Cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se despidió de los periodistas tras la comparecencia de este jueves, en los parqués bursátiles europeos un dato parecía resumir a las claras el contenido de su mensaje: la banca de la Eurozona, que una hora antes mostraba ganancias en el entorno del 0,7% lideraba ahora los recortes, con caídas superiores al 1%.
Entre medias, el banquero italiano había anunciado lo que a nadie debería sorprender: la economía europea se frena. Y lo hace hasta el punto de que para los miembros del BCE el balance de riesgos vuelve a ser negativo, 21 meses después de que la recuperación económica permitiera dibujar un escenario en el que los peligros a la baja estaban equilibrados con las opciones de mejora.
Ahora, sin embargo, las incertidumbres se elevan: "La persistencia de incertidumbres, en particular relacionadas con cuestiones geopolíticas y la amenaza del proteccionismo están pesando en el sentimiento económico", señaló. El BCE recién acaba de reducir sus pronósticos de crecimiento y el nuevo escenario apunta a un nuevo recorte cuando los revise el próximo marzo.
Varios miembros del BCE hicieron mención en la reunión a las subastas de liquidez para la banca
Con este panorama, la pregunta resulta obvia: ¿qué puede hacer el BCE? Y aunque Draghi rehusó ofrecer una hoja de ruta definida -"hemos discutido por qué estamos aquí, no las implicaciones que tendrá en la política monetaria", afirmó- dejó claro que el banco central cuenta con un amplio arsenal para cumplir con su objetivo de mantener unas condiciones financieras adecuadas para llevar la inflación hasta sus niveles objetivos y con ello revitalizar la economía de la región.
Son muchos los que apuestan porque el próximo paso del BCE será recurrir a las subastas de liquidez para la banca (los denominados TLTRO), para reanimar el flujo del crédito en la región, y el mismo Draghi reconoció que varios miembros de la institución se habían referido a esta herramienta durante la reunión previa, habrá que esperar hasta marzo para conocer por qué medidas se decantan.
Lo que para el mercado parece fuera de toda duda es que el BCE no subirá los tipos de interés durante el próximo verano y ni siquiera parece que pueda hacerlo antes de que finalice el presente año. Draghi se irá en octubre con la tarea de la normalización pendiente y, probablemente, su sucesor tarde en encontrar el momento propicio para elevar el precio del dinero de la Eurozona.
No en vano, un antiguo miembro del banco central, el actual presidente de UBS, Axel Weber, afirmaba esta misma semana que el BCE probablemente ya ha perdido la oportunidad de elevar los tipos en el actual ciclo económico. Así parecen entenderlo los inversores, que llevaron este jueves las rentabilidades de la deuda de la región a nuevos mínimos en muchos meses: el bono español a 10 meses cayó por debajo del 1,3%, en mínimos desde julio, y el alemán se situó por debajo del 0,2%.
La caída de los bancos y de las tasas de la deuda evidencian que el mercado no espera una próxima subida de tipos
Pocos movimientos pueden mostrar de un modo más notorio la escasa expectativa del mercado de que el BCE pueda endurecer su política próximamente y Draghi llegó a señalar que "el mercado ha comprendido bien nuestra función" de adaptarse a las circunstancias del entorno económico.
Es cierto que el banquero italiano se siguió mostrando confiado en que los problemas actuales se irán corrigiendo: el Brexit no creará graves distorsiones, la crisis del sector de automoción será pasajera y la desaceleración de China no irá mucho más allá, se atrevió a pronosticar. Así, la probabilidad de recesión es considerada "baja" por parte de los miembros del banco central.
Pero en los últimos trimestres son muchas las ocasiones en que estas esperanzas se han visto defraudadas y han dado paso a una visión cada vez más pesimista. Por esa razón, el BCE sabe que su sostén de la economía regional es hoy en día esencial para evitar una brusca recaída y que tal vez en pocos meses tenga que volver a levantar un nuevo entramado de medidas de estímulo. Aunque eso suponga dar por frustrado de forma prematura el camino de la normalización monetaria.
"Con la reunión de hoy, el BCE se ha unido a la multitud de personas preocupadas. El retorno de los riesgos a la baja a la evaluación del crecimiento no señala, sin embargo, ningún cambio en las políticas, sino solo un ligero sesgo de alivio. O para decirlo de otra manera: el BCE tampoco sabe a dónde se dirige la economía de la Eurozona", observa Carsten Brzeski, economista jefe de ING en Alemania.
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