El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha atribuido los "problemas" que arrastraba la entidad en el momento de su llegada al "extraordinario crash" que sufrió la economía en los dos meses previos, contexto que hizo que las cuentas reformuladas de 2011 arrojaran unas pérdidas que "sólo" suponían el 1% de los activos.
"Me van a permitir que nos metamos en el túnel del tiempo", ha indicado Goirigolzarri a la sección cuarta de la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, la misma que durante tres horas ha escuchado su testimonio como testigo en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia.
Según su relato, prueba de que las previsiones económicas era favorables en 2011 es que el Banco Central Europeo (BCE) aprobó dos subidas de los tipos de interés ese año; sin embargo, "en el último trimestre la economía europea, y sobre todo la española, tienen un crash", recoge Efe.
Un deterioro "importante" con foco en el "mundo inmobiliario" que acabó por estallar entre "el 28 de febrero y el 31 de mayo" de 2012, cuando la cotización de la banca "cayó un 40 %" y el propio IBEX 35, "un 30 %".
"Honestamente, creo que hay un cambio extraordinario del mercado económico", ha señalado Goirigolzarri, que ha aseverado que las cuentas reformuladas, de las que afloraron pérdidas por importe de 3.000 millones de euros, coincidían con las formuladas por el equipo de su predecesor Rodrigo Rato "hasta en el margen bruto".
No obstante, ha querido matizar el impacto de esta medida sobre el total de los activos de la entidad, que se limitó "al 1 %", y que si el grupo registró estas pérdidas a diferencia del resto de bancos españoles fue por éstos habían cerrado sus cuentas "con informe limpio en febrero", antes de comenzar a resentirse.
En cualquier caso, Goirigolzarri ha dejado claro que se trató de "hechos sobrevenidos" a los que nunca antes, en sus "cuarenta años de carrera profesional" había tenido que enfrentarse.
"Si me llegan a decir el 7 de mayo que en noviembre íbamos a tener un plan de reestructuración desde Europa que nos obligó a hacer un ERE, a cerrar 1.000 oficinas...me habría sorprendido, no me lo hubiera podido esperar", ha aseverado.
A preguntas de las partes, el banquero ha admitido que el socio auditor de Deloitte Francisco Celma le comunicó que no disponía de "información relevante" para poder emitir su informe sobre los estados contables de 2011, por lo que enseguida procedieron a darle traslado de tales documentos, entre ellos las propias cuentas que "estaban encima de los pupitres".
Asimismo, ha insistido en que el polémico "plan Rato" oficialmente "no existe, puede que hubiera un borrador en el que Rato estuviera trabajando, pero jamás hablé con De Guindos (entonces, ministro de Economía) de ese tema".
En este sentido, Goirigolzarri ha subrayado que "el famoso plan de 19.000 millones de euros de Goiri" tampoco llegó a ver la luz ya que lo que acabó imponiéndose fue el Memorando entre el Gobierno y Bruselas para la reestructuración del sistema financiero español.
También ha defendido su independencia y ha rechazado que haya sufrido presiones en su gestión, además de asegurar que "nunca tuvo ninguna injerencia por parte de ninguno de los titulares del Ministerio de Economía", intromisión que "no hubiera admitido".
En cuanto a la composición del consejo de administración, ha explicado que "no fueron cesados, algo que yo no podía hacer, sino que dimitieron"; lo que ocurrió fue que "una vez aprobadas las cuentas había que abordar el gobierno corporativo", y en su opinión "en esa nueva etapa me parecía que teníamos que cambiar el consejo y el equipo".
Respecto a la salida del director general, Ildefonso Sánchez Barcoj, y del director de auditoría, Miguel Ángel Soria, ha señalado que su opinión personal es que "tenían conflictos de intereses, en el sentido de haber vivido una historia con la cual en la nueva etapa yo no quería tener influencias del pasado".
Personas que habían ocupado puestos de gran responsabilidad y que "no eran como para seguir confiando en ellos, por decirlo finamente".
Los problemas a la hora de pronunciar el apellido del testigo han sido la anécdota de una sesión que ha terminado con el anuncio de la citación de Luis De Guindos para el próximo martes, jornada en la que el exministro y actual vicepresidente del BCE comparecerá por videoconferencia desde Fráncfort.
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