La letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, Montserrat del Toro, ha testificado este miércoles en el juicio del ‘procés’ relatando la situación de “preocupación” primero, y “miedo” después, que sintió el 20 de septiembre de 2017 por su integridad física cuando tuvo que practicar los registros judiciales en la Consejería de Economía y Hacienda de la Generalitat.
Llegó a las ocho de la mañana al edificio y tuvo que salir pasadas las doce de la noche por el tejado de la Consejería. La comitiva judicial comió pasadas las 16.30 horas de la tarde porque una Mosso d’Esquadra se “apiadó” de ellos y les llevó unos bocadillos. Era imposible salir a la calle sin riesgos. La situación fue tan extrema que tuvo que pedir ayuda al juez para abandonar al final del día el edificio del Govern, ha relatado.
Fue el ex titular del juzgado, el magistrado Juan Antonio Ramírez Sunyer (ya fallecido), quien tuvo que dar un ultimátum al ex majyor de los Mossos Josep Lluís Trapero para que auxiliara a la comitiva judicial. Del Toro ha contado cómo llamó al magistrado sobre las 22.45 horas de aquel 20-S: "Recuerdo que sólo le dije: 'Me tienes que sacar de aquí. No podemos salir por la puerta principal y no hay opción. No hay salida'. Me dijo no te preocupes, voy a hacer lo que pueda".
Entonces, el instructor llamó a Trapero para exigirle que, "en media hora", facilitara la salida de la secretaria judicial del edificio de Economía y Hacienda. "Le advirtieron de que debía poner todos los medios de que disponía para que, a la mayor brevedad y en un plazo de media hora que no pudo ser cumplido, del modo que fuera se me permitiera la salida". Finalmente pudo salir por el tejado del edificio que comunicaba con la azotea de un teatro contiguo.
"No saldrán" y "no pasarán"
En un exhaustivo interrogatorio formulado por el fiscal Javier Zaragoza, donde ha pedido al tribunal que las televisiones no capten su rostro, la secretaria judicial reconoció que sintió miedo cuando pasadas las 21.30 horas subió por primera vez a la azotea del edificio y vio la multitud de personas allí congregadas. "Tuve miedo cuando vi lo que había fuera", sostuvo con tono rotundo y sereno.
Durante todo el día percibió gritos en catalán que decían "votaremos”, “no saldrán” y “no pasarán”. Gritos propios de un "tumulto". "Antes de las siete de la tarde, creo, se oía la megafonía, una voz femenina que identifiqué como la de Carme Forcadell. En ningún momento me asomé ni al balcón ni a ventana alguna por recomendación de la policía. Los agentes, que sí se asomaron, me confirmaron que era ella. Era de noche, volvimos a oír el “votarem” (votaremos) y “ni un pas enrere” (ni un paso atrás)", ha subrayado la testigo.
Le dije al juez me tienes que sacar de aquí. No podemos salir por la puerta principal y no hay opción. No hay salida"
Asimismo, la letrada de la Administración de Justicia describió el papel que desarrolló el ex líder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez aquella jornada. Sin tener cargo público alguno, era el interlocutor con el teniente de la Guardia Civil, al que ofreció, por ejemplo, unas condiciones "inasumibles para que entraran los detenidos" en la Consejería.
"Las condiciones eran: formar un pasillo humano por civiles a través del cual podían acceder al edificio los detenidos que debían presenciar los registros de sus despachos libremente, sin esposas. El teniente dijo que no eran condiciones asumibles", ha declarado. "Los detenidos no podían acceder a la consejería porque no se permitía la conducción", apostilló.
"Escupieron a la Guardia Civil"
Montserrat del Toro también describió ante el tribunal que preside el magistrado Manuel Marchena cómo los Mossos se negaron a adoptar medidas de seguridad en las inmediaciones de la Consejería. "Sobre las nueve, cuando todavía estábamos esperando en la planta baja, (antes de comenzar con los registros) veo que se estaban concentrando muchas personas. Se lo comenté a la Guardia Civil porque vi un incidente muy desagradable. Una persona joven se acercó cerca del guardia civil que estaba custodiando la puerta de acceso, le puso una bandera cerca de la cara y le grita algo y a mí me dio la sensación de que le escupe", ha narrado.
Ante esa petición, un agente la Guardia Civil se puso en contacto con la intendente de los Mossos d'Esquadra Teresa Laplana, procesada por la Audiencia Nacional. "Era un registro judicial. Nadie en ningún momento intentó ponerse en contacto conmigo. Todas las comunicaciones se hicieron a través del teniente de la Guardia Civil, que era el responsable de la policía judicial y de la investigación", lamenta la testigo.
La secretaria explicó que vio cómo el agente del Instituto Armado hablaba con Laplana. "No oí la conversación. Sólo pude ver que se acercó a ella y estuvieron hablando de un modo serio y pausado. Y vi que, al cabo de unos minutos, el teniente se gira, me mira y me hace 'no' con la cabeza". El teniente le trasladó después que "había pedido que se adoptaran medidas de seguridad para formar un cerco alrededor de la puerta y que la señora Laplana había dicho que era innecesario y consideraba que no se tenía por qué producir ningún altercado de orden público".
La testigo ha desvelado que pidió un helicóptero para abandonar la consejería, pero las antenas del edificio impedían la maniobra
Asimismo, a preguntas del fiscal Zaragoza, la letrada explicó que cuando entró la noche y la comitiva quiso abandonar el edificio de la Consejería pidió un helicóptero para abandonar el edificio pero el hecho de que la azotea estuviera llena de antenas hacía imposible esta opción. Entonces, los Mossos d’Esquadra les dieron tres opciones. La primera consistía en salir por la puerta principal custodiada por dos mossos para atravesar la multitud y a partir de ahí buscar a una boca de metro "para regresar como pudiera". Esta posible solución era "inadmisible". "Después de lo que había visto esperándome al otro lado, que había visto y fotografiado, no era una opción segura, no lo acepté", ha agregado.
La segunda opción era salir por la puerta y atravesar la "avalancha de gente" por un pasillo habilitado por civiles “sin saber hasta dónde podía llegar ni si lo haría con custodia policial”. Rechazó esta oferta porque no le garantizaba "ningún tipo de seguridad".
Documentación de los registros
También descartó la tercera vía consistente en un pasillo formado por agentes de la Brigada Móvil (Brimo) de los Mossos y que sólo podría ser transitado por ella. "Pero -ha dicho- no podían asegurar la integridad ni seguridad ni custodia de todos los efectos" intervenidos. La testigo explicó que tenía que velar por la documentación de los registros. En concreto, por el acta que reflejaba las 17 horas de una actuación judicial clave para desenmascarar al procés.
En las entradas y registros autorizadas aquel día por Ramírez Sunyer, la Guardia Civil se incautó -entre otra documentación- de la agenda de Josep María Jové, mano derecha de Oriol Junqueras, que incluía el documento 'Enfocats', donde se trazaba la hoja de ruta del Govern para alcanzar la independencia de Cataluña de forma unilateral.
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