La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha abierto este martes el debate de totalidad de los Presupuestos de 2019 con un discurso enfocado desde la derrota y la previsión de elecciones anticipadas. Tras dar por hecho que las cuentas anuales no prosperarán, ha alternado el ataque a los partidos independentistas PDeCAT y ERC y a la derecha, a los que ha unido en un mismo bloque de oposición, así como la defensa del Gobierno de Pedro Sánchez como quien se prepara para una nueva contienda electoral.
En lo que se refiere a los separatistas, ha dicho que, aunque todo apunta a que los Presupuestos no superarán el trámite de vetos por su oposición, el Gobierno "no va a ceder a ningún chantaje o admitir bajo ningún circunstancia que el derecho de autodeterminación esté en ningún orden del día".
"Ni podemos ni queremos", ha dicho, para añadir que tampoco aceptará nada que se sitúe fuera del marco constitucional o atente a la separación de poderes. Unas palabras que muestran un endurecimiento del discurso y una defensa frontal ante los manifestantes que el pasado domingo clamaron por el fin de la legislatura y un refuerzo de la unidad nacional.
La derecha, a la misma altura
Sin embargo, Montero no solo ha lanzado su discurso hacia los independentistas, también contra los partidos de la derecha. En concreto, ha dicho que "los independentistas votarán en contra de unos presupuestos sociales buenos para Cataluña y la derecha contra unos presupuestos sociales buenos para España". "Votan juntos para rechazar la recuperación de los derechos perdidos en la crisis", ha recalcado.
Alineados en un mismo bando (como si se tratara de una estrategia electoral), la ministra de Hacienda ha insistido en sus críticas a los partidos PP y Ciudadanos, a los que ha acusado de protagonizar una "intolerable escalada de crispación, en forma absolutamente irresponsable", que incluso ha comparado con la que sufrió en el la Transición el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez. Pero también les ha afeado que traten de "imitar" y "dejarse atrás" por Vox.
El Gobierno ante un muro
Así se ha defendido ante el Pleno de la cámara baja frente a las seis enmiendas a la totalidad presentadas por los grupos --PP, Ciudadanos, ERC, PDeCAT, Coalición Canaria y Foro Asturias, que suman 185 votos, por encima de la mayoría absoluta--. También UPN ha anunciado su apoyo a la devolución del proyecto presupuestario e incluso Bildu no lo descarta, lo que podría elevar la cifra a 189 votos.
En cambio, el Ejecutivo socialista tiene comprometido el respaldo de Unidos Podemos, PNV, Compromís y Nueva Canarias, además de los 84 escaños del PSOE, que suman un total de 161 votos. Así es que para salvar su proyecto, los socialistas necesitan que los independentistas catalanes rectifiquen, retiren sus enmiendas de totalidad y voten también en contra de tumbar el proyecto. Algo que ya el Gobierno parece dar por perdido.
El peor momento para el debate
Con esta enérgica crítica a la oposición, y también tras agradecer las aportaciones de Unidos Podemos al Presupuesto, Montero ha lamentado el contexto en el que se debatirán las cuentas. Sin negar la capacidad e independencia de la justicia para organizar los plazos de juicios como el del procés, ha lamentado que este haya coincidido en el tiempo. "Me hubiera gustado que no fuera así, porque ha polarizado las posiciones", ha dicho.
En cualquier caso, Montero ha desplegado una nueva defensa de unos Presupuestos eminentemente sociales y ha lanzado una última invitación a no aprobar los vetos y abrir un proceso de tramitación parlamentaria de las cuentas, al tiempo que ha querido desmentir la imagen de un Gobierno que se ha arrodillado ante los independentistas.
"Aparquen la calculadora electoral, dejen de sobreactuar, no vivan en el conflicto y vuelvan a la mesura", ha pedido a PP y Ciudadanos. Y, por su fuera necesario, al menos en el terreno económico, Montero ha garantizado que las cuentas no incluyen "ninguna letra pequeña para agradar a los independentistas".
Un debate sin precedentes desde 1995
Esta tarde es el turno de las réplicas antes de la votación de las enmiendas, que tendrá lugar mañana, 13 de febrero.
El hecho de que todas las quinielas den como perdedor al Gobierno hace que se trate de un debate presupuestario sin precendentes desde 1995, cuando el Gobierno de Felipe González vio devueltos sus Presupuestos al perder el respaldo de los nacionalistas de CiU.
En aquella ocasión, la retirada del apoyo de la formación de Jordi Pujol, ahora PDeCAT, provocó el adelanto de las elecciones generales a marzo de 1996, cita supuso la derrota electoral del PSOE y que dio paso a ocho años de presidencia del PP de José María Aznar, informa Europa Press.
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