Durante los próximos meses tendrá lugar en la provincia de A Coruña el mayor proyecto de desmantelamiento de centrales eólicas en España. Hace casi un año, en el marco de su apuesta por las energías renovables, la Xunta de Galicia declaró de “interés especial” la repotenciación de los parques de Zas y Corme, que culminará en 2020. Antes de ese año, Galicia tendrá 18 parques eólicos más. Según datos de la Asociación Empresarial Eólica, en España existen 1.090 parques repartidos por 803 municipios, que evitan la emisión de 28 millones de toneladas de CO2 al año.
El sector eólico europeo se transforma, obligado por varios motivos. El principal, la obsolescencia de sus tecnologías. La vida útil del equipamiento, que había sido estimado en 20 años, está tocando a su fin en muchos de ellos. La repotenciación consiste en sustituir los aerogeneradores de un parque por otros con tecnología más moderna y mayor potencia nominal. Así, se sigue produciendo la misma energía pero con un coste de mantenimiento menor.
Entre los dos parques se va a proceder a la desinstalación, desmontaje, acondicionamiento y venta de 141 aerogeneradores, 9 torres de medición y 43 centros de transformación. Los 17 aerogeneradores que seguirán en pie serán reemplazados por otros tantos más modernos que mantendrán la potencia actual. Se acordó reducir el parque de Zas de 80 a 10 molinos. Los nuevos generadores tendrán una altura de 93 metros (por 24 de los anteriores) y un diámetro de rotor de 114 metros (en lugar de 30). En Corme la reducción será de 61 a 7.
Surus Inversa, una empresa especializada en recuperar valor mediante logística inversa, ha sacado a subasta esta maquinaria a través de su portal Escrapalia.com. “El buen estado de los equipos de estos parques les permite tener una segunda vida y seguir dando el servicio para el que fueron fabricados”, explican desde la compañía, que explora ya los mercados internacionales donde los aerogeneradores y el resto de activos pueden tener mejor venta, con especial atención a Sudamérica. En algunos países emergentes se siguen utilizando tecnologías eólicas más antiguas. La empresa ya participó en el desmantelamiento del parque eólico de Malpica de Bergantiños, también en A Coruña, que requirió 20 millones de euros según cifras facilitadas por la compañía. En aquella ocasión se vendieron 69 unidades de aerogeneradores y 15 unidades de centros de transformación por un valor que triplicó el valor mínimo de adjudicación. Un 90% de los compradores fueron empresas internacionales.
Para este proceso, Surus Inversa aplica los principios de la economía circular: reduce de manera drástica los costes asociados a las devoluciones de los clientes, mediante operaciones específicas para optimizar retornos y recuperar el máximo valor; cierra el círculo liquidando excedentes, obsoletos y productos fin de vida mientras genera caja a sus clientes.
El ciclo de vida de los activos se extiende gracias a la reducción, la reutilización y el reciclaje. Para ello, se prioriza el reaprovechamiento de las máquinas y componentes enteros. En segundo lugar, los componentes se reutilizan como repuestos para máquinas similares. Y por último, se recicla aquellos componentes que, debido a su naturaleza material y su valoración económica, hacen posible su transformación para otros usos. Es el caso de la fibra de vidrio procedente de las palas de los aerogeneradores, que se incorpora al clinker, el principal ingrediente para fabricar cemento.
La experiencia de Malpica
En el mencionado parque de Malpica de Bergantiños, en plena Costa da Morte. Desde su construcción, en 1997, siempre estuvo a la vanguardia de la energía eólica nacional. Se sustituyeron 69 aerogeneradores por 7 más modernos, sin que la potencia original del parque se resintiera. Los equipos habían quedado obsoletos, pero seguían en buenas condiciones. Además, sus componentes y equipos desmontados se podían reaprovechar como repuestos.
Además de los aerogeneradores, también se desmantelaron y subastaron las torres de medición (de distinta altura que los nuevos aerogeneradores), así como 15 unidades de centros de transformación, que sirven para elevar la tensión de la energía eléctrica generada por los aerogeneradores.
Todos los activos se vendieron por un valor tres veces superior al valor mínimo de adjudicación. Solo en la primera subasta se recibieron más de 100 pujas de empresas procedentes de Panamá, México, Irlanda del Norte e Italia, entre otros. Una vez desmontados todos los aerogeneradores, se procedió a la demolición y triturado de las cimentaciones, para poder reutilizar el hormigón generado. Los huecos donde se ubicaban las cimentaciones se rellenaron con tierra vegetal procedente de la zona y, finalmente, se procedió a una hidrosiembra con una mezcla de gramíneas y leguminosas en las proporciones indicadas en el plan de restauración del proyecto.
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