“Durante muchos años en Israel no se pudo hablar del Holocausto. Había un sentimiento de vergüenza. Los mismos supervivientes no sabían cómo expresar lo que vivieron. Simplemente repelían el argumento”. Oded Heilbronner es profesor de Estudios históricos y culturales en la Universidad Judía de Jerusalén y en el Shenkar Institute de Tel Aviv. En 2017, durante una investigación sobre el desarrollo de la Psiquiatría en Israel, se encontró con un viejo recorte de periódico de enero de 1960 sobre un debate de la Knesset, el parlamento judío. Se debatía sobre la llegada de Helmutt Haubold, un médico alemán para tratar a 50 niños con síndrome de Down en un hospital privado en el Mar Muerto.
“En aquel entonces todavía no se conocían las causas del síndrome de Down y había científicos que sostenía que la enfermedad se podía tratar. Toda la discusión de la Knesset versó sobre si el médico, que tenía una reputación modesta, era válido y si su método era eficaz. Me sorprendió que no se preguntara dónde había estado este doctor durante el Tercer Reich”, explica Heilbronner a El Independiente.
Durante muchos años en Israel no se pudo hablar del Holocausto, los mismos supervivientes evitaban el argumento
A finales de los años cincuenta Israel era un estado joven, que miraba al futuro y luchaba para sobrevivir. Desde su nacimiento en 1947 ya había combatido en contra de todos sus vecinos. No había tiempo para pensar en el pasado y el Holocausto no era una prioridad ni siquiera para los supervivientes.
El viaje de Haubold a Israel había sido organizado por un grupo de familias que habían llegado allí después de la Segunda Guerra Mundial. Muchas de ellas, procedentes de Europa central, tenían mucha confianza en el sistema médico alemán a pesar de haber sido víctimas de las persecuciones del nazismo.
“Me puse entonces a buscar sobre la verdadera identidad del doctor Haubold”, cuenta a El Independiente Heilbronner, “seguí la pista de los diarios, busqué en los archivos del Yad Vashem, pero nunca apareció la mínima duda sobre la identidad del médico”.ç
Experimentos de las SS
Emergió una realidad escalofriante. Haubold era un miembro de la Oficina principal de las SS. Especializado en endocrinología, en 1943 fue enviado al Centro de Investigación de Medicina y Biología del Castillo Sachsenburg en Sajonia.
“En una carta de 1942 presumía de haber conducido experimentos sobre prisioneros en el campo de concentración de Buchenwald durante una investigación para encontrar una vacuna contra el tifus. Entre sus colegas estaban el médico Erwing Schuler y Eugen Gildmeister”.
El viaje de Haubold fue organizado por familias que habían sufrido la persecución nazi
Sin embargo no hay documentos que prueben su efectiva participación en los experimentos. La implicación de Schuler y Gildmeister, por contra, está ampliamente documentada y ambos se suicidaron al final de la guerra. “Pero el mismo hecho de que tuviera conocimiento de los experimentos es la prueba de su implicación”, explica el profesor Heilbronner.
Después de la guerra, Haubold abrió una clínica en Lübek y fue director del Centro de Investigación de la Sociedad Alemana de Nutrición, especializándose en desarrollo infantil. Durante su viaje a Israel dio una conferencia en Tel Aviv.
El juicio a Eichmann
Todo cambió apena un año después. El 11 de abril de 1961 empezaba en Jerusalén el juicio a Adolf Eichmann, el responsable de la contabilidad y del transporte del campo de exterminio de Auschwitz, donde murieron un millón cien mil judíos. Meses antes había sido capturado por el Mossad en Argentina, donde vivía bajo la falsa identidad de Ricardo Klement.
Con el juicio a Eichmann el Holocausto se convirtió en el cimiento de Israel
El proceso a Eichmann se fundamentó en el testimonio de los supervivientes que relataron los horrores de los campos de exterminio. “Por primera vez se habló de las atrocidades del Holocausto en público, sin miedos y sin censuras. Ya no eran una memoria privada. Con el juicio a Eichmann, el Holocausto se convirtió en uno de los cimientos de la sociedad israelí”.
Hoy, a más de 70 años de distancia, la memoria del genocidio sigue marcando la vida social y política de Israel, tanto para la derecha como para la izquierda. “No es el pasado, es parte de nuestra vida”, dice Heilbronner. Eichmann fue condenado a muerte y la sentencia ejecutada el 31 de mayo de 1962. El doctor Heilbronner nunca volvió a Israel. Murió en 1968 en Munich.
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