Las señales de preocupación se amontonan para el turismo español. El que ha sido uno de los principales motores de la economía española en los últimos años pierde fuerza a marchas forzadas y las principales compañías del sector sufren las consecuencias sobre el parqué.
Meliá ha encajado este lunes un sonoro revés, con una merma del 5,75%. Detrás de este castigo, que ha hecho de la hotelera la peor compañía del Ibex durante la sesión, se encuentra un informe de la firma estadounidense Bank of America Merrill Lynch en el que recomienda infraponderar las acciones de Meliá, ante sus débiles perspectivas a futuro.
Pero si este informe ha tenido un impacto tan oneroso para la cotización de la hotelera ha sido porque añade aún más argumentos a los recelos que los inversores vienen cultivando desde hace meses en torno a su negocio. No en vano, ya el jueves Meliá también recibió un golpe superior al 6% -en tres sesiones ha perdido un 10,5%, liquidando todas sus alzas de 2019- y se ha dejado más de un 35% de su valor desde mayo de 2018.
La compañía se ha dejado ya más de un 35% de su valor en bolsa en solo nueve meses
Tras una aciaga segunda mitad de 2018, Meliá había aprovechado el buen arranque de año de los mercados financieros para restañar en parte las heridas acumuladas. La percepción de que los riesgos sobre la economía global no eran tan serios como se venía asumiendo favoreció a una compañía cuyo negocio es extremadamente dependiente del ciclo económico.
Sin embargo, las mismas dudas que la acosaban hace solo unos meses han vuelto a arreciar en los últimos días. Las advertencias lanzadas durante la semana pasada por los grupos turísticos TUI y Thomas Cook han vuelto a subrayar la debilidad de la actividad turística en España, con especial incidencia en mercados de enorme trascendencia como Canarias.
Un invierno menos frío de lo habitual en el norte y centro de Europa, que desincentiva los viajes a las zonas más cálidas del Continente, y el resurgir de destinos del Mediterráneo más oriental, como Turquía o Egipto, que tras años de dificultades a causa del terrorismo islamista se presentan con precios más competitivos, se han sumado a la desaceleración económica para dibujar un escenario poco propicio para el grupo hotelero que dirige Gabriel Escarrer. Las incertidumbres derivadas del Brexit y el impacto del desafío secesionista sobre el negocio en Cataluña no han sido menos nocivos.
"A pesar de que la valoración de Meliá parece atractiva, la perspectiva sigue siendo incierta, con poca visibilidad debido al Brexit (el Reino Unido es el principal mercado de clientes de Meliá, representando el 14% de los clientes del grupo), la recuperación de destinos alternativos que amenazan el negocio del Mediterráneo y la agitación en Cataluña", observan los analistas de Meliá, que mantienen una recomendación neutral sobre el valor a pesar de que, tras las caídas de este lunes, el precio objetivo que le otorgan se sitúa hasta un 20% superior a la cotización actual.
El Brexit, que afectará a su principal mercado de clientes, es otra sombra en las perspectivas del grupo
Sin embargo, entre los expertos son muchos los que consideran que el castigo recibido por las acciones de Meliá resulta excesivo y sólo se justificaría en un contexto de fuerte deterioro de la economía que no se vislumbra actualmente. Esta es, por ejemplo, la visión de Iván San Félix, analista de Renta 4, que confía en una recuperación de la hotelera a medio plazo si no se suman noticias negativas.
Está previsto que Meliá haga públicos el próximo 27 de febrero sus resultados del último trimestre de 2018. Tal vez en ellos ofrezca los argumentos necesarios para su remontada bursátil, aunque San Félix cree que, a la hora de buscar catalizadores para la cotización de la hotelera, ninguno mejor que las bajas valoraciones a las que cotiza actualmente.
El analista de Renta 4 señala que en los últimos meses varios fondos de inversión han aprovechado las caídas del grupo para tomar posiciones y cree que un movimiento similar podría repetirse ahora, tras el brusco varapalo de los últimos días. No en vano, desde Cobas, la gestora que capitanea el prestigioso inversor español Francisco Paramés señalaban su apuesta por Meliá observando que "sólo el valor de sus inmuebles equivale a más de 15 euros por acción, a lo que habría que sumar el valor de su negocio de gestión hotelero".
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