La insólita falta de poder del PSOE andaluz tras cuarenta años gobernando la comunidad está abriendo las primeras grietas en torno a Susana Díaz. La escasez de puestos para repartir entre los dirigentes de su confianza ha generado ya fricciones de la secretaria general con su portavoz parlamentario, Mario Jiménez, por el reparto de los cargos en la Cámara andaluza.
Paralelamente, la decisión de Díaz de mantener al mismo equipo de asesores a su alrededor genera malestar entre cuadros medios y cargos institucionales provinciales y municipales, que reclaman una renovación en el partido para no cometer los mismos errores que causaron la derrota de la baronesa andaluza en las primarias socialistas primero y la pérdida del poder en Andalucía después. En las provincias y los ayuntamientos temen una campaña electoral para las municipales igual de floja que la desarrollada en las autonómicas del 2-D y empiezan a considerar a Susana Díaz y su discurso como un lastre de cara a los comicios.
Mientras tanto, la ex presidenta se ha estrenado en el cargo de líder de la oposición viajando a Madrid al tiempo que Juanma Moreno (PP) presentaba a su nuevo Gobierno en el Palacio de San Telmo. Durante esos días en Madrid, Susana Díaz se ha visto con destacados periodistas, directivos de medios de comunicación y empresarios a los que ha trasladado dos mensajes principales: la coalición de PP y Ciudadanos no durará mucho en Andalucía, sólo será un paréntesis entre gobiernos socialistas, ya que caerá por su propio peso tras la necesidad de nuevas coaliciones después de las elecciones municipales, autonómicas y generales. Según la dirigente andaluza, Pedro Sánchez también perderá el Gobierno, por lo que ella lo "sobrevivirá" y mantendrá nuevas opciones de futuro en el PSOE.
Hasta ahora, Díaz controlaba el Gobierno andaluz y Mario Jiménez -que fue su brazo ejecutor en la Gestora del PSOE- hacía lo propio en el Parlamento, donde dirigía el grupo parlamentario. Al perder los miles de puestos de la Junta de Andalucía, a la ex presidenta sólo le queda el grupo parlamentario y los senadores autonómicos para recolocar a sus afines, por lo que no ha dudado en retirar a personas de confianza de Jiménez y situar en la Cámara a sus leales.
Decisiones como nombrar senador autonómico a la mano derecha de Jiménez, José Muñoz, para relevarlo en el cargo de secretario general del grupo por el ex consejero de Agricultura Rodrigo Sánchez Haro, han elevado la tensión entre Díaz y el portavoz parlamentario. Sánchez Haro llegó al Gobierno andaluz tras su especial protagonismo en la defensa de Díaz y de su marido durante la comisión de investigación sobre el fraude de los cursos de formación. En ese órgano, Sánchez Haro no tuvo pudor a la hora de presionar al testigo protegido de la juez Mercedes Alaya en el caso, que había asegurado en su comparecencia que los cursos se convirtieron en el "negocio del siglo en la Junta" con la connivencia de los altos cargos políticos socialistas.
El ex consejero de Agricultura no es el único miembro del anterior Gobierno andaluz que encuentra acomodo en el Parlamento. El ex vicepresidente, Manuel Jiménez Barrios, y la ex consejera de Educación, Sonia Gaya, serán adjuntos al portavoz en la Cámara, donde mantiene escaño el secretario de Organización, Juan Cornejo. Por su parte, el ex consejero de Cultura y ex portavoz del Gobierno, Miguel Ángel Vázquez, ha sido designado senador autonómico junto a la diputada malagueña Marisa Bustinduy, que dejará su escaño para que entre en la Cámara el número 3 de la Ejecutiva socialista, Francisco Conejo.
El ex consejero de Economía, Antonio Ramírez de Arellano, ha sido nombrado delegado en la Ejecutiva socialista y el ex consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, se convierte en el nuevo hombre de confianza de Díaz como coordinador de la Secretaría General del PSOE, en sustitución de Máximo Díaz Cano, que ha dejado Andalucía para volver a su plaza de funcionario en Castilla-La Mancha cuando deje de cobrar la cesantía (el paro del Gobierno andaluz) que le corresponde.
Estas recolocaciones de sus personas de confianza en la anterior Ejecutiva y el anterior Gobierno lanzan un mensaje dentro del PSOE-A que está desanimando a cuadros medios y cargos institucionales. Todos ellos reclaman una renovación al frente del partido incompatible con el "repliegue" que supone que Díaz se mantenga rodeada de los mismos asesores que le llevaron a la derrota en las primarias frente a Pedro Sánchez y a la pérdida del Gobierno andaluz luego. "Lo que hace Susana es sostenella y no enmendalla. Está repartiendo la miseria entre los suyos y manteniendo la misma alineación. Sigue con el mismo equipo que nos ha llevado al desastre", lamentan destacadas voces en el PSOE-A.
Las fricciones internas por la pérdida del poder era el escenario que tenía previsto Ferraz cuando Pedro Sánchez decretó una tregua con el PSOE andaluz hasta las elecciones municipales de mayo. A pesar de que dirigentes del partido y destacados miembros de su Gobierno abogaban por una actuación inmediata en la federación, el secretario general ha optado por esperar al desgaste lógico de Susana Díaz por la pérdida del poder antes de intentar convencerla de la necesidad de acometer una renovación pactada en la dirección del PSOE-A.
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