La posibilidad de alcanzar un acuerdo de gobierno entre PP, Ciudadanos y Vox en el Congreso tras las elecciones del 28 de abril siguiendo el modelo del pacto en Andalucía no podrá incluir ninguna componenda con el PNV. Así lo aseguran fuentes de la dirección del partido y así lo establecen los estatutos de Vox, que señalan como línea roja cualquier entendimiento con fuerzas nacionalistas en el caso de que hiciera falta, por ejemplo, su apoyo o abstención en un votación de investidura.
"Vox no realizará pactos de gobierno con partidos nacionalistas con el objetivo de alcanzar cuotas de poder en el ámbito regional, provincial, autonómico, nacional ni europeo", decretan sus estatutos, que condicionan las relaciones con partidos o entidades a que "estén de acuerdo con el manifiesto fundacional" de la organización.
El veto de Vox al PNV resulta significativo después de que Ciudadanos haya moderado su rechazo al Concierto Económico Navarro que alejaba de forma irremediable a los nacionalistas vascos de cualquier relación con el partido de Albert Rivera. Ese desencuentro impedía el apoyo de los nacionalistas a un acuerdo de Gobierno entre el PP y Ciudadanos en el Congreso como el que llevó a Mariano Rajoy a la Moncloa en octubre de 2016.
Después de los duros ataques de Ciudadanos al concierto económico vasco -"el cuponazo", todo un privilegio y un agravio territorial según Rivera- las tensiones entre su partido y el PNV llegaron a tal punto que los nacionalistas rompieron con el PP y Ciudadanos para apoyar la moción de censura de Pedro Sánchez. Después de que los independentistas catalanes hayan hecho naufragar ese bloque de PSOE, Unidos Podemos, nacionalistas y secesionistas, el PNV mira con atención el inédito entendimiento que han alcanzado en Navarra el PP, Ciudadanos y Unión del Pueblo Navarro de cara a las elecciones.
El acuerdo se sustenta en una defensa del “marco constitucional” en el que se incluye al convenio económico navarro, sobre el que la coalición promete ofrecer la máxima transparencia. El pacto también incluye el respaldo de UPN a una hipotética candidatura de Rivera a la presidencia del Gobierno y a negociar entre las formaciones firmantes cualquier otra opción en el Congreso de los Diputados.
El acercamiento de Cs a los nacionalistas coincide con los mensajes que la semana pasada lanzó Pablo Casado al PNV. En una visita primero a Pamplona y despues a Vitoria, el líder del PP subrayó las diferencias entre los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos y destacó el "compromiso" de su partido con el sistema económico del Concierto, por ser un instrumento "bueno para el País Vasco" y blindado por la Constitución.
La estrategia de recuperar el apoyo del PNV al bloque de derechas quedaría dinamitada si en la ecuación resulta necesario también el concurso de Vox. Así lo establece su manifiesto fundacional, que asegura que "un sistema político que pone al Gobierno a merced de fuerzas cuyo propósito explícito es liquidar la unidad nacional no es viable y debe ser reformado". "Partidos de ámbito nacional que prefieren aliarse con los que trabajan para destruir la nación en vez de cerrar filas para preservarla no merecen la confianza de los ciudadanos y deben ser sustituidos por nuevas opciones que estén dispuestas a poner las libertades y derechos de los españoles por encima de su interés parcial y egoísta", asegura el documento.
"El Estado de las Autonomías no ha cumplido los fines para los que fue concebido y su coste ha alcanzado proporciones alarmantes. La descentralización política, que se ha llevado a extremos dudosamente compatibles con la Constitución, lejos de apaciguar la cuestión nacionalista en Cataluña y en el País Vasco, ha agudizado las tensiones centrífugas y ha puesto a España al borde de la desintegración. Nuestro Estado autonómico es políticamente inmanejable y financieramente insostenible", afirma el manifiesto.
Por su parte, el PNV ha mostrado su desconfianza ante el acercamiento de Cs y el PP a sus postulados. "Ciudadanos, que han mantenido un discurso de arrumbar el Convenio y el Concierto Económico, ahora se une para conseguir posibilidades de obtener un escaño. Estamos viendo cosas extrañísimas", ha asegurado el portavoz parlamentario, Aitor Esteban.
También presidente del PNV, Andoni Ortuzar, se ha mostrado crítico con esa maniobra del centro-derecha. En un acto ayer en Vizcaya, el líder jetzale ha defendido que su partido es "la mejor opción" para defender a Euskadi en Madrid, para que "no haya involuciones" y "parar a la derechona".
Ortuzar se ha referido a la visita del líder del PP Pablo Casado a Vitoria en la que mostró su apoyo al Concierto Económico, mientras hace unas semanas aprobó junto a Ciudadanos en el Senado una moción "para que no se transfirieran a Euskadi las competencias pendientes del Estatuto". Tras preguntarse si hay que fiarse de lo que Casado dice en un mitin o de lo aprobado en el Senado, ha considerado que "lo verdaderamente censurable es el doble lenguaje del PP", que en Madrid es "centralista y antivasco" porque "da votos", y en Vitoria es "foralista y estatutista para intentar robar votos incautos entre nosotros".
También ha criticado a Ciudadanos, a los que se ha referido como "políticos vencejos", porque "también quieren cazar mosquitos en Euskadi, aunque sea a costa de hacer las acrobacias y piruetas más circenses de la historia" con su acuerdo con UPN y defendiendo la foralidad.
Además ha señalado que también están en esa petición de voto útil los partidos que desde Madrid dicen que hay que votarles para que no llegue "la derechona" con un Podemos "no muy de fiar", y un PSOE que "no le va a la zaga" porque "tras la moción de censura gracias a vascos y catalanes aparecen muy partidarios del diálogo, pero hace pocos meses fueron entusiastas defensores de aplicar el 155".
Desde la moción de censura, el PNV es cortejado por el PSOE que contempla dos escenarios de Gobierno después de las elecciones del 28 de abril. Su opción favorita sería alcanzar un acuerdo con Ciudadanos que no se limitaría a la Moncloa, sino que se extendería por comunidades y ayuntamientos tras los comicios del 26 de mayo. Esa coalición podría necesitar, al menos, la abstención del PNV. En segundo lugar, el PSOE contempla la posibilidad de reeditar el acuerdo con Unidos Podemos y los nacionalistas vascos con la abstención en la investidura de los independentistas catalanes.
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