja presidencial. Detrás de ellos otro miembro del servicio de seguridad en el coche. Junto a él, la primera dama, con un vestido que casi parecía de novia. La imagen tenía un aire kennedyano.
A pesar de que se consideraron los riesgos debido al atentado que sufrió en campaña, ha sido fiel a la tradición y no ha renunciado al paseo en vehículo descapotable.
"Mi partido es Brasil"
"Mi partido es Brasil" portan en su camiseta muchos de sus fieles, ilusionados con que su mandato suponga el fin de la corrupción. No se recordaba una multitud tan numerosa y tan entusiasta desde la toma de posesión en 2003 de Lula da Silva, ahora en la cárcel por corrupción. Los partidarios del Partido de los Trabajadores y de los partidos de izquierda temen, sin embargo, más represión y más violencia.
Bolsonaro, a quien hace una década nadie habría situado en el Palacio de Planalto por su excentricidad, racismo y homofobia, ganó las elecciones en segunda vuelta el 28 de octubre al candidato izquierdista Fernando Haddad. Cincuenta y ocho millones de brasileños le dieron su apoyo.
Antes de salir de la Granja de Torto, Bolsonaro ha agradecido a los brasileños el apoyo que le están brindando. "Agradezco a Dios por estar vivo y a los brasileños por su respaldo", señala el mandatario brasileño.
- Palavras antes da posse!
- Um forte abraço a todos! pic.twitter.com/N0j9LngMz1— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) January 1, 2019
Las medidas que ha anunciado de momento cuentan con el apoyo del 75% de la población. Entre otras, pretende facilitar que los brasileños sin antecedentes puedan poseer armas. En su gobierno, formado por 22 ministros, habrá siete militares o militares retirados.
Asimismo facilitará privatizaciones, guiadas por su superministro, Paulo Guedes, liberal a ultranza. "Más Brasil y menos Brasilia (Estado)", es uno de los lemas de Bolsonaro.
El 'amigo americano'
A la ceremonia, que ha empezado este primer día de 2019, con un cortejo hacia la Catedral Metropolitana de Brasilia, ha asistido el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo. Bolsonaro es un gran admirador del presidente de EEUU, Donald Trump. De hecho, es conocido en los medios como el Trump tropical.
El mandatario estadounidense ha felicitado a Bolsonaro en su cuenta de Twitter. "¡Estados Unidos está contigo!", ha escrito Trump.
Congratulations to President @JairBolsonaro who just made a great inauguration speech - the U.S.A. is with you!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 1, 2019
El acercamiento de Brasil a EEUU marcará una clara diferencia con los 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y los dos de transición con Michel Temer, quien le ha cedido la banda presidencial.
Otro de los dirigentes que han honrado a Bolsonaro es el israelí, Benjamin Netanyahu. Bolsonaro es evangélico converso y este lobby le ha apoyado claramente para llegar a Planalto. Como ya hizo Trump, Brasil trasladará su embajada en Israel a Jerusalén.
Los grandes ausentes fueron los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el venezolano, Nicolás Maduro, que no fueron invitados. Venezuela será uno de los países que más van a notar el giro de 180 grados en Brasil, que ahora será uno de los países más activos en denunciar la ilegitimidad de Maduro.
Tampoco ha asistido el presidente argentino, Mauricio Macri. La representación española está encabezada por la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Han asistido también el presidente chileno, Sebastián Piñera, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Las medidas de seguridad han sido excepcionales. Aún así Bolsonaro ha montado en un Rolls Royce descapotable, junto a su esposa Michelle, tras dejar la Catedral y dirigirse al Congreso. Bolsonaro ha sido diputado federal en diferentes partidos minoritarios desde hace casi dos décadas.
Uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro, de 34 años, será ahora diputado federal. Fue el más votado en las últimas elecciones con 1,8 millones de votos. Su primogénito, Flavio, es senador elector pero está inmerso en un escándalo financiero.
Miles de policías y soldados han vigilado el cortejo. Durante los actos ha estado prohibido el sobrevuelo de drones y tenían orden de disparar si veían alguno.
Bolsonaro, que no se separa de su chaleco antibalas, sufrió un atentado en plena campaña electoral. Un demente le atacó cuando la multitud le sostenía en volandas. Desde entonces sus comparecencias fueron a través de las redes sociales. Una de las claves de su éxito ha sido su gran dominio en Facebook, desde donde se dirigía casi a diario a sus fieles.
Por eso es su toma de posesión miles de brasileños han querido darle la bienvenida a lo grande. Muchos han esperado horas para ver pasar el cortejo presidencial. Es un día histórico para Brasil y Latinoamérica.
Muchos temen la deriva populista en el continente americano, apadrinada desde Estados Unidos. Otros esperan que sea el principio del fin de la corrupción. Uno de los retos de Bolsonaro será la reconciliación de un Brasil dividido.
En su discurso ha prometido luchar contra esta ruptura. Pero si sigue la estela de su maestro en EEUU, Donald Trump, utilizará esa división en su beneficio.
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